Antonio Barreda Alcobet.- Los ninis crecen dentro del PSOE cada vez con más insistencia. Si cuando el PSOE llegó al poder buscaba, preferentemente, perfiles de licenciados para los cargos, hoy se ha llenado de ‘ni-nis’ que medran dentro del partido y que están enterrando la generación de Chaves a pasos agigantados. El primero en caer fue Pizarro, el segundo de la lista es Zarrías y el tercero el propio Chaves. Este es el drama del PSOE-A la lucha de una generación que se supone viene desde la clandestinidad contra una generación que no conoce otra cosa que las paredes del partido y que vive a costa de lo que hereda. Estos creen que los puestos vienen en el carnet del partido, y que sin el partido no hay vida y no hay trabajo.

Son la generación que creen que fuera de las siglas hace mucho frío, y que dentro las familias se arropan unas a otras esperando al primus inter pares nombrado a dedo, y desde entonces conforman una tela de araña que envuelve todo y a todos en Andalucía. Se les inculca la idea de que el partido es lo bueno y lo demás lo malo, de que todo el que no piense como ellos son peligrosos y de la derecha extrema, y repiten esto como un eco infinito. El partido es todo y el todo es para ellos solos. No quieren repartir beneficios y el que se acerque demasiado cometerá una imprudencia letal. Así, las listas de los supuestos enemigos llenan hojas y hojas de cuadernos azules que se amontonan hasta que el polvo del olvido los llena de misericordia.

Ellos representan a los fracasados de la Logse, los que niegan la crítica, los que no pronuncian una palabra más allá del argumentario que les da el partido. Son un ejército entrenado para ejecutar órdenes, pero incapaz de pensar una de ellas. No tienen la formación clásica que se espera de un gobernante, son los que tienen lagunas y lagunas en su curriculum escolar, y las cubren con el medrar dentro del partido, con escalar puestos y sueldos y callar para no pensar, porque pensar te hace libre, caminar ajeno y cuestionar las órdenes, y esto es incompatible con los enemigos dentro del partido. Ríen en grupo sin entender las palabras, solo son marionetas del partido que se mueven bajo los finos hilos de los que los promocionan, pero miran hacia arriba y sienten envidia y anhelan mover ellos solos esos hilos.

Es entonces cuando la vieja guardia empieza a tener conciencia de lo que han creado, a mirar con horror como los hijos empiezan a devorar a Saturno, como los nuevos pretorianos se hacen cargo del poder y llevan en la mano la lista ensangrentada de cargos y nombres que deben borrar. Y los viejos senadores ya no tienen la fuerza para controlar este ejército de ninis sin preparación que tiene una botella de gasolina en una mano y una antorcha en la otra. No buscan una transición sin dolor solo buscan el poder y los cargos, buscan la silla del emperador y los nuevos puestos que ello trae. Y tejen en la oscuridad de palacio los amargos hilos con los que están envolviendo a la generación que los precede como si de presas en la tela se tratara.

Son como polvo de mariposa entre los dedos desde sus atalayas. En sus noches ya no hay reuniones clandestinas, sino ejecutivas sin retornos y sin horas de partida. Bajo sus fotos solo indican que han iniciado estudios de, pero ninguno los ha acabado. Se sienten orgullosos de ser los cuadros preparados del partido porque alguno llega hasta ministro. Ese es el espejo en que se miran. Y en esa imagen ven a los nuevos dioses que llegan para gobernarnos, para ser el perfecto funcionario del partido, para no dejar que nadie se ponga el primero en la fila donde cada mañana pasan lista. Y cuando despiertan y miran a su alrededor solo ven a los viejos cuadros que construyeron el partido envejecer en los despachos después de 30 años. Entonces es cuando toman conciencia y reclaman su herencia a gritos.