El ex presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, ha dado este miércoles un toque de atención a aquellos catalanohablantes que cuando se dirigen a un desconocido en la calle o a un inmigrante utilicen sistemáticamente el castellano.

En un editorial en el boletín electrónico de su fundación privada, Pujol ha advertido de que el catalán se defiende con leyes y normativas, en la escuela, en los medios de comunicación, pero también, y “sobre todo, en la calle”.

Según Pujol, “aquí hay un déficit importante por parte de muchos catalanohablantes. Que se manifiesta de mil maneras”, por ejemplo al “dirigirse directamente en castellano a un desconocido, o bien pasar al castellano si el interlocutor habla en catalán pero con un punto de acento castellano o cualquier otra lengua, o si es negro o de facciones suramericanas o árabes, aunque hable catalán”.

Pujol ha ilustrado su queja con un par de anécdotas personales: en una de ellas, abroncó a un camarero que antes le había criticado a él por haber sido un presidente poco catalanista pero que luego respondió en castellano cuando un negro le pidió un cortado en catalán.

El ex presidente, que ha tenido “parejas lingüísticas” de diversas partes del mundo para ofrecerles practicar el catalán, ha explicado también que una de estas parejas, un argentino, se sentía desanimado porque sus compañeros de trabajo, todos ellos catalanohablantes, le hablaban siempre en castellano por pura inercia.

“Esto repetido mil veces desde la calle a las oficinas de las administraciones o a las tiendas, o restaurantes, es lo que falla por parte de muchos catalanohablantes. Y esto pone en peligro el catalán”, ha alertado.

Según Pujol, “la lengua se defiende hablándola. De una manera considerada y educada, pero siempre que se pueda, que es casi siempre. O en todo caso mucho más a menudo de lo que se suele hacer”.