Al presidente del Gobierno Pedro Sánchez no le importa nada el Parque Nacional de Doñana. Si fuera de otro modo hubiera puesto algo de su parte ejecutando algunas de las obras hídricas vitales para la provincia de Huelva, a las que se comprometió hace cinco años cuando accedió a Moncloa. Todas están sin ejecutar o paralizadas, aunque supondrían un gran alivio para los agricultores y, fundamentalmente, para el propio espacio natural, más aún en plena sequía.

Sin embargo, se ha proclamado defensor de Doñana y en este asunto centra su estrategia electoral de cara al 23 de julio con un objetivo claro: desgastar al Gobierno de la Junta de Juanma Moreno para apoderarse de los votos de los andaluces y recuperar el antiguo feudo socialista. Así que le da lo mismo sacrificar ‘un puñado de fresas’ por estos miles de votos que han pasado al PP.

El presidente del Gobierno alienta el boicot a la producción de frutos rojos que se producen en Huelva y difunde la campaña para vetar los productos españoles en los supermercados alemanes y lanza a sus ministros a que hagan lo propio.

Al mismo tiempo los diputados alemanes que han viajado este lunes a España para visitar el uso del agua que se hace en el entorno de Doñana han dejado su visita en el despacho del ministerio para la Transición Ecológica que dirige la ministra Teresa Ribera. Se han reunido con el secretario de Estado, Hugo Morán, y han rechazado la visita a los regantes, poniendo como ‘excusa’ que estamos en pleno proceso electoral.

Se olvida el Ejecutivo sanchista que detrás de este sector que es referente internacional por sus prácticas innovadoras y respetuosas con el entorno, hay miles de puestos de trabajo en juego, concretamente, de manera directa afecta a 100.000 personas e indirecta a 160.000.

Tampoco ha tenido en cuenta la opinión de los ciudadanos onubenses que en estas últimas elecciones municipales en Andalucía han expresado su opinión en las urnas, que no ha sido otra que restar su apoyo al PSOE y trasladarlo al PP. Ni siquiera a la organización Interfresa, a la cadena de supermercados ALdi o a los propios afectados: los agricultores, que piden la dimisión de la ministra Ribera, por los ataques injustificados al sector.

Pero Sánchez tiene otro objetivo que es aferrarse al sillón de Moncloa cueste lo que cueste y no le importa sacrificar en el camino a los freseros y a toda una comarca que vive de la agricultura.

El presidente del Gobierno coge el “altavoz del boicot”. Ante este ‘jaque mate’ al campo andaluz, el portavoz de la Junta, Ramón Fernández-Pacheco, ha criticado este lunes el “uso” que el Gobierno central está haciendo de la visita de parlamentarios alemanes esta semana al ejercer como “altavoz del boicot” a la campaña de la fresa que ha impulsado una asociación de consumidores de Alemania.

Desde la Junta de Andalucía querían reunirse con los diputados pero no será posible, por lo que el ofrecimiento del portavoz para explicarles el contenido de la proposición de ley sobre regadíos en la corona norte de Huelva, que se tramita actualmente en el Parlamento, tampoco se producirá.