Aborta por una “malformación grave” de su bebé, que al final estaba sano
El Defensor del Paciente ha pedido a la Fiscalía que investigue una posible negligencia médica ocurrida en Málaga en el caso de una mujer que abortó aproximadamente a los seis meses de gestación tras informarle de que el feto sufría “una malformación fetal grave” y, después, supo, mediante una carta, que el bebé estaba “completamente sano o no tenía tanta gravedad como para tener que interrumpir” el embarazo.
Desde el Defensor del Paciente han explicado a través de un comunicado que los hechos comenzaron día 17 de mayo, cuando la mujer acudió a realizarse la segunda ecografía. El resultado de la prueba fue de “alguna anomalía”, además de que el ginecólogo les dijo que el bebé “estaba dormido” y que por la postura “no lo veía bien” y le propuso repetir la ecografía.
En esa repetición, les comentaron que “tampoco veía claro al bebé”. De hecho, el médico le explicó que “el corazón latía correctamente y lo demás estaba bien”, pero insistía en que “el problema parecía estar en las extremidades inferiores”.
Por ello, volvieron a repetir la ecografía y les citaron para el día 1 de junio, aunque la adelantaron para el 31 de mayo. En esta ocasión los ginecólogos les informaron en el diagnóstico que el bebé sufría la “llamada artrogriposis múltiple congénita” y les explicaron “la gravedad” de la enfermedad.
Según ha informado el Defensor del Paciente a través de un comunicado los médicos les dijeron que “esta enfermedad era muy difícil de detectar”, pero que “si ya la detectaba la ecografía, posiblemente, el grado que desarrollaría sería muy elevado debido al que el bebe, según los médicos, nunca movió los pies ni las manos”.
Protocolo de interrupción del embarazo
Ante estos hechos les recomendaron hacer una amniocentesis y empezar el protocolo para interrumpir el embarazo, sin que les señalaran, según han precisado, “un solo porcentaje de error al diagnostico”, por lo que tomaron la decisión de interrumpirlo, para que un tribunal médico les permitiera abortar pasadas las 22 semanas.
Así, y aunque la pareja fue informada de que, como manda el protocolo, el tribunal médico le haría una ecografía para confirmar y contrastar el diagnostico, “eso no fue necesario”, se basaron sólo en el informe de la doctora y “con una llamada telefónica” les citaron a principios de junio para acudir a Sevilla para interrumpir el embarazo.
En el informe que recibieron se reflejaba una “malformación fetal grave sin posibilidad de tratamiento” y los afectados lo entregaron al hospital Virgen de la Victoria, donde la mujer ingresó por urgencias para expulsar el feto.
Tras estos hechos, la mujer se encontraba de baja médica por depresión y cuando, según relata el Defensor del Paciente, intentaban “dejar esta tragedia atrás” recibieron por correo ordinario una carta del hospital Virgen de la Victoria, del servicio de anatomía, que contenía un informe en el que, al parecer, se interpretaba que “el bebé estaba completamente sano o no tenía tanta gravedad” como “les habían hecho creer para llegar a interrumpir el embarazo”.
Más tarde y “buscando consuelo” acudieron a la médica de cabecera, ya que estaban citados para el alta médica, y les informó de la carta para ver si “si hay algún indicio de la enfermedad que diagnosticaron en su día”, pero la doctora indicó que, al parecer, “no hay ninguna anomalía en el bebé”
Los afectados aún tienen pendiente una cita el próximo 26 de julio para recoger los resultados de la amniocentesis, y, donde esperan alguna explicación al respecto. Desde la Asociación del Defensor del Paciente esperan “la depuración de responsabilidades que puedan derivarse de este penoso caso”.