Eloy Suárez aprovechó el error de Juan Alberto Belloch de no acudir al debate de Aragón TV. En esta circunstancia centró buena parte de su intervención en el mitin central. El candidato del PP a la Alcaldía de Zaragoza cargó contra el socialista, al que consideró “inhabilitado” para ser primer edil por “no dar la cara”.

El popular contrapuso su modelo de ciudad al de Belloch. “Él no quiere hablar con la gente porque no puede explicar por qué el Ayuntamiento de Zaragoza está quiebra, o por qué el Ebro se debe adaptar a los barcos y no al revés”, espetó el envalentonado candidato, al que el boicoteo del socialista a Aragón TV ha dado una bocanada de oxígeno. Por cierto que del boicoteo que él mismo y su jefa aplican a este diario no dijo nada. Claro. De eso Suárez no quiere hablar.

Suárez recibió los halagos del presidente del PP, Mariano Rajoy. “Su trayectoria es brillante como pocas”, destacó sin entrar en detalles. “Tiene las ideas claras y apuesta por lo importante, por la gente, por cuidar el dinero, por el empleo”. Nada nuevo. Generalidades. “Tiene ganas, fuerza, coraje, empuje y no está acomodado”, lanzó el líder conservador, como si de José Luis Moreno se tratase. Y zanjó su cúmulo de piropos: “Será un gran alcalde para una gran ciudad”. Aplausos.

Aunque Suárez no necesitaba demasiados ánimos. Ayer andaba lanzado. Y aprovechó para criticar con fuerza a Belloch. Propuestas hizo pocas. No era el día para eso, sino para el éxtasis colectivo. El candidato a la alcaldía logró animar al público. No así Rudi y Rajoy, que estuvieron más bien grises. En esta línea de ataque, el popular sacó la artillería. “Belloch ni siquiera puede explicar su programa. Es más de lo mismo: más gastos, más recalifaciones… Quiere una Zaragoza con ciudadanos de primera y de segunda. Pero él no vive aquí, reside en una población gobernada por el PP”. Un viejo argumento siempre efectivo. Ya lo utilizó Domingo Buesa.

Suárez hizo un llamamiento para detener al PSOE. “El que ha generado el problema no puede resolverlo. Está inhabilitado”, zanjó. Por ello pidió un “cambio tranquilo”, a base de “política con mayúsculas –otro lugar común–, del día a día, sin fastos”. Pero para lograrlo necesita –como Rudi– a los “desencantados”.