Una España fallida, neocomunista y distópica
Raúl González Zorrilla.- Mientras la España socialista comienza a parecerse cada vez más a un vomitivo Estado fallido de tintes bolivarianos y los buitres geoestratégicos se preparan para repartirse los despojos de un país que un día fue clave para la historia de Occidente, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, bordeando el delito de alta traición, no solamente rehúsa a hacer frente con todos los recursos a su disposición a la insurrección independentista catalana sino que, además, y en una de las aberraciones políticas más notorias que se ha fraguado en las últimas décadas, gobierna el país con el apoyo carísimo de todos los partidos golpistas, filoterroristas y de extrema-izquierda presentes en el arco parlamentario nacional.
A estas alturas de lo padecido, y al mismo tiempo que el Ejecutivo de Pedro Sánchez se jacta de poner a la Justicia bajo su bota totalitaria, las principales instituciones españolas se revelan ante los ojos pasmados de millones de ciudadanos como entidades radicalmente ineficaces e incapaces de proteger los valores más elementales sobre los que se levanta nuestra Constitución, y, sobre todo, como inútiles organismos burocráticos bien anclados y adocenadas allí donde las élites políticas, económicas y culturales se agazapan cuando todo lo que importa a los hombres y mujeres que día a día hacen España es destruido y quemado por las hordas sediciosas, antisistema y radicales que campan a sus anchas y en la más absoluta impunidad.
El Estado español comenzó a encogerse, a hacerse realmente inmerecedor de dicho nombre, hace ya demasiados años, cuando las primeras víctimas del terrorismo etarra comenzaron a vagar por nuestras ciudades sin ningún apoyo institucional, ocultando su condición de víctimas y casi pidiendo perdón por ser familiares de un guardia civil asesinado, de un empresario torturado, de un funcionario secuestrado o de alguien que, simplemente, se encontraba en el momento equivocado en el lugar menos indicado. Sí, el Estado español comenzó a menguar con esos complejos y con esas miserias y, a partir de ahí, se puso en marcha un proceso de descomposición social lento y moroso, pero imparable, que ahora llega a su final alumbrando una infernal geografía de territorios perdidos en la que millones de niños no pueden educarse en español en España, en la que leyes y normas difieren según el lugar del país que se habite, en la que poderosos reinos taifas independentistas cuestionan un día sí y otro también el orden constitucional sin que sufran ninguna consecuencia por ello y en la que apenas quedan elementos comunes que den cuerpo a la nación. En este magma, los que siguen son proyectos normativos que ya está pergeñando el Ejecutivo neocomunista de Sánchez: otorgar el derecho a voto a los adolescentes de 16 años, acabar con los colegios concertados, controlar la libre difusión de informaciones y de opiniones, aumentar los impuestos, multiplicar el gasto público, vaciar las cárceles de presos (especialmente de ETA), imponer un nuevo rosario de leyes coercitivas para luchar contra un inexistente cambio climático, reescribir la historia implantando e imponiendo una nueva memoria colectiva, reducir las horas de empleo, regalar dinero a quienes no deseen trabajar, afianzar a machamartillo todas y cada una de las necedades relacionadas con la ideología de género, imponer (muchas) restricciones a la propiedad privada, proteger la ‘okupación’, castigar la creación de empresas y cortar de raíz cualquier posibilidad de que la meritocracia triunfe sobre la mediocridad. Estos son algunos de los puntos básicos sobre los que se levanta el Gobierno de extrema-izquierda con el que el Partido Socialista y Podemos, y toda su patulea de corifeos, maltratan y quiebran a España.
