El patriotismo español se hunde lentamente en el pantano de la indiferencia y el escapismo. Si hace seis años, un 48% de los españoles se declaraban dispuestos a defender España frente a una agresión exterior, ahora esa cifra ha caído al 41% y son ya mayoría (por encima del 52%) quienes confiesan abiertamente que eludirían enrolarse en la defensa del país. Sólo entre los votantes del PP son más numerosos quienes se muestran dispuestos a tomar las armas para defender España, pero aun así más del 42% de ellos también evitarían presentarse voluntariamente a filas. Estas cifras figuran en las series históricas del CIS a partir de los sucesivos sondeos sobre la defensa nacional y las fuerzas armadas.

Otros indicadores son menos concluyentes, pero deslizan una tendencia similar. Por ejemplo, la cifra de españoles que experimentan emoción ante la bandera ha caído más de tres puntos en apenas dos años, mientras crecía en una magnitud similar la tasa de ciudadanos que dicen no sentir nada ante la enseña nacional de España. De hecho, dos de cada diez votantes populares y cuatro de cada diez electores socialistas muestran la misma indiferencia ante la simbología patriótica.

Sin embargo, y en contraste con el creciente distanciamiento de la ciudadanía hacia las responsabilidades colectivas en la defensa del territorio, los españoles expresan una progresiva identificación con las fuerzas armadas, que valoran cada vez en mayor medida. De hecho, en los últimos quince años la tasa de opiniones positivas sobre el ejército español ha pasado del 37% al 60%. Y las opiniones negativas han descendido del 20% al 7%.

Al mismo tiempo, la opinión de los españoles sobre la preparación de las fuerzas armadas ha mejorado sensiblemente, hasta el punto de que hoy más de la mitad de los consultados las consideran perfectamente adiestradas, frente a sólo un 31% que no las juzga adecuadamente dispuestas para cumplir su labor.

Y esa misma evolución al alza de las opiniones positivas se ha extendido en igual medida a la capacitación de los militares. Si hace seis años, menos del 60% consideraba capacitados a los militares españoles, ahora esa cifra roza el 65% (mientras que menos del 20% piensa que no están preparados). Y ya puestos a delegar la defensa nacional en manos de unos profesionales, los españoles prefieren no escatimar en gastos: sólo un 18% cree que el presupuesto militar es excesivo, mientras que un 15% lo juzga incluso insuficiente. Claro que una cosa son los medios materiales y otra los efectivos humanos. Y en este ámbito, cerca de nueve de cada diez jóvenes descartan ingresar en las fuerzas armadas como soldados profesionales.