Rouco destaca el “drama” de los parados que han encontrado “amparo” en sus familias
El cardenal arzobispo de Madrid y presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco Varela, ha destacado el “drama de los parados” en España y en toda Europa que han encontrado “amparo” en sus familias, durante la homilia de la Misa de las Familias que ha oficiado en la Plaza de Colon de Madrid.
Además, ha resaltado otros problemas que, a su juicio, afectan a las sociedades europeas como la práctica “permisiva” del aborto, la “banalización” del respeto a la vida con la eutanasia “hasta extremos insospechados”, las rupturas y distancias paternas en las que crecen y se educan algunos niños y jóvenes y el “endurecimiento” ante el dolor de los vecinos y conciudadanos.
En este sentido, Rouco ha indicado que, si se prescinde de la verdad del matrimonio y la familia y si se quiere construir una sociedad “libre, justa y solidaria” no se puede “ignorar” a la familia pues, según ha explicado, cuando se cuestiona o se niega la verdad de esta, “las consecuencias negativas no se hacen esperar”. Entre estas, ha subrayado que “se ciegan las fuentes de la vida con el aborto” y se banaliza con la eutanasia, hasta extremos “hasta hace poco impensables”, la responsabilidad de vivir y de respetar la vida del prójimo.
Además, ha lamentado que en la sociedad actual, los niños y jóvenes crecen “desconfiados y desconcertados” en un ambiente de separaciones y distancias paternas, sin conocer, según ha asegurado, una “limpia y auténtica” experiencia del “amor gratuito”, el de ser queridos “por sí mismos” y “corresponder amando sin cálculos egoístas”.
En cuanto a las causas, ha remarcado que tienen que ver, más allá de “la acción económica, social y política”, con “la recta formación de la conciencia y el reconocimiento de la ley natural”, que, en el fondo, según ha señalado el cardenal, tienen que ver con la familia.
Por todo ello, ha llamado a las familias a superar el “reto” que tienen por delante de ser los “signos e instrumentos imprescindibles de la esperanza para Europa”. “No hay que tener miedo a afrontar la responsabilidad histórica de vivir el matrimonio y la familia cristianamente con la fortaleza de la fe”, ha insistido.
De hecho, ha afirmado que la Iglesia necesita de las familias como siempre pero, especialmente, “hoy, con una nueva, grave e inaplazable urgencia” para poder ser evangelizada y para evangelizar. El cardenal, que ha celebrado el tiempo “soleado” aunque “frío” que ha acompañado a los asistentes a la Santa Misa y que, según ha afirmado “siempre” les “acompaña”, ha agradecido la presencia “sacrificada y gozosa” en la madrileña Plaza del más de un millón de personas procedentes de España y de toda Europa, de los padres, abuelos, jóvenes y niños, familias a los que ha recordado que el Señor les “ama”.
“¡Sois auténticos!”, les ha manifestado. Así, ha destacado su “donación esponsal” y la generosidad del amor mutuo “abierto a la vida, a la educación abnegada de sus hijos y su servicio hacia “los mayores”. Todo ello, según ha apostillado Rouco, ofrece una esperanza en un momento “sumamente crítico” de la historia en el que el Evangelio de la familia adquiere, a su parecer, “una actualidad inusitada”.
Rouco ha aclarado que este encuentro tiene como objetivo “renovar ante el mundo la proclamación del Evangelio de la familia” –“inseparable de la Buena Noticia de que Jesucristo es el Salvador”–, para celebrarlo en el marco litúrgico de la Eucaristía y para dar testimonio de él en la plenitud de su significado y contenidos.
Además, ha hecho una mención al nuevo año que ha comenzado y que estará marcado por la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) Madrid 2011, a la que asistirá el Papa Benedicto XVI y, finalmente, ha alentado a las familias, recordando unas palabras del Santo Padre: “”En España y en la Europa de nuestros días empieza a alumbrar la esperanza”, ha concluido.
ESTO LO QUE HACE ES ARRUINAR A LA FAMILIA TAMBIEN –LO QUE HAY QUE HACER ES SALIR Y PONERSE DELANTE DE LOS AYUNTAMIENTOS A PROTESTAR Y PEDIR LAS AYUDAS QUE LES DAN ALOS EXTRANJEROS NO SANGRAR A LA FAMILIA