Por José Manuel Leston.- ¡Tranquilos. No pasa nada. Estúpidos! Nos van metiendo decretos poco a poco sin que la gente entienda el verdadero trasfondo, restando con esas prácticas sibilinas capacidad de maniobra de la gente y también de los poderes. El otro día el gobierno aprobó el Proyecto de Ley para perseguir a quienes saquen dinero de España legalmente. No olvidemos que estamos en una recesión económica y que en diciembre nuestro país estará en una depresión económica, lo cual es una situación aún más grave que la que ya padecen muchas familias.

La gente que aún tenga ahorros irá tirando de ellos para sobrevivir y/o para ayudar a sus familiares. Otra gente, previendo la situación que se nos viene encima, sacará sus ahorros de las entidades bancarias para protegerlos del gobierno socialcomunista que tenemos. Si a eso añadimos los impagos a las entidades bancarias de las hipotecas y de situaciones crediticias contratadas, éstas verán mermados no sólo sus beneficios sino también sus regulares ingresos ordinarios. Ante esta situación de quiebra el Gobierno, bajo presión de los bancos, tendrá que limitar la retirada de dinero (la cantidad a sacar de cada ciudadano), pudiendo llegar a un corralito. No está claro que se pueda pagar todos los ertes, ni los créditos icos, ni la renta mínima, ni el resto de prestaciones por desempleo y al mismo tiempo mantener el sistema de pensiones sin reducir su cuantía. Por si esto fuera poco, el panorama recaudatorio vía impuestos del gobierno va a verse reducido incumpliendo todas las previsiones, pues la gente lo que intenta proteger es su sustento, ya sea mucho o poco, y el incremento tributario no ayuda en absoluto a la recuperación económica.

Mientras tanto, una parte importante de Europa ve difícil un rescate a nuestro país mientras España no cumpla con los objetivos marcados y también mientras no tenga la seguridad de que nuestro país abonará su deuda, no sólo la pasada sino también la futura. Al mismo tiempo se reducen las inversiones extranjeras por una seguridad jurídica incierta. Piensen ustedes que el rescate en términos económicos sería de mayor envergadura que el concedido en la pasada crisis económica. Nos endeudaríamos por encima de nuestro propio PIB. Esto es más que un “apalancamiento”, que condenaría a pagar a nuestros bisnietos. Y eso siempre y cuando no siguiéramos el modelo de impago argentino. Nos dirigimos hacia el modelo bolivariano. Esto está pasando. Ya hemos tenido varios avisos económicos de la ruina de un cambio de régimen que además nos resta libertades.

Por otra parte, la manifiesta “monitorización” de las redes sociales junto al despiadado y sectario control de los medios de comunicación hacen de España un país con bajos índices de libertad de expresión, teniendo como consecuencia directa la desinformación, fruto obviamente de la falta de transparencia del Ejecutivo.

Para quienes nos gobiernan, la “nueva normalidad” consiste en una legislatura pandémica sostenible en el tiempo, con el único fin de sostenerse en el poder bajo un camuflado estado de excepción llamado de alarma, mientras sus socios de gobierno (los nacionalistas) “normalizan” su virus ideológico, el inoculado durante décadas para transformar el autogobierno en un grado de independencia mayor. Pero como se les ha visto el plumero ahora lo que demandan es la prolongación del Estado de Alarma un mes más, para acelerar sus movimientos legislativos, sencillamente para aprobar más Proyectos de Ley y Decretos que quiten margen de maniobra a todo aquel que ponga en duda su acción de gobierno. Así es como allanan el camino para luego hacer lo que les venga en gana, mientras la Oposición está “en barbecho” esperando una productividad en un campo abonado por otros.

Y para colmo el pueblo cantando “Resistiré” mientras sale a los balcones a aplaudir no sé a qué, aguantando que los medios lo adormilen con la esperanza buenista de que todo va a salir bien, después de haber transitado por unas cifras enormemente fúnebres. Por último sólo una recomendación: Proteger, avisar y socorrer (PAS). Y cuídense. En ello sí les va la vida, incluso su hacienda.