La doble moral de los ‘sindicatos tóxicos’: Gadafi es un demonio mientras que Sadam Hussein era la viva estampa de un ángel de Murillo
Lamentable y descarado el comportamiento de la progresía española y de los sindicatos en particular con respecto a la invasión y guerra en Libia por parte de los países occidentales agrupados en la OTAN, con la participación activa de España. Al parecer, Gadafi sí es un dictador. Sadam Husseim, en Irak, no lo era. La guerra, condenada entonces porque la lideraba Bush, se hace buena ahora ya que está liderada por Obama. Salvar a la población del dictador es buen objetivo militar ahora. Pero, al parecer, para UGT y CC.OO, la población iraquí, kurdos y chiitas sobre todo, no necesitaban ese tipo de ayuda.
CCOO y UGT han hecho pública una declaración conjunta en la que manifiestan su acuerdo con la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU que establece una zona de exclusión aérea en Libia y autoriza la adopción de las acciones militares necesarias para proteger a la población civil de dicho país. La posición del Gobierno de España es coherente con la citada resolución y sus fines y debe realizarse dentro de un respeto escrupuloso a las normas del derecho internacional.
En opinión de ambas centrales, esta medida extrema, que debe aplicarse con las máximas precauciones para evitar víctimas civiles, era la única posible para impedir que las fuerzas militares y los mercenarios de la dictadura, sanguinaria y corrupta, del coronel Gadafi terminaran de aplastar la revuelta democrática de la población libia. No se puede olvidar que en el comienzo de las movilizaciones de protesta contra la dictadura de Gadafi se utilizó armamento militar, incluidas armas pesadas, para atacar a manifestaciones pacíficas; tampoco las palabras con las que el propio dictador anunció el inminente asalto a Bengasi: “No vamos a tener piedad. Vamos a entrar como Franco entró en Madrid”
CCOO y UGT consideran que la rebelión popular de buena parte de la población libia contra el régimen dictatorial, que ha padecido durante décadas, se inserta en los procesos democráticos que se están produciendo en la gran mayoría de los países árabes. Estos procesos tienen unos objetivos claros -libertad, democracia, respeto de los derechos humanos y justicia social- que merecen todo el apoyo de las fuerzas sociales y políticas democráticas y progresistas, de los gobiernos democráticos y de las instituciones multilaterales internacionales.
CCOO y UGT reclaman a los gobiernos democráticos y a las instituciones internacionales, en particular a los gobiernos europeos y a las instituciones de la UE, mucha más coherencia en sus relaciones con los países árabes, porque durante mucho tiempo han mantenido excelentes relaciones con los peores dictadores, en función de intereses económicos y geopolíticos, y con la errónea excusa de que servían de contención a la expansión del islamismo; porque, ahora mismo, las siguen manteniendo con algunos y se callan cuando los ejércitos de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait invaden Bahrein para sofocar la rebelión democrática de su pueblo.
Finalmente, CCOO y UGT piden que, con urgencia, se establezca un plan de ayuda humanitaria para los habitantes de Libia, entre los que se encuentran muchos inmigrantes, tanto en su territorio como en Túnez y Egipto.