No difiere mucho de lo que ustedes se pueden imaginar de José Luis Gil: es afable, extremadamente educado, sencillo. Fue el triturado Juan Cuesta y ahora se siente como el resignado Enrique Pastor en la comedia de Alberto Caballero. Todo se le viene abajo en La que se avecina, y en esta nueva temporada su ex mujer, el personaje de Isabel Ordaz, se reinstala en el edificio y se trae a una novia, porque ahora es lesbiana. Telecinco ha atrapado al vuelo a La que se avecina y la lleva a la noche de los domingos, como relevo de Aída y para contraatacar al Doctor Mateo de Antena 3. En ese Montepinar de cartón piedra y sal gorda se encuentra José Luis Gil.

-Ahora cuando escuchamos a Buzz Lightyear se nos viene a la mente la imagen de usted. ¿Alguna vez ha renegado ser popular como actor, con lo bien que estaba de anónimo doblador?

-Hombre, el doblaje me permitió comer, y muy bien, durante muchos años. Lo de dar la cara en la tele son esas cosas que vienen un poco de casualidad, pero la popularidad la llevo bien. Vivo cómodo, aunque tenga sus inconvenientes.

-¿Fue una sorpresa que ‘Aquí no hay quien viva’ tuviera de buenas a primeras la repercusión que tuvo?

-Desde el primer momento los que formábamos parte de Aquí no hay quien viva éramos conscientes de que iba a ser una gran serie. Parecía un proyecto pequeño, aunque todos confiábamos en él y en principio no tenía apoyo de la cadena. La audiencia fue creciendo en los primeros capítulos, pero siempre supimos que iba a ser así. Sabes que cuando eres popular se te acaba la calma por la calle, pero eso no puede crear un problema en tu vida.

-A sus personajes los guionistas saben añadirle matices…

-En el mío y en el de los demás. Los guionistas van incorporando resortes porque al cuajarse las situaciones saben cómo van a reaccionar los personajes.

-¿No le apetecería que a Enrique Pastor le fuera mejor la vida?

-No, los triunfadores no dan tanto juego en las series. Cuando el personaje sufre el público se identifica más con ellos. Todo el mundo conocía a Juan Cuesta o a alguien parecido y todos conocemos a alguien como Enrique. Todos somos un poco perdedores y por eso nos gusta la comedia.

-Usted ha tenido dos mujeres en estas ficciones, Loles León e Isabel Ordaz ¿con cuál funciona mejor?

-Con la dos. Con Paloma (Loles León) todo iba muy bien, pero el talento de los guionistas fue añadirle tramas a Juan pese a la pérdida de esa ‘pata’. De Isabel sólo puedo decir cosas buenas como actriz y como personaje. Y Enrique sólo va a sufrir más.

-Será un padre para Edu García, su hijo. Ha crecido a su lado…

-Son ocho años juntos. Era un niño gordito y ahora es un joven. Fuera me sigue llamando papi…