La hija de Le Pen, en guerra contra las carnicerías musulmanas
Marine Le Pen, la hija del histórico líder del Frente Nacional francés y candidata a su sucesión, ha abierto una guerra contra las carnicerías musulmanas, a las que acusa de discriminación en la contratación de sus trabajadores porque “los no musulmanes no pueden tocar la carne ‘halal'”.
Su batalla contra las carnicerías musulmanas comenzó el mes pasado cuando un comercio “halal” del norte de Francia pidió una subvención pública para ampliar su negocio a la región Nord-Pas-de-Calais.
Entre los puntos destacados por sus propietarios para hacerse acreedores de la ayuda figuraba la creación de 29 nuevos puestos de trabajo.
Le Pen, consejera de esa región, se opuso ferozmente a la concesión de la ayuda con el argumento de que la contratación de los nuevos trabajadores se haría “en base a una discriminación religiosa, porque todos ellos deberán ser musulmanes”. “En una carnicería ‘halal’ solo pueden trabajar musulmanes porque de lo contrario harían impura la carne para los musulmanes”, agregó.
Ese argumento es repetido como si de un eslogan político se tratara en un momento en el que la política está en plena campaña por la presidencia del FN que abandona su padre, Jean-Marie Le Pen, de 82 años, 38 de ellos a la cabeza de la formación identitaria. “No tiene ni idea, no sé por qué opina de algo que no sabe”, afirmó a Efe el portavoz del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), Benabdellah Soufari, en respuesta a los argumentos de Le Pen.
Junto con la de Evry y la de Lyon, la Mezquita parisiense tiene el monopolio para otorgar los certificados a los matarifes musulmanes y es muy clara a la hora de establecer las reglas. El animal debe estar mirando a La Meca y sin que éste haya sido previamente anestesiado de ninguna forma debe ser degollado por un musulmán, que antes de hacerlo pronuncia el nombre de Alá. Posteriormente, la carne no puede entrar en contacto con otra carne que no sea “halal”, admiten, por lo que buena parte de los mataderos franceses reservan un día a la semana para este tipo de sacrificios.
Este negocio va en aumento, con la participación de un creciente número de grandes superficies, sabedoras del potencial de un mercado de seis millones de musulmanes y que el CFCM calcula en unos 5.500 millones de euros anuales.