Una adolescente de… 254 kilos
Georgia Davis se ha convertido en la primera adolescente británica en llegar a pesar 254 kilos con apenas 17 años.
La adolescente asegura que pesar un cuarto de tonelada la hace sentirse tan triste que come aún más: “Trato de no pensar en la posibilidad de que pueda morir por pesar demasiado, porque si lo hago, entro en pánico y eso me hace comer compulsivamente, lo que empeora mi problema”.
De hecho, la adolescente intenta esconderse de sí misma. “He quitado el espejo de mi habitación, pero hay uno en el baño en el que me veo cada mañana al lavarme los dientes, y eso me hace sentirme muy triste”, declara. Y es que las pocas veces que se pesa, Georgia tiene que hacerlo en una báscula diseñada para materiales industriales.
Después de pasar 9 meses en Wellspring, un campamento de pérdida de peso en EEUU, Georgia consiguió bajar su peso hasta los 114 kilos, ayudada por varios expertos. Pero no ha conseguido huir del ‘efecto yo-yo’, que la ha hecho ‘rebotar’ hasta los 254 kilos.
A su vuelta del campamento, Georgia aseguraba que había seguido “un programa de comida sana” en el que había aprendido a “disfrutar comiendo alimentos bajos en grasas, como ensaladas, yogures e incluso carne de bufalo”.
“Yo estaba realmente decidida y animada a seguir con esa dieta cuando volví a casa, pero mi madre me dijo que no tenía tiempo para preparar comida sana, así que volví a comer ‘fish and chips’. A partir de ese momento, supe que las cosas no iban a ir bien”, asegura.
“Incluso aprendí a que me gustara el ejercicio, iba al gimnasio y jugaba al tenis y al baloncesto. Pero en casa se pueden hacer pocos deportes, y no tengo dinero como para apuntarme al gimnasio. Por lo que me volví mucho menos ágil, como antes de pasar por el campamento”.
Georgia tiene, además una actitud derrotista. “Las pocas veces que salgo de casa y cojo el autobús para ir al centro, la gente se me queda mirando espantada. Pero no me importa lo que piensen, ya estoy acostumbrada”, declara.
Y ni su madre ni su padrastro colaboran demasiado en ayudarla a que baje de peso. Ahora, el único ejercicio de Georgia consiste en jugar a los dardos mientras permanece sentada en una silla, y ha vuelto a alimentarse a base de tarta, chocolate, patatas fritas, pan y Coca-Cola.
Pero la adolescente sabe que el problema es solo suyo y se culpa por ello. “Esto es problema mío y sé que tengo que resolverlo yo, pero soy humana y necesito un poco de apoyo”.