José Luís García-Conde Gómez/Remitido.- Señor director de Alerta Digital: Como militar que juró, como soldado y como cadete, defender la unidad de España no puedo dejar de solidarizarme con las declaraciones de mis compañeros Francisco Alamán y Mariano Cañas. Como hijo de quien siendo capitán pasó desde Ceuta a Algeciras, el 29 de julio de 1936, en hidroaviones, con su compañía de ametralladoras del 3º Tabor de Regulares de Larache, tampoco puedo dejar de hacerlo pues merecería su abominación desde el más allá. Como español, además de militar, tengo que felicitar a mis dos compañeros por haberse expresado en la forma en que lo han hecho, que es lo que todo militar español debe sentir en estos momentos.

Inconcebibles son los comentarios que se leen en el sentido de que el Ejército está sólo para defender a España de los enemigos exteriores. ¿A qué España se refieren? ¿A la que quede tras el desgajamiento de alguna parte de ella? ¿Seguiría siendo España para ellos lo que quedase de ella? ¿Sería para ellos esa parte desgajada un enemigo exterior? En estas circunstancias no puedo dejar de recordar que cuando estando de oficial de guardia en Melilla decía a mis soldados al toque de oración: «Y ahora, al toque de oración, mirad a lo alto, porque allá, en los luceros, están las almas de los que lucharon y murieron para que nosotros ahora gocemos de esta formidable paz que tenemos».

Como supongo que habrá los clásicos ignorantes que, dirigidos por las ideologías de sobra conocidas, dirán que eso lo podía hacer yo porque al que replicase le metía un paquete, les diré lo siguiente: Fui a Madrid a hacer un curso y en las vacaciones me presenté en el cuartel y, estando de conversación con compañeros en el patio, llegó un tabor del campo de instrucción. Tras la formación se rompió filas. Entonces volvimos a la conversación. Yo estaba de espaldas al tabor y un oficial me dijo: “Vuélvete”. Me volví y allí estaban para saludarme un montón de soldados a los que yo había instruido. ¿Quién les mandó venir para evitar el paquete que les podía caer si no lo hacían? ¿El Comandante del tabor? ¿El Capitán de su Compañía?… Como algún descerebrado pudiera decir que como estaban en el Ejército tenían obligación de hacerlo, ahí va otro sucedido: Estaba en Madrid en el curso, y un día que iba en un extremo de un vagón del Metro oigo: “¡Mi teniente!”. Lo había gritado desde el otro extremo uno, por supuesto licenciado, que había estado de soldado en Melilla y al que también había instruido yo. Como es lógico nos dimos un abrazo y salimos a tomar unas copas.

¿Le ordenaría el conductor del Metro que lo hiciera, o el revisor? Cuando recibía el reemplazo de reclutas les decía que aprovechasen el tiempo de mili pues iban a vivir prácticamente al aire libre, sin otros problemas que cumplir con su deber en cada momento, entre compañeros procedentes de distintos puntos de España con sus distintas maneras de ser, que cultivasen esas amistades.

De hecho sé de grupos de soldados que, tras la mili, se reunían a comer anualmente en el sitio convenido de España y que la asistencia a esa reunión era sagrada.Pues bien, todo esto ha desaparecido con la disposición más antiespañola que ha podido dar la triste “democracia que disfrutamos”: la eliminación del Servicio Militar Obligatorio, y, por ello, la juventud española, que se preparaba para defender lo suyo, su Patria, ya no oye hablar de ella y está expuesta a ser envenenada bien por la indiferencia que invade al pueblo español, bien por esas ideologías antiespañolas.

Se ha roto este enlace pueblo-ejército como se pone de manifiesto en muchos comentarios. Y éste “estupendo logro” ha sido obra del Partido Popular en tiempos del señor Aznar. Con razón dice el Coronel Alamán: “Llevo años diciendo que el PP siente más odio hacia los militares que el PSOE. Con el PP en el Gobierno, los militares hemos sufrido los mayores ataques y las peores leyes…Si repasa usted las hemerotecas encontrará continuos ejemplos que certifican el desprecio que los dirigentes del PP han sentido siempre hacia el estamento militar”.

Me asusta pensar que en lo que está sucediendo en España -la medida anterior y las últimas con relación al Ejército, amén de las ideológicas-, tenga algo que ver el libro “EL COMPLOT para aniquilar a las Fuerzas Armadas y a las naciones de Iberoamérica”.

Quiero también recordar y felicitar al Teniente General MENA, apartado del servicio por sus declaraciones en Sevilla acerca de la aplicación de la Constitución. Quiero decirle que no terminé su libro por el asco que me daba el comportamiento de quienes debían haberse solidarizado con él.

Por último, he de advertirles a quienes dicen que los retirados hablan ahora, que no saben si estos retirados hablaron, por los conductos reglamentarios, ante los hechos que se producían y de los que se preveía que desembocarían en lo que tenemos ahora.

*Coronel