Para conocer mejor a la personaje bastaría decir que ser una de las