Poco a poco, según van pasando los años y las décadas, vamos dejando atrás numerosos de los grandes futuribles plasmados a lo largo del tiempo por la literatura y el cine, desde el 1984 de George Orwell al San Los Angeles de Blade Runner, pasando por la epopeya espacial de 1999, el extraño Regreso al futuro que tenía lugar en el año 2015 o los Días Extraños de Kathryn Bigelow que explotaron en 1999. Pero, ahora, en este 2020, socialistas asilvestrados y fanatizados, comunistas tradicionales, comunistas bolivarianos, filoterroristas y un inmenso rosario de nuevos izquierdistas especializados en expulsar a los estercoleros de la “extrema-derecha” a todos aquellos ciudadanos que no comulgan con la corrección política, con la imposición doctrinal socialdemócrata diseminada por tierra, mar y aire desde los medios de comunicación del sistema (casi todos) o con el totalitarismo difuso manado desde unas instituciones dedocráticas mancilladas hasta la extenuación por un PSOE convertido en una secta que funciona por aclamación de sus bases, están conformando una nueva España (por denominarla de alguna forma) que se levanta, monstruosa, como la primera gran distopía socialista que surge en la Unión Europea en este siglo. Una pesadilla que la sociedad española, representada por una Monarquía dimisionaria, un Estado vendido al mejor postor, un entramado de grandes partidos corruptos y millones de ciudadanos empeñados en lanzarse por el vacío de la oclocracia, parece haberse ganado a pulso y que se ciñe sobre nosotros con la inmensa negrura, el oscurantismo y la barbarie que solamente es capaz de generar una gran alianza nacional-socialista como la liderada por el PSOE con la aquiescencia cómplice del gran capital transnacional, con el silencio cobarde de la Iglesia católica, con el visto bueno de las instituciones comunitarias y con la sonrisa cínica de quienes aplauden tímidamente ante el pasear de un Rey que saben a ciencia cierta que está desnudo.
La idea de la España democrática, y sin duda también la de una Unión Europea con algún tipo de futuro para nuestros hijos, arde sin parar y con ella se quema uno de los grandes proyectos civilizatorios de Occidente, se dilapida un inmenso patrimonio inmaterial de valores, tradiciones, cultura e historia pacientemente levantado a lo largo de varias centurias y se pone punto final, con la aquiescencia cómplice y la renuncia interesada de quienes deberían liderar el sentido común, a una forma de entender el mundo que, al parecer, ya solamente es defendida y compartida por mujeres y hombres humildes, a los que nadie presta atención desde hace lustros, y que repiten muy alto y muy claro lo que nuestros gobernantes, del liviano Rey Felipe VI hacia abajo, no se atreven a gritar: que la Constitución debe acatarse sin dilación y defenderse con firmeza, que el Estado democrático debe prevalecer y que nuestra patria no puede morir arrasada por una vulgar y repugnante manada de bárbaros liderada por el socialista Pedro Sánchez y amamantada y crecida en buena parte en las escuelas y en las universidades que el ya citado menguante Estado español también en su día abandonó en manos de los más miserables, de los más fanáticos y de los más intolerantes.
Se aproximan tiempos duros. Muy duros. Se avecina una época cruel y corrosiva para nuestro legado civilizacional porque la morralla política que, legal pero ilegítimamente, ha agarrado a España del cuello viene cargada de leyes liberticidas, de decretos impositivos, de doctrinas incendiarias y de soflamas frentepopulistas, pero, sobre todo, viene pertrechada con un puñado de armas infames que deconstruyendo al hombre y la mujer, aniquilando la familia tradicional, convirtiendo la educación en adoctrinamiento, reescribiendo la historia, diluyendo y despreciando nuestra tradición judeocristiana y grecolatina, limitando la libertad de expresión “por nuestro bien”, empequeñeciendo los derechos individuales de las personas, aumentando exponencialmente los presuntos derechos de determinadas minorías, poniendo trabas al desarrollo empresarial, limitando la propiedad privada, castigando a las víctimas y recompensando a los delincuentes, busca arrasar con la nación, el Estado, el entramado constitucional y la sociedad tradicional alumbrando un nuevo orden, que en realidad es muy viejo, en el que, de vez en cuando, todos habremos de repetir, unánimente y al ritmo que marcarán los medios de comunicación del sistema (casi todos), aquello de “la guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza”.
El Shock de Occidente. Raúl González Zorrilla
España comenzó a sufrir esta deriva decadente a finales de los años 70. El periodo entre 1975 y 1978 puso las bases a esta terrible decadencia. Desde los tiempos de la nefasta UCD, partido de gente honrada- de eso no cabe ninguna duda- pero totalmente acomplejados de su pasado: favoreciendo toda clase de separatismos, dejando de luchar contra ETA ( derogación del Decreto-Ley de prevención del terrorismo de agosto de 1975 y supresión de la pena de muerte y jurisdicción militar para los delitos de terrorismo), fomento del consumo de la pornografía y la droga, aumento de la delincuencia,, descristianización… Leer más »
Eso de que España es democrática está por ver. Y cuando se mira no se constata. Soy testigo, junto a otras 12 personas que presenciamos y lo denunciamos en Madrid, que en el escrutinio general del 28 de julio pasado no se sumaron los votos de las actas de las mesas electorales (y esa es la única forma legal de conocer el resultado de las elecciones). En diciembre recibimos una carta del Juzgado 53 inadmitiendo la denuncia porque no había indicios de que lo denunciado fuera cierto. A partir de esta realidad se pueden hacer conjeturas sobre lo que nos… Leer más »
LA palabra de moda es distópico. Aparece en todas partes. Aún no comprendo su significado real porque se emplea tanto para un roto como para un descocido.
Ya. Es que probablemente el roto y el descosido sean, ambos, “distópicos”.
1984 de Orwell.
Bueno, que otra cosa se podía esperar de Sánchez (y secuaces) esbirro de Soros y el Foro Económico de Davos, seguramente la corporación transnacional globalista Woke Blackrock podra comprar a precio regalado a Españalandia como lo esta haciendo con Ucranialandia..
Viene si se le permite.Si NO se le permite NO viene,NO.
“Una España fallida, neocomunista y distópica,” falta lo de Seca , Fumigada hasta las Cejas y con la mayoria de la Poblacion envenenada por las VCNs.
Nuestras “queridas” autoridades, Gobierno, Parlamento, Aytos, Jueces, Taifas, Realeza,, GC, Policia,,,,,, hecho un trabajo excelente para cumplir los objetivos distopicos y despobladores de la AG2030.
Más miseria ,más neuromodulacion,más estúpidos y satanicos en el gobierno…
Pues yo sigo viendo al personal encantado, cañita, viajecito, cochecito, móvil para aquí y para allá, ¡qué maravilla! Dentro de nada a votar a las uropeas y las galelgas como buenos parroquianos y, en otro poquito, otro rejonazo, que ya están preparando el asunto.
Hablas con la zombitropa y dicen que todo es estupendo y están encantados de colaborar con el Régimen criminal.
A ver si los que no tenemos ni puta idea somos el autor y yo.
El que pueda que se vaya
Cada vez que veo asociada a España por necios malabarismos convencionales ( es decir, “convenientes” ) a términos como “país”,. ·”marca”, y demás ocurrencias, me resulta muy penoso. . Porque eso no es justo con lo que ha sido, con lo que podría ser. Españá es la Patria. la tierra de nuestros antepasados que forjaron nuestra historia, que instituyeron nuestras tradiciones, que proclamaron nuestra Fe que cumplieron su destino en la Humanidad, porque nunca renunciaron a su misión no dando jamás la espalda al sacrificio. cuando fue necesario. En este maravilloso territorio que ellos ocuparon y, distinguiéndolo con su heroica… Leer más »
Por favor, un artículo sobre Elon Musk, que creíamos que era Bill Gates el que nos iba a poner chips, y Elon Musk ya ha puesto el primero a un pobre infeliz…
Militar en Bosnia? JOJOJO… Otro mercenario tribakonado haciendo gala de sumisión a la POTAN.
Pues sí señor. Y a mucha honra. Allí fuimos a poner orden en los restos que habían quedado del experimento comunista en una patria tan bella como era Yugoslavia. A tantas familias ayudamos y a tantas volvería a ayudar.
” la oclocracia, que probablemente es un concepto político conocido por politólogos y científicos sociales en general; pero yo ignoraba su trascendencia, puesto que, aparentemente, sería un término nuevo para designar a grupos sociales de la más baja estofa que se apoderan del poder político, utilizando de instrumento al sistema democrático y de plataforma a alguna o varias organización de esta índole.” ” Debo admitir que jamás había oído esa palaba. Una vez que me enteré de su existencia me puse a investigar y en la red encontré un montón de cosas interesantes al respecto que logré comprender. En suma,… Leer más »
Ineptocracia pura y dura..de libro.
DON’T LOOK UP!
inexistente cambio climatico dice…