Amos negros en las Américas
Carlos Arturo Calderón Muñoz.- Un barco mercante se acercaba a las costas del Nuevo Mundo llevando consigo valiosos esclavos. Para el negro prisionero era irrelevante si la nave en la que le transportaban atracaba en la América hispana, anglosajona, lusa o francófona, de cualquier forma estaba destinado a cambiar nuevamente de dueño. Aunque lo más probable era que el tipo que le oprimiría fuera un horrible blanco, no sería nada extraño que compartiera el color de piel con su nuevo amo.
Aunque los pueblos africanos llegaban a las Américas como mercancías, esto no les impedía integrarse al sistema económico local y ascender en este. La esclavitud ha sido mayoritariamente una cuestión de lucro y no de raza. Así como los Estados africanos, como el Imperio Asante, el Reino Ndongo o el Reino de Loango hacían grandes fortunas cazando a otros negros para luego venderlos como esclavos, en América muchos negros lograron trepar en la pirámide social hasta hacerse con sus propios esclavos.
En el imaginario colectivo se suele mostrar a todos los blancos como responsables absolutos de la esclavitud. Una y otra vez las hollywoodenses producciones cinematográficas nos inundan con propaganda en la que docenas de negros se veían forzados a atender a un solo señorito blanco.
Para empezar, y sin ánimo de darle argumentos a la dialéctica marxista, ricos y pobres han existido desde que el mundo es mundo. Un esclavo era un producto que no se caracterizaba por su accesibilidad; como mercancía los esclavos solían ser bastante costosos y eso implicaba que, por simples leyes económicas, no eran productos a los que pudieran acceder los ciudadanos promedio, que eran la mayoría.
En la tierra de Ezra Pound (Estados Unidos, por si acaso), podemos ver que los censos de 1860 muestran que de 27 millones de blancos sólo 8 millones vivían en estados en los que se permitía la esclavitud. Las declaraciones de impuestos de la época nos dejan saber que unos 375.000 blancos aproximadamente eran dueños de esclavos; sólo el 1.4% de la población caucásica tenía esclavos, Este fue el último año antes de la Guerra Civil estadounidense, es decir, el año en que la esclavitud en ese país estuvo en su punto más alto.
Desde la primera mitad del siglo XVII los negros ya tenían esclavos de su misma raza en Norteamérica. El caso más controvertido y representativo de esos años es el del negro Anthony Johnson y su esposa, quienes en 1654 fueron a la corte de Virginia para que se reconociera legalmente a Jhon Castor como su esclavo. Si tomamos en cuenta que los primeros esclavos negros llegaron a Jamestown en 1619, bajo la modalidad de servidumbre o de trabajo no remunerado, podemos ver que los amos negros nacieron en la América anglosajona casi al tiempo con los blancos.
Entre la comunidad negra estadounidense se podían encontrar toda clase de esclavistas que iban desde los minoristas hasta los magnates. El profesor Jhon Hope ha demostrado en sus estudios que el 28% de los negros libres en Nueva Orleans eran dueños de esclavos. Entre los ejemplos más destacados podemos mencionar a Nicolas Metoyer y a su familia que contaban con más de 215 esclavos o Antoine Dubuclet, quien tenía más de 100 esclavos y unos bienes valorados en 264.000 dólares de 1860. En comparación, un sureño blanco promedio de la época tenía bienes por poco menos de 4000 dólares.
En Carolina del Sur, William Ellison, que antes se llamaba Abril, fue un negro liberado quien no tuvo problema en hacer su fortuna utilizando a sus hermanos de sangre como mano de obra esclava en su negocios, que incluían la fabricación de desmotadoras y plantaciones de algodón. Su eficiente uso de esclavos y maquinaria barata le permitieron sacar del negocio a muchos competidores blancos. Pero lo más chocante para el mundo rosa del buenismo es que William Ellison, al igual que muchos negros libres, apoyó al Sur en la guerra civil.
No era una cuestión racial sino económica, la estructura social de los confederados le permitía a William Ellison y a muchos otros acaudalados negros el mantener sus estilos de vida. El triunfo de Lincoln y la Unión los arruinaría, como efectivamente le pasó a muchos, así que decidieron unirse a la causa de sus respectivos estados sureños. Aunque los negros en armas pelando por el Sur representaron menos del 1% del ejército confederado, tras las líneas de fuego se habla de entre 60.000 y 100.000 negros, entre esclavos y libres, que realizaron operaciones logísticas.
En la América Hispana nos encontramos con un fenómeno algo diferente. Mientras a las colonias de Albión llegaban esclavos para mantener el funcionamiento económico de asentamientos previamente establecidos, España contó con esclavos desde la conquista misma. Esclavos y siervos negros estuvieron presentes como auxiliares armados en conquistas a lo largo de todo el continente desde épocas tan tempranas como la primera década del siglo XVI.
Juan Garrido fue un esclavo nacido en el occidente de África que después de pasar por Portugal sirvió alrededor de 30 años a la corona española. En 1503 Garrido desembarcó en el Nuevo Mundo. Todavía se debate si era un esclavo o un siervo al momento de llegar a las Américas, de cualquier forma su libertad absoluta la ganó como recompensa por sus servicios al Rey; estuvo presente en las conquistas de Puerto Rico, Cuba y Méjico.
Los servicios de Juan fueron bien pagados por la corona, que no sólo le concedió su libertad sino le dio una vivienda en ciudad de Méjico. Posteriormente pusieron bajo su mando a grupos de esclavos, negros e indígenas, en expediciones mineras; como fuera la expedición a Zacatula en 1528 o a la Baja California, dirigida por Cortés, entre 1533 y 1536.
Gracias a los estudios del profesor Matthew Restall, inglés que creció en lugares tan anglosajones como España o Venezuela, sabemos de la existencia de numerosos esclavos negros que participaron en la conquista de las Américas y ascendieron en la escala social hasta comandar esclavos o incluso tener los propios.
Sebastian Toral, quien estuvo en la conquista de Méjico, Juan Valiente que peleó en Perú y Chile y Juan Beltrán quien también estuvo en Chile, tienen en común que fueron esclavos o descendientes de esclavos que pelearon por España, ganaron su libertad y se les premió, entre otras cosas, con encomiendas. Es decir, pasaron de ser esclavos a hombres libres dueños de mano de obra forzada.
España colonizó con muy poca gente un espacio demasiado extenso, al día de hoy existen muchos territorios en la América hispana que brillan por su poca o nula población. Por este motivo, en la época colonial española no encontramos grandes magnates esclavistas como en la América anglosajona. Sin embargo, todos los negros libres tenían derecho a tener sus propios esclavos; en los pequeños centros urbanos del continente se pueden encontrar cientos de casos de negros con al menos un esclavo.
Los esclavos eran una propiedad más, por lo tanto las familias negras que empezaban a ascender en la escala social, además de adquirir sus viviendas y animales, compraban esclavos para labores domésticas o directamente para la generación de ganancias. En Caracas podemos mencionar al matrimonio de negros libertos Luis Joseph Pacheco y María Josepha Rita, quienes además de algunos animales tenían dos esclavas.
En los registros de propietarios de esclavos en el Chocó, podemos encontrar en la segunda mitad de la década de 1750 a Miguel Ibo de Tovar y Miguel Soliman, quienes eran negros libres que tenían algunos esclavos para trabajar en las minas. Gracias a la recopilación de archivos notariales de Karen Graubart, sabemos de varias mujeres negras de la alta sociedad de Lima, como Catalina de Ysásaga o María de Bilbao, que vivieron en los siglos XVI y XVII.
Estas mujeres, además de financiar cofradías y asistir a eventos de gala, tenían entre sus pertenecías algunos esclavos. A pesar de que muchas de ellas eran negras libertas, no eran extensivas en ese mismo trato a sus hermanos de sangre, ya que más de la mitad de los esclavos que figuraban en los testamentos de las damas negras fueron trasferidos a sus familias; algunos otros podían ser liberados, pero tenían que pagar por ese privilegio, cosa que no lograban con facilidad.
En la misma Lima era común que los negros y mulatos libres que se desempeñaban en oficios artesanales compraran esclavos para que les ayudaran en sus talleres. Casos destacados fueron el del Albañil Lorenzo de la Cruz o Francisco de Gamarra.
El historiador Miguel Ángel Rosal muestra en sus trabajos del periodo tardío-colonial en Argentina, como una clase ascendente de negros porteños se hacía de bienes inmuebles y esclavos. De la década de 1750 a la de 1800 se duplica el número de propietarios de bienes inmuebles. En los registros se encuentran 63 operaciones de compraventa de esclavos realizadas entre negros y blancos. Gran parte de los blancos involucrados en estos negocios tenían el tratamiento de “Don”, lo que implica que, al igual que en África, las esferas más acaudaladas de ambas razas tenían lazos comerciales estables.
Sin embargo, en esta ubicación geográfica no era necesario ser un hombre libre para tener esclavos. Tal fue el caso del negro Francisco, que era un esclavo cocinero propiedad del Brigadier Don Jaime Sanjust y quien tras recibir permiso de su amo se compró su propio esclavo, el negro Luis.
Podemos seguir nombrando interminables casos como las ya descritos en los territorios portugueses, franceses, holandeses y de otras potencias europeas en las Américas. Sin embargo, el propósito de este artículo es el de apoyar la idea de que la esclavitud no era motivada por cuestiones raciales, siempre ha sido un lucrativo negocio. Los esclavos eran los pobres de la época, ellos aspiraban mejorar su condición económica; así como hoy el obrero quiere ser patrón, en aquel entonces el esclavo quería ser esclavista.
La razón por la que no hay tantos casos destacados de acaudalados esclavistas negros en las Américas, como los ultra ricos reyes africanos, es porque en África las sociedades estaban bajo el control de los negros, por lo tanto el dinero fluía hacia ellos. En América, los negros llegaban a una sociedad dominada por blancos y con una gran cantidad de componentes amerindios, por lo tanto no tenían el monopolio del negocio. No por eso dejaron de intentar ascender en la escala social hasta que muchos de ellos se hicieron de riquezas materiales que incluían a otros seres humanos.
La vida es lucha y en nuestra especie gregaria el hombre siempre va a intentar dominar al hombre. Por lo tanto cualquiera que utilice el argumento revanchista de que se le deben compensaciones por los males que sus ancestros sufrieron a manos de otros pueblos, tiene que ser identificado como un supremacista racial. Este tipo de gente pretende ignorar el sufrimiento causado a otros y hacer que el único que valga sea el de los suyos.
Si aquellos contingentes de negros que se la pasan reclamando compensaciones al mundo blanco por los afrentas a sus ancestros quieren tener algo de coherencia, sería bueno que le pagaran reparaciones a los indios que estuvieron bajo el yugo de sus encomiendas. Mejor aún, ya que los más probable es que cualquier negro americano, sin importar el país, sea simultáneamente descendiente de esclavos y esclavistas, podrían dejar de atacar a los demás con sus discursos de odio y ponerse a trabajar para pagarse a sí mismos por lo que se hicieron. Si les repugna tanto que la gente blanca viva porque alguno de sus ancestros tuvo esclavos, pues también pueden cortarse las venas para no cargar con la vergüenza de haber sido antecedidos por opresores.
De mi parte creo que tenemos que seguir luchando contra la esclavitud, nos han encerrado en una cárcel planetaria regida por la usura y sofisticados controles de tipo mental, social y genético. ¡Qué ganas tengo de romper los grilletes del globalismo!
*Desde San Bonifacio de Ibagué, Colombia
Por supuesto, en esa época la esclavitud era la norma. Más aún y salvaje entre los habitantes asiáticos de América cuando los españoles llegaron. Que no se olvide.
Los que sufrieron, en todo caso, serían los ascendientes de los que reclaman compensaciones. Pero vayamos caso por caso y que cada uno demuestre que sus ascendientes fueron esclavos; después, que fueran los esclavistas o sus herederos los que les indemnizaran, no los españoles actuales en conjunto que no salieron de España; por último, como parte de las compensaciones, que sean repatriados a África, de donde no debieron ser secuestrados. Verán qué gusto.
Estimado Sr Arturo Calderön Muñoz lo felicito de corazón por su gran artículo. Excelente y muy informativo ignoraba todas esas verdades! Gracias
Un iberoamericano de muy al sur
Los turcos en casi tres siglos cogieron prisioneros para esclavizarlos a 1.500.000 cristianos, la mayoria eran españoles, portugueses e italianos
Gracias por su artículo. Aprendemos!.
Nosotros los judios fuimos los que exportamos a los negros a las famosas América. Ahora como no hemos creado una nueva explotación laboral , conocida como reforma laboral. Así que ya sabéis obedecer a vuestros amos, no vaya ser que se enojen
“En un principio, el tráfico con esclavos judíos estaba prohibido, pero parece que no había ninguna restricción legal( judía), para la Compra y la venta de esclavos gentiles- Con la dispersión de las naciones en Europa y el conflicto surgido entre los arios (1) y los católicos en España por motivos religiosos, los judíos tuvieron la oportunidad de surtir de esclavos a los unos y a los otros”En Italia “En tiempos del Papa Gregorio el Grande (años 590 a 604), los judíos se HABlAN CONVERTIDO EN LOS PRINCIPALES MERCADERES EN ESTE TRAFICO” (DE ESCLAVOS) …Jacobs ha indicado, que los esclavos… Leer más »
Gracias, la verdad nos hace libres frente a la grotesca manipulacion del sionismo. Saludos.
Todo lo que comentas es cierto. Los judíos siempre hemos traficado con esclavos del África subsahariana. Luego en las películas de Judewood les échamos las culpas a los blanquitos para que el populacho se crea nuestra versión ya que os tenemos plenamente aborregados a través de nuestros medios de comunicación y películas hollywoodienses.
ten cuidado! si sigues divulgando asi abiertamente los secretos de la tribu te puedes buscar un problema grave con tus congeneres! por lo menos te botaran de la sinagoga! pero de ahi no pasa,los goyines son muy estupidos para despertar y aunque tu confieses y adviertas tus crimenes,simplemente no tienen capacidad mental para reacZIONar!
Como siempre, qué gran análisis el de nuestro hermano y cantor del auténtico Imperio, del nuestro, del español; que es decir, de la HISPANIDAD: D. Carlos Arturo Calderón Muñoz.
Antumi Toasije…