Coalición por Melilla, de nuevo en el ojo del huracán 15 años después
Coalición por Melilla (CPM) vuelve a estar en el ojo del huracán. Las sospechas de fraude electoral sobrevuelan de nuevo la ciudad autónoma. Las acusaciones de compra de votos por correo no es nueva. Melilla ya se enfrentó a una posible suspensión de las elecciones por fraude. El líder de la formación localista, Mustafa Aberchán, ya fue condenado por comprar votos para las elecciones generales de 2008. La sanción, ratificada en 2021 por el Tribunal Supremo, le inhabilita para ser candidato en los comicios del próximo 28 de mayo.
Aberchán preside CPM desde su fundación en 1995, fruto de una escisión del PSOE. Cuatro años después se convirtió en el primer presidente musulmán de una región gracias al apoyo del Grupo Independiente Liberal (GIL) y los socialistas. La aventura apenas duró un año, ya que fue derrocado por una moción de censura. Una década más tarde intentó dar el salto a la política nacional, momento en el que fue acusado de compra de votos.
Las sospechas regresan a una convocatoria electoral en Melilla. Tras el asalto a varios carteros para robarles papeletas, el voto por correo vuelve a estar en tela de juicio. En la ciudad fronteriza estas prácticas se investigan desde hace años, pero ahora con novedades: la Junta Electoral de Zona (JEZ) ha acordado exigir a los votantes por vía postal que se identifiquen con el DNI a la hora de enviar su voto a la mesa electoral.
Una medida a la que se opuso el vocal de la JEZ propuesto por CPM, que emitió un voto particular con el argumento de que esta no estaba prevista en la Loreg y que se invadían competencias del legislador. La formación localista solicitó entonces que se paralizaran las elecciones, en las que Aberchán no estará por primera vez desde que fundó el partido. Una decisión que motivó que algunos exaltados prendieran fuego a la sede del principal partido en el Gobierno melillense.
Tras la decisión de la JEZ, que no era indispensable hasta la fecha, las largas colas en la oficina de Correos de Melilla para solicitar el voto, curiosamente, han desaparecido. Tal y como ha podido constatar EFE, actualmente muy pocos ciudadanos están acudiendo a la única oficina postal de la ciudad autónoma, ubicada en la calle Pedro Navarro, a pocos metros de la sede de Coalición por Melilla, lo que ha despertado suspicacias ante una posible compra de votos.
El robo de las papeletas, según el PP, se efectuaba en los domicilios en el momento en el que los carteros se daban la vuelta tras entregar las mismas: hace pocos días, «en una casa con tres solicitudes en el Barrio Calvo Sotelo, les ofrecieron 80 euros por cada uno», aseguró el candidato popular, Juan José Imbroda.
Los hechos están siendo investigados y son de «una gravedad máxima», porque ponen «en tela de juicio» las elecciones y «la propia democracia», según ha subrayado desde Lisboa el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska. Sin embargo, esta polémica, como decimos, no es nueva.
En las elecciones generales de 2008 una situación similar terminó con la condena a dos años de cárcel e inhabilitación del entonces secretario general del PSOE, Dionisio Muñoz, y el aún presidente de Coalición por Melilla (CPM), Mustafa Aberchán, por comprar votos por correo a cambio de planes de empleo.