Una mujer ingresa en prisión por abandonar a su hija sola y sin dinero
La Audiencia de Valencia ha condenado a seis meses de prisión a una mujer que dejó a su hija de 16 años viviendo sola en un piso y sin suministrarle manutención alguna después de que su pareja le diera a elegir entre él y la adolescente.
La sentencia de la Sección Segunda a la que ha tenido acceso hoy EFE considera a la procesada autora de un delito de abandono de familia aunque la absuelve de la detención ilegal de su hija, de la que también se le acusaba en un principio, por entender que ésta no ha quedado acreditada.
Según declara probado el tribunal, en 2002 Josefina P.E. se separó de su marido, que vivía en situación de indigencia en un parque, y obtuvo la guarda y custodia de su hija, de 16 años.
La madre reanudó su vida sentimental con otro hombre, con el que se trasladó a vivir a Chelva, y se llevó con ella a la chica, pero la relación entre su nueva pareja y ésta no era buena.
El hombre le dio entonces a elegir entre vivir con él o con la menor, lo que determinó que la acusada llevara a la adolescente a un piso de Valencia de su propiedad, donde la dejó viviendo sola y sin dinero.
Como nadie abonaba la luz y el gas, la chica se quedó sin suministro y subsistía con la ayuda de vecinas y amigas.
La madre compareció ante la Fiscalía de Menores y manifestó que no podía hacerse cargo de su hija al no tener el consentimiento de su pareja.
Reconoció que la había dejado sola en un piso, que no le pasaba manutención alguna y que sólo le había llevado comida “un mes”.
La Fiscalía acordó el ingreso de la joven en un centro de menores, del que la madre la sacó poco después para llevarla consigo e inscribirla en un instituto al que, según consta, nunca acudió.
La acusada la dejó de nuevo sola en el piso de Valencia sin asistencia ni alimentos, y no tuvo desde entonces relación alguna con ella.
El juez concluye que la procesada dejó “a su suerte” a una menor con el “grave peligro que ello conlleva tanto de carácter físico como psíquico y de formación moral básica para poder afrontar la vida con garantías de responsabilidad frente a futuras obligaciones personales”.
Lamenta, además, la “simple justificación” de la progenitora de preferir vivir con su compañero sentimental, al que eligió sobre su hija menor de edad, algo que califica de “francamente triste, deplorable, desagradable y lastimoso”.