Recién llegados trabajando en una construcción en Sant Feliu de Guíxols.

Francesc Benejam.- Cada vez hay más inmigrantes en las comarcas gerundenses que se quedan sin papeles porque no consiguen trabajar el tiempo mínimo que fija la normativa. La entidad Caritas Diocesana de Gerona pone de manifiesto que los recién llegados con trabajos temporales no se les renueva el contrato o tienen dificultades para empalmar un trabajo con otro debido a la crisis económica. Esto provoca que no puedan llegar al tiempo suficiente para poder cotizar a la Seguridad Social y pierdan los permisos, quedándose en una situación de irregularidad.

Según Caritas, estos colectivos suelen dedicarse al sector del turismo (principalmente la hostelería) y la agricultura, realizando diferentes tipos de trabajos de temporada. Con la crisis los contratos temporales se han acortado de manera que en muchos casos no llegan a hacer los seis meses que fija la ley para cotizar. Además, las dificultades económicas obligan a los empresarios a no renovar estos contratos, haciendo que los recién llegados se encuentren de repente en el paro y sin posibilidad de poder encontrar otro trabajo que les permita seguir manteniendo los documentos.

Según informó el jefe del área de inmigración de Caritas en Gerona, Lluís Puigdemont, los requisitos para renovar los papeles pasan por exigir que haya cotizado durante seis meses, estar dado de alta de la Seguridad Social o presentar un contrato nuevo. Esta última opción requiere que la persona haya trabajado un mínimo de un año y 40 horas, “una situación muy difícil teniendo en cuenta el contexto económico actual”, afirma Puigdemont.

Descenso de afiliados

Hay datos que permiten entender de forma clara este fenómeno que denuncia Caritas. Sin ir más lejos, el año 2008 (el primero de la crisis económica) la cifra de trabajadores extranjeros afiliados a la Seguridad Social en la demarcación de Gerona era de 57.574, un pico histórico si tenemos en cuenta que hasta esa época el número de afiliados no había parado de crecer (el año 2001 estos llegaban sólo a 16.643).

Sin embargo, según datos del Ministerio de Trabajo desde 2008 el número ha bajado de forma considerable hasta llegar a los 43.858 afiliados que tenían las comarcas gerundenses el mes pasado. Esta cifra supone un descenso de poco más de 1.000 extranjeros en un año, y 13.700 en tres. Esto, sin embargo, no siempre significa que los inmigrantes que dejan de cotizar vuelvan a sus países de origen. Puigdemont constata que el retorno de inmigrantes se explica en función de la situación que vive cada país de origen.

Los que no pueden marchar sólo tienen la oportunidad de resolver su situación de irregularidad consiguiendo un trabajo que dure el tiempo suficiente para cotizar. Paradójicamente esto es difícil porque las empresas generalmente emplean a gente que tiene papeles.

Caritas denuncia que las administraciones tardan mucho tiempo en resolver la situación de irregularidad de algunas personas (en algunos casos superan los tres meses) y eso hace que muchas empresas ya descarten hacerlos contratos de seis meses o un año de duración. En esta línea ponen de manifiesto que las personas indocumentadas en la demarcación de Gerona rodean el 33%.