Vecinos de Almanjáyar improvisaron una protesta para reclamar justicia por la muerte del pequeño.

El pequeño Alejandro, de seis años, estaba casi dormido en el sofá cuando su vecina del tercero, una chica de doce años, fue a buscarlo. «Vente conmigo que te voy a dar un coche», le dijo. El pequeño, que la conocía, subió con la expectativa de tener el juguete. Así se lo contó la hermana mayor de Alejandro a su padre, cuando el hombre se preocupó porque era ya la hora de dormir y el más pequeño de sus cinco hijos no aparecía. Aquella fue la última vez que la familia de Alejandro Fernández le vio con vida. Unas horas después, a la 1.30 horas de la madrugada del miércoles, la Policía Nacional encontró el cadáver del niño en un descampado situado a la espaldadel bloque en el que conviven las dos familias. El cadáver apareció bajo la ventana del tercer piso en el que vive la menor junto a sus padres en el barrio de Almanjáyar, en Granada.

Según ha podido saber este periódico, la niña de 12 años es la principal sospechosa de la muerte del pequeño Alejandro y la Policía Nacional trata de esclarecer cómo ocurrieron los hechos y qué grado de participación pudieron tener los padres de la menor a en el caso. De hecho, sus progenitores, un varón de 54 años y una mujer de 36, fueron detenidos por su presunta implicación en estos hechos poco después de que apareciera el cuerpo. La mujer fue arrestada a la 1.45 horas de la madrugada en el domicilio y el padre, en el mismo lugar, sobre las tres de la madrugada.

La autoría de la menor es la principal hipótesis que maneja la Policía, aunque la investigación está abierta. De momento, la autopsia confirmó ayer que el niño de 6 años murió por efecto de la caída, que le produjo un «traumatismo cranoencefálico y una hemorragia interna», según cita Europa Press de fuentes familiares.

Tras el hallazgo del cadáver, la Policía Nacional se llevó a la chiquilla del barrio y la trasladó a un centro de protección situado fuera de Granada. En España, los menores de 14 años no pueden ser detenidos ni imputados ni, por supuesto, juzgados. No tienen responsabilidad penal.

Mientras los padres de la sospechosa eran llevados a dependencias de la Policía Nacional, la niña pasó a disposición de la Fiscalía de Menores, que acordó su ingreso en un centro de protección de menores. La menor implicada en los hechos estaba bajo tutela de la Junta desde el año 2008, según ha podido confirmar este periódico de fuentes oficiales. Hace unos meses, cuando sus padres se mudaron a la zona de Molino Nuevo, se escapó del centro en el que residía para alojarse con ellos. La Policía, a quien la Junta había dado parte de la fuga, se personó en el barrio en un par de ocasiones, pero nunca lograron dar con la menor, que seguía viviendo en el número 13 de Molino Nuevo, junto a sus progenitores.

El martes, una media hora después de subir con el pequeño Alejandro a su casa de la tercera planta, la chica volvió a la calle a jugar con otros chavales del barrio. «Cuando comenzamos a buscar al niño, el padre le preguntó dónde estaba Alejandro y ella dijo que de su casa ya se había ido. Incluso participó en la búsqueda», explicaba ayer Eduardo Fernández, el tío del niño fallecido.

Y es que el barrio entero se volcó en la búsqueda del pequeño cuando Justo, el padre, les dijo que no lo encontraban. Rastrearon los alrededores sin éxito y al saber que había subido a casa de los vecinos, también hablaron con la madre de la menor, que estaba en casa. «Cuando conseguimos que nos abriera, ella estaba muy nerviosa, se daba cabezazos contra las paredes y decía que su hija le iba a buscar la ruina», contaba ayer Rosario, una de las vecinas que había participado en la búsqueda del pequeño Alejandro. Las mujeres afirman que llegaron a entrar en la casa, pero no encontraron rastro del pequeño desaparecido.

El padre, desesperado, denunció ante la Policía Nacional la desaparición del chico, y al barrio llegaron más patrullas. Tras el hallazgo del cadáver junto a la parte trasera del bloque, los grupos de Menores y Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía se hicieron cargo de la investigación, ayudados por agentes de la Policía Científica, que pasaron el resto de la noche rastreando el lugar en busca de pruebas.

El levantamiento del cadáver se produjo sobre las cuatro de la madrugada, cuando llegaron las autoridades judiciales al lugar, y los restos mortales del pequeño Alejandro fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal, donde a lo largo del día de ayer se le practicó la autopsia. La madre del niño, María, no supo lo ocurrido hasta después de que hallaran el cadáver, puesto que se encontraba en un pueblo de la provincia cuidando de la abuela de los niños, que se hallaba enferma.