Un grupo de investigadores buscará en Nueva Zelanda el secreto de la vida en Marte
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) iniciará la próxima semana en las áreas de Parakiri y Rotorua (Nueva Zelanda) un proyecto para analizar si las áreas ‘marcianas’ de la Tierra pueden revelar restos de vida en Marte, según ha informado el CSIC.
Así, un equipo de investigadores del CSIC se desplazará a Nueva Zelanda para analizar, en colaboración con el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial, estas dos regiones con depósitos de sílice. Además, la institución científica ha añadido que en la Tierra hay cinco localizaciones -una de ellas en España- que presentan “algún rasgo extremo similar al del entorno del planeta”.
El responsable del proyecto (iniciado en 2010) y paleontólogo del Centro de Astrobiología (centro mixto del CSIC y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial), David Fernández, ha explicado que la integración de las regiones seleccionadas -que poseen diferentes características comunes a estos entornos primitivos- “es la que aporta una visión conjunta del entorno marciano”. También se ha mostrado optimista y ha asegurado que “si alguna vez hubo vida en Marte, se encontrará antes o después”.
En este sentido, el organismo científico ha apuntado que la presencia de restos de biomoléculas en minerales formados en estos ambientes terrestres “será extrapolable a Marte, donde los resultados se utilizarán para localizar las áreas de estudio más adecuadas en futuras expediciones al planeta”.
En lo referido a las zonas ‘marcianas’ que serán analizadas, ha concretado que se trata de las neozelandesas de Parakiri y Rotorua, la sudafricana de Barberton, el desierto chileno de Atacama y las minas españolas de Río Tinto (Huelva) que, según ha añadido, “tiene unas singulares condiciones de acidez y oxidación capaces de albergar vida”.
Finalmente, el CSIC ha recordado que la Tierra y Marte “fueron muy similares durante sus orígenes, hasta que el planeta rojo agotó su combustible interno hace unos 3.500 millones de años”. “El planeta rojo podría considerarse, por tanto, un fósil a escala planetaria de la Tierra cuando se desarrollaron los hábitats potencias primigenios”, ha precisado.