¿Sería posible que una empresa extranjera y además china comprara de una tacada una superficie de terreno equivalente al 20% de España o Francia o que duplica con creces la de Holanda, Dinamarca o Suiza y supera con holgura la de Irlanda?

La verdad es que no parece probable pero tampoco imposible, al menos si tenemos en cuenta la operación de adquisición que se está llevando a cabo en un país gigantesco, Australia, el cual ha suscitado enormes recelos.

Shanghai Pengxin Group junto a varias empresas australianas ha llegado a un polémico acuerdo para comprar la empresa local S. Kidman & Co, que se dedica, como tantas otras en esa isla-continente, a la cría de ganado para exportación de carne, según ha revelado el Financial Times. La empresa, que es centenaria, posee 185.000 cabezas de ganado y controla terrenos de pastoreo de unos 100.000 kilómetros cuadrados, equivalentes al 1% del país o el 20% de la superficie de España. El acuerdo no es tan impactante sin embargo en términos monetarios, ya que se valora en unos 325 millones de euros, según apunta Bloomberg.

Siguiendo con las comparaciones odiosas -y un tanto absurdas, la verdad- se podría extrapolar con brocha gorda el valor de esos 100.000 kilómetros cuadrados y estimar que entonces comprar toda España costaría cinco veces la cifra pagada, es decir, unos 1.600 millones de euros. Y por tanto quedarse con Dinamarca, Holanda o Suiza por menos de la mitad de esa cifra.

Pero claro, en Australia estamos hablando de una parte marginal de su territorio formada por terreno rural y remoto, sin apenas presencia humana.

Aunque estas comparaciones con hipotéticas adquisiciones de terrenos en Europa son descabelladas, el calado de esta operación es relevante y ha hecho saltar las alarmas entre la clase política australiana.

De hecho, el Gobierno de las antípodas ha puesto muchos obstáculos al cierre de la operación. En noviembre, Shanghai Pengxin Group y Kidman ya habían llegado a un acuerdo para la venta, pero se frenó la transacción. En ese momento, el ministro de finanzas australiano, Scott Morrison, instó a parar la transacción por la proximidad de parte de los terrenos a un área militar donde se prueban misiles, alegando recomendaciones del Consejo de Inversiones Extranjeras de Australia (FIRB). Los chinos han aceptado renunciar a esa parte de los terrenos y vendérselo a otra empresa australiana, siempre y cuando el acuerdo con el consorcio chino sea aprobado.

Además, para superar recelos nacionalistas y proteccionistas los chinos han tenido que formalizar la compra a través de una filial con domicilio en Australia y han limitado su participación sobre Kidman al 80% y el 20%restante lo adquiriría Australian Rural Capital (ARC), empresa local.

Aun así, el Gobierno australiano ha querido tener la última palabra en esta polémica venta, retrasando la aprobación hasta pasadas las elecciones generales previstas para el próximo 2 de julio. Ningún partido quiere que un tema tan sensible le pueda castigar en plena campaña electoral.