Algo huele a podrido en la Semana Santa de Málaga
La religiosidad y el fervor popular son de las pocas cosas que las élites globalistas no han podido aún controlar. No sería entonces extraño que pretendan meter sus sucias manos en la Semana Santa de Málaga, desbordada este año por las cientos de miles de personas que toman las calles al reclamo de las imágenes más icónicas del Cristianismo. Sin embargo, algo huele este año a podrido en la semana pascual malagueña. Nos referimos a la Agrupación de Cofradías, cuyos presidentes representan a las familias malagueñas que dibujan los trazos de una ciudad de castas impermeables.
Fe, religiosidad, estos conceptos en la Semana Santa son muy subjetivos. Ser y practicar la religión católica es lo que cuenta, pero de verdad. Las cúpulas cofrades de Málaga siempre han compartido un elitismo (algunos también lo llaman corrupción moral), donde se hace bien evidente el manejo de poder, las influencias, las prevaricaciones en los cargos, la venta de favores en la asignación de puestos en las cofradías, todo ello repugnante y fiel reflejo del fariseísmo de siempre. Ese fariseísmo permite, por ejemplo, que algunos mediocres con pretensiones de nuevo rico puedan entrar a formar parte de la élite estamental malagueña. En Málaga, el pedigrí social lo confiere el puesto que ocupes en una cofradía de las de pedigrí. Todo lo afirmado siempre con el presuntamente por delante.
En definitiva, lo de las cofradías de Semana Santa de Málaga se parece cada vez menos al Cristianismo, y más a esa forma posturera y de tonteo que tienen de entender la vida algunos cristianos de pitiminí. Y entre tanto, los cofrades de base, los parias de siempre, a poner la espalda debajo del trono previo pago de una cuota obligatoria, que antes se llamaba donativo voluntario.
Lo que diferencia la Semana Santa de Málaga de la de Sevilla es que la de aquí está controlada por esa misma élite que el Verbo de Dios echó del templo a latigazos. La tribuna que hay al comienzo de la calle Larios es la muralla que separa a los patricios de los plebeyos. Nadie puede ver los tronos bajando por calle Larios, salvo los privilegiados de dicha tribuna, lo que también impide la visibilidad desde la Alameda.
Solo desde la voracidad recaudatoria de la Agrupación de Cofradías de Málaga se puede entender el diseño de un recorrido oficial totalmente comercial, con calle amuralladas y una miríada de tribunas para turistas y adinerados.
No se entiende los recorridos enrevesados, con continuas curvas por calles estrechas y concurridas. Unas cofradías en un sentido, otras en sentido contrario. Procesiones paradas durante largo tiempo en espera de que pasen otras. Interrupciones y parones por doquier. Vallas excluyentes. Distinciones sociales en el acceso al recorrido oficial. Los tronos al galope, a toque de tambor, para recuperar el tiempo perdido. Miles de personas aglomeradas y atrapadas en calles ratoneras como Echegaray, Granada, Plaza Uncibay, Cisneros… Así no, fariseos, así no.
“Porque todo el que se ensalza, será humillado, y el que se humilla, será ensalzado”( Lucas 14, 11)
Es lo que tiene estar incompresiblemente deslumbrado por la vanagloria del mundo…. es como confundir la luz del sol con la de un farol.
https://www.malagahoy.es/semanasanta/antonio-banderas-semana-santa-malaga_0_2003731178.html