Benedicto XVI defiende la humanización de la sexualidad y no los preservativos para vencer el SIDA
En el libro-entrevista con el periodista Peter Sewald titulado “Luz del Mundo”, que será presentado en el Vaticano este martes 23 de noviembre, el Papa Benedicto XVI señala que el preservativo no es el modo verdadero ni adecuado para vencer al SIDA, sino la humanización de la sexualidad.
En un extracto del libro que lleva como subtítulo “El Papa, la Iglesia y los signos de los tiempos”, dado a conocer ayer por L’Osservatore Romano y presentado erróneamente por diversos medios de comunicación como la “aceptación del condón por parte del Papa”, el Santo Padre reitera lo que dijo en su viaje a África en 2009: el camino para vencer el SIDA no es el preservativo, sino la humanización de la sexualidad.
Benedicto XVI señala que “concentrarse sólo en el profiláctico quiere decir banalizar la sexualidad y esta banalización representa la peligrosa razón por la cual tantas y tantas personas en la sexualidad no ven más la expresión de su amor, sino una especie de droga, que se suministran consigo mismos”.
Por ello, precisa, “también la lucha contra la banalización de la sexualidad es gran parte del esfuerzo para que la sexualidad sea valorada positivamente y pueda ejercer su efecto positivo en el ser humano en su totalidad”.
El Papa usa luego el ejemplo de una prostituta que usa un preservativo y lo presenta como un primer paso hacia la moralización. En tal caso, afirma, este uso podría considerarse como su primer paso de responsabilidad para “desarrollar de nuevo la conciencia del hecho de que no todo está permitido y que no se puede hacer todo lo que uno quiere. Sin embargo, este no es el modo verdadero y adecuado para vencer la infección del HIV. Es verdaderamente necesaria una humanización de la sexualidad”.
Reitera posición de la Iglesia
Lo dicho por Benedicto XVI en este libro refuerza lo ya expresado por él en su viaje a Camerún y Angola en 2009, que le valió duras críticas y que fue dado a conocer por un sector de la prensa de manera sesgada. El Santo Padre explicó que “no se puede superar este problema del SIDA solo con slogans publicitarios. Si no existe el ánimo, si los africanos no se ayudan, no se puede resolver el flagelo con la distribución de preservativos: al contrario, el riesgo que se corre es el de aumentar el problema”.
En la entrevista que dio durante el vuelo a Camerún en marzo de 2009 al ser preguntado por la labor de la Iglesia en la lucha contra el SIDA, bastante extensa en todo el mundo especialmente en África, el Papa dijo que el camino para enfrentar esta enfermedad “puede encontrarse solamente en un doble esfuerzo: el primero consiste en una humanización de la sexualidad, es decir una renovación espiritual y humana que lleve consigo un nuevo modo de comportarse el uno con el otro”.
El segundo paso que propuso para esta tarea es el de “una verdadera amistad también y sobre todo con los que sufren, la disponibilidad, también con sacrificios, con renuncias personales, para estar con los sufrientes”.
Abusos sexuales y otros temas
En los extractos presentados por L’Osservatore Romano, el Papa se refiere al judaísmo, la relación el Islam, y otros temas como la cobertura de la prensa sobre los abusos sexuales cometidos por algunos miembros del clero. Benedicto XVI advierte que en muchos casos esto se ha usado como una forma de desacreditar a la Iglesia en vez de investigar buscando la verdad.
El Santo Padre explica además que la Iglesia no puede ordenar mujeres al sacerdocio. Sin embargo, precisa, el lugar de las mujeres en Ella es fundamental y esto puede observarse en la importancia de la Virgen María, Madre de Dios y la Iglesia, y en testimonios de santidad como el de la Beata Teresa de Calcuta.
El Papa Benedicto XVI se describe a sí mismo como un mendigo que confía en su amistad con el Señor, la Virgen los santos para vivir su vocación. Su vida sin la alegría cristiana sería insoportable, afirma
El papa se decribe como mendigo, a la mayoría de los humanos nos gustaria ser un mendigo cómo él, rodeado de todos los lujos y placeres y con un miserable sueldo de unos setenta millones de € año.