“Me presento a estas elecciones en actitud de servicio, con una intacta fidelidad para lo que Josep Anglada encarna dentro de Cataluña. Modestamente, como candidata de la PxC por Tarragona procuraré servir siempre a los ideales que él representa”. Fueron estas las palabras pronunciadas ante mí por Myriam Muñoz sólo unas horas antes de que se celebraran los comicios autonómicos catalanes y que dieron a Plataforma los mejores resultados obtenidos nunca por una partido identitario en nuestro país: casi 80.000 votos.

Sentadas las bases para una más que segura entrada de los plataformistas en las instituciones locales de Cataluña tras las elecciones municipales del próximo año, pocos imaginaban que la más incondicional de las angladistas tomaría las de Villadiego pocos días después de sostener tal declaración. Y con cajas destempladas como equipaje.

Las causas argüidas por Muñoz, padre e hija, para justificar su salida del partido identitario no resistirían la prueba del algodón. Reprochan en su misiva a Josep Anglada su elasticidad ideológica; o lo que es lo mismo, su carencia de principios políticos. Dicen así: “Anglada tiene principios según sopla el aire, como las veletas. Le enumeraré unos cuantos ejemplos: En Vic defiende el estatut y en Madrid se mofa de él, en Barcelona es nacionalista y en Madrid es patriota español. Se siente muy español pero se fotografía ufano ante una flamante estelada….. Sr. Anglada, no es que Vd. no tenga principios, sino que tiene tantos como convenga”.

Sorprende de entrada que Myriam Muñoz recurra ahora al apoyo de Anglada al Estatut en un pleno de Vic para justificar su precipitada marcha del partido. ¿Acaso ese dato era desconocido por ella desde muchos meses antes de que se celebraran los comicios catalanes? Si Myriam Muñoz, según puedo colegir con absoluta rotundidad, no desconocía ese dato y se abstuvo de poner en cuestión los principios de Anglada, al que sólo unos días antes de las elecciones llamó el “redentor de Cataluña”, ¿no cabría más bien poner en duda su coherencia personal o su perspectiva moral sobre algunos pronunciamientos políticos? ¿Habría sido tan juiciosa con estos asuntos de haber obtenido el acta de diputada autonómica? ¿Se trata de la misma Myriam Muñoz la que pone objeciones al apoyo de Anglada al Estatut que la que se abstuvo de responderme a una pregunta sobre la persecución que padecen en Cataluña los hispanoparlantes, con el socorrido argumento de que había que nadar y guardar la ropa? ¿No fue esa misma información sobre el apoyo de Anglada al Estatut la que precipitó la ruptura de Myriam Muñoz con AD, cabiéndome el dudoso privilegio de ser llamado “traicionero” por la tarraconense?

Conste aquí y ahora que nunca me gustó el apoyo de Anglada a determinadas tesis que colisionan con mi visión de Cataluña dentro de España. Pero a fuer de ser justos hay que reconocer que esas tesis aparentemente contradictorias, bien aireadas por este y otros medios, no impidió que casi 80.000 catalanes dieran su voto a la Plataforma de Josep Anglada. A efectos de legitimidad electoral, el veredicto de las urnas le exhime de cualquier duda acerca de sus principios. Yo también hice públicas esas dudas, en un capítulo de nuestras relaciones que los lectores sobradamente conocen, pero también consideré que la frondosidad del riesgo de la reversión cultural de Cataluña era más importante que algunos arbustos que pudiesen interponerse entre nosotros. Y decidí ofrecerle la humilde cobertura de esta medio sin reserva ni condición algunas. Tal vez por que me crié en la ciudad autónoma de Melilla conozco la raíz del problema que hoy tiene Cataluña antes, mucho antes, de que Myriam Muñoz y la mayoría de dirigentes de la PxC alcanzacen a conocer el significado de la palabra ‘islam’. Por eso decidí hacer abstración de las diferencias puntuales con Anglada (hábilmente provocadas por Pablo Barranco) y decidí que lo fundamental: evitar o al menos detener la islamización de Cataluña; estaba por encima de cuitas accesorias que hoy han sido puestas en alza por quienes ayer fingieron que no eran importantes.

En un ejercicio de autovaloración superior al real, Myriam Muñoz se atribuye en exclusiva la maternidad de los 8.000 votos obtenidos por la PxC en la provincia de Tarragona. Ensoberbecida por el ‘vedetismo’ ejercido durante meses en su blog personal, que parecía más concebido para realzar su ficticia melena rubia que para servir de estrado al servicio de la causa identitaria, Myriam Muñoz debe haber sucumbido a los elogios de sus admiradores virtuales.

“Buenos días Myriam, soy Diego de Gijón. Me gusta mucho tu pelo rubio”.

“Jajaja, gracias Diego, que ilu tu correo. Un besito de tu amiga Myriam”.

Como se ve, todo un hondo alegato discursivo que acaso habría firmado el mismísimo Clausewitz.

“La sensación de que esta señorita estaba utilizando al partido para su promoción personal existía en la PxC”, señala un dirigente plataformista del extrarradio barcelonés. Esta misma fuente rechaza de plano el escaso apoyo que, según Myriam Muñoz, obtuvo del partido. “¡Pero si en estos últimos meses no ha habido una sóla foto de Josep Anglada en la que no estuviera ella acompañándolo!”, repone nuestro interlocutor.

En cualquier caso, sorprende la repercusión mediática de la marcha de Myriam Muñoz en contraposición con su magro curriculum. “Carece de formación política y ni siquiera terminó el bachillerato. Su discurso político se reduce a calificar a los moros de ‘malísimos’. Todo lo que ha hecho estos meses es lucir su melena teñida en su propio foro. ¿Merece la pena que nos preocupemos por su marcha?”, indica uno de los dirigentes históricos de la PxC en Tarragona, quien recuerda la adhesión incondicional de Myriam Muñoz a Josep Anglada. “Era su más fervorosa admiradora, casi lo comparaba con Jesús. Hoy ha pasado a ser el Anticristo. No está nada mal para haber sido su primera experiencia política”.

En cualquier caso, no parece casual que estas pequeñas sacudidas sísmicas coincidan con los mejores resultados que haya logrado nunca un partido antimusulmán en España. Hay quien apunta al brazo corrupto del PP como instigador de estas desafecciones. Otros en cambio opinan que estos abandonos servirán para oxigenar al partido y recuerdan que, tras el 29-N, por cada marcha se han producido un centenar de peticiones de ingreso en el partido. Y un último apunte: “Qué solución más hermosa para Myriam que volver al anonimato del que procede, con sus perros, su único libro de cabecera y sus sesiones de tinte cada cuatro semanas”.