Julián Martínez logró que sus buzos no cotizaran a la Seguridad Social dándoles baja antes que de alta, todo un reinvento del sistema de cotización mediante el cual se consigue el efecto “cero”. Esto es, no hay días cotizados y por ello, no hay nada que pagar a la caja solidaria del Estado. Igualmente, inaugura un nuevo sentido ético en el socialismo obrero español.

El delegado de la Junta en Madrid  y pareja de Bibiana Aído eludió con este procedimiento el cumplimiento de la  sanción que le había sido impuesta por la Inspección de Trabajo en Almería. Recuérdese que Martínez había recibido dos subvenciones de la Junta de Andalucía para realizar una prospección arqueológica sobre una galeota hundida a 23 metros de profundidad frente a la costa de Los Escullos, y que había sido descubierta por José Santos Urquiza.

Ayer les contamos que el delegado de la Junta de Andalucía en Madrid, Julián Martínez, no contrató a cinco buzos a pesar de que trabajaron para él y naturalmente,  no les pagó la Seguridad Social. Hoy avanzamos un paso. Cuando se vio obligado a hacerlo mediante una orden de la Inspección de Trabajo de Almería, consiguió que la cotización fuera por cero días.

Ya saben que la prospección fue realizada en 1989, y que para hacerla posible Martínez contó con cinco buzos a los que no contrató y a los que no pagó la Seguridad Social, según consta en un informe de la Inspección de Trabajo de 1991, tras haber sido denunciado por este motivo por el propio Urquiza. Añadamos hoy que el descubridor de los restos del naufragio tuvo que recurrir hasta el Defensor del Pueblo para que la Inspección aceptara su denuncia, ya que en Almería rechazaban su admisión.

Obligado por ese expediente de la Inspección, Martínez, considerado legalmente “empresa” de cara a esos buzos, fue obligado a darles de alta en la Seguridad Social y pagar el mes y medio correspondiente. Pero el ahora delegado del Gobierno andaluz en Madrid logró despistar a la Seguridad Social y no pagar ni una sola peseta que era entonces la moneda.

En dos originales de vida laboral expedidos por la Tesorería General de la Seguridad Social  y en un caso más, relativo a los buzos que intervinieron en la operación se comprueba que fueron dados de baja 15-08-89 y de alta el 19-04-91 y , o sea, de baja antes que de alta con lo que el número de días cotizados resultó ser cero.

Pero el inspector de Trabajo y Seguridad Social, Valentín Solís Garrido,  fijó que debía darles de alta a los cinco el 15-08-89 y de baja el 30-09-89, por lo que Martínez lo que hizo fue darles de baja en el día en que debía darles de alta, y les dio de alta ocho meses después, en un día que nada tiene que ver con las fechas que le impusieron.

Ahora, por si fuera poco, ni consta el expediente.