La sinrazón y el sinsentido continúan en EE.UU., un país donde, mientras se hable de la creciente ‘estatuafobia’ de personajes, en su mayoría, españoles, no se habla de la negligente gestión respecto a la pandemia del COVID-19 que está llevando a cabo su Gobierno, con Trump a la cabeza.

Unos ataques indiscriminados y sin justificación alguna contra personajes históricos que, como en el caso de uno de los últimos que han sufrido las iras de esos grupos de, nada de ‘antirracistas’ o ‘antifascistas’, si no de delincuentes y vándalos organizados,Miguel de Cervantes, vivió hace más de cuatro siglos y medio. Concretamente, el escritor español nació hace 473 años.

Ahora, la estatua del autor de uno de los libros más conocidos e importantes de la historia de la literatura universal, como es ‘El Quijote’, y que se sitúa en el Parque Golden Gate de San Francisco, en el estado de California, ha sido pintarrajeada. Al busto del autor le pintaron los ojos con spray rojo. Con el mismo color dibujaron dos cruces célticas en las espaldas de las dos figuras que completan el conjunto escultórico. Y para rematar su ‘gesta’, en el pedestal escribieron “bastard” (bastardo).

Precisamente esta palabra es la que ha usado uno de los escritores contemporáneos mes importantes de nuestro país, Arturo Pérez-Reverte, para dar su opinión al respecto de este asunto tras conocer la noticia de los ataques. “Ahora, en un país cada vez más hispano y donde se habla cada vez más nuestra lengua común, le toca a Cervantes. Y mientras, en España debatimos sobre si derribar o no las estatuas de Colón”, ha señalado el escritor, al tiempo que, de manera rotunda y tajante ha asegurado sin titubeos que “somos idiotas hasta el suicidio”.

No es la primera vez que el escritor español carga contra estos ataques a estatuas de personajes históricos de nuestro país. De hecho, hace muy poco recuperó un tuit suyo de 2018 en el que daba una auténtica lección de historia al concejal del Ayuntamiento de Los Ángeles Mitch O’Farrell, quien llegó a asegura de Colón que “sus actos contribuyeron al mayor genocidio jamás registrado”, al tiempo que aseguró que “su imagen no se tiene que celebrar en ninguna parte”.