La selección española de balonmano certificó su pase a la segunda ronda y se jugará mañana la primera plaza del grupo A con la todopoderosa Francia, tras imponerse por 31-18 a Egipto, en un encuentro en el que el conjunto español, pese a la cómoda victoria, siguió sin resolver sus dudas en ataque.

Ni el esperanzador arranque de partido del conjunto español, que en apenas tres minutos ya dominaba por 3-0 en el marcador, evitó el sufrimiento a la selección, que de nuevo volvió a mostrarse excesivamente imprecisa en ataque.
Unas veces por errores de lanzamiento y otras por fallos en la circulación, España fue desaprovechando sus opciones de distanciarse en el tanteador, para regocijo del cuadro africano, que poco a poco se fue creciendo.

Lo peor que podría pasar ante un equipo como Egipto, una selección que tiene enormes dificultades para mantenerse en los partidos cuando se descuelga en el marcador.

Un tanteador que reflejaba pasados los primeros doce minutos un inquietante 5-6 para el conjunto español, que volvió a aferrarse a su mejor arma hasta el momento en el campeonato, su férrea defensa, para salvar la situación.

Amparado en la solidez del 5-1, que tan buenos resultados ante Alemania, y la buena actuación del portero José Javier Hombrados, España logró un parcial de 5-0, que le permitió adquirir una ventaja de cuatro goles (10-6), que parecía iniciar el despegue definitivo de la selección.

Un despegue que no se produjo por la falta de acierto en el tiro del conjunto español, empeñado en convertir en un héroe al meta egipcio Karim Hendawy, que evitó con sus intervenciones, que la desventaja de egipto se quedará en tan sólo cinco goles (14-9) al llegar al descanso.

Puntería que el equipo español encontró en la segunda mitad, curiosamente, con un siete plagado de los jugadores que menos oportunidades habían gozado hasta el momento, como el jovencísimo Jorge Maqueda.

No defraudó el lateral derecho del CAI Aragón, que se sacó los nervios del campeonato con dos poderosos zurdazos y un perfecto contragolpe, que sitúo en nueve goles (20-11) la renta del equipo español.

Una renta, que permitió a Valero Rivera hacer todo tipo de probaturas, así como para dar descanso a los teóricos titulares, en espera del decisivo duelo de mañana con Francia, en el que la selección se jugará la posibilidad de acceder con cuatro puntos a la segunda ronda.

Cifra que pondría a España en el camino de unas semifinales, en las que el equipo nacional no figura desde los Juegos Olímpicos de Pekín, donde logró un bronce, que cerró el magnífico ciclo que se inició con el título universal logrado en Túnez 2005 y que tuvo su continuidad un año más tarde con la plata continental en Suiza.