Los cuatro presuntos miembros de ETA arrestados por la Guardia Civil tenían gran cantidad de explosivos
La Guardia Civil detuvo esta madrugada en Vizcaya a cuatro presuntos miembros ‘legales’ (no fichados) de ETA, sospechosos de ser miembros del comando que asesinó en junio de 2009 en Amorebieta al jefe de la lucha antiterrorista de la Policía Nacional, Eduardo Puelles, la última víctima mortal de la banda en el País Vasco, entre otros atentados recientes en Euskadi y comunidades limítrofes. Se trata, según fuentes de la investigación, del golpe más importante a la organización desde que los pistoleros declararán su alto el fuego el pasado septiembre.
Efectivos de la Jefatura de Información del instituto armado desataron la operación minutos antes de las 05:00 horas de la madrugada en Bilbao y en la cercana localidad de Galdácano. En sus domicilios fueron capturados Daniel Pastor Alonso, Íñigo Zapiraín Romano, Beatriz Etxebarria Caballero y Lorena López Díaz. De inmediato, los funcionarios procedieron a practicar, al menos, cuatro registros, tres de los cuales tuvieron lugar en Bilbao -en la plaza Erekalde, en la calle Fika y en la calle Ollerias Bajas-. En el último, en Galdácano -en el barrio Aperribai-, se ha hallado gran cantidad de explosivos. De ese lugar los agentes también se han llevado una caja de gran peso que podría contener armas.
Mandos de la lucha antiterrorista explicaron que la investigación que se culminó esta madrugada con la captura de los cuatro ‘legales’ comenzó hace un año y medio, tras la caída Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, ‘Ata’ el que entonces era el máximo jefe militar de ETA y número 1 de la banda. Entre la documentación incautada a ‘Ata’, que fue detenido el 10 de mayo de 2010 en la localidad vascofrancesa de Bayona, había papeles que hacían referencia a este comando.
Los expertos de los servicios de Información sospechan que, además de estar relacionados con el asesinato del jefe de la policía, los hoy detenidos serían los integrantes de uno de los más activos comandos de ETA de los últimos años, con atentados en Vizcaya, Burgos y Cantabria. En particular, se cree que algunos de ellos pudieron intervenir en el atentado con una potentísima furgoneta bomba contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Burgos el 29 de julio de 2009, que provocó 65 heridos, entre ellos varios agentes, dos mujeres embarazadas y seis menores.
El primer asesinato tras la llegada de Patxi López
Puelles, un laureado jefe del grupo de seguimiento de terroristas de la Policía Nacional, fue asesinado el 19 de junio de 2009. Los terroristas colocaron una bomba-lapa en su coche particular, un Renault Megane, que estaba estacionado en un aparcamiento en la puerta de su casa de la localidad vizcaína de Arrigorriaga. El artefacto, compuesto por unos dos kilos de explosivo, estalló sobre las 9 de la mañana, cuando el inspector jefe puso en marcha su coche.
El funcionario murió calcinado dentro del vehículo, que se incendió de manera inmediata, ya que la bomba estaba situada junto al depósito de gasolina. Desde un principio, los investigadores centraron sus pesquisas en un comando compuesto por activistas no fichados, con informadores en Arrigorriaga.
El asesinato de Puelles fue el primero cometido por la banda terrorista tras la llegada a la ‘lehendakaritza’ de Patxi López, el 7 de mayo de ese año, con el apoyo del PP y de UPyD. Tras la muerte del inspector, ETA cometió otros tres asesinatos antes de declarar la tregua de septiembre de 2010. El 30 de julio de ese año, apenas 40 días del fallecimiento de Puelles, ETA, esta vez con un coche-bomba mató en Palma de Mallorca a los guardias civiles Carlos Sáenz de Tejada y Diego Salvá Lezaún. Ya en 2010, el 16 de marzo, pistoleros de la banda asesinaron en la localidad gala de Dammarie-lès- Lys al gendarme Jean-Serge Nérin durante un tiroteo.
El último golpe a la banda había sido el pasado 18 de enero, apenas una semana después de que ETA convirtiera en permanente su alto el fuego. Entonces la Guardia Civil y la Policía capturaron a diez supuestos activistas en Álava y Navarra -entre ellos al hijo hijo del portavoz de Batasuna, Txelui Moreno- acusados de ser miembros de Ekin , el aparato encargado de hacer cumplir las directrices de la banda,y de Askatasuna, la organización de apoyo a los presos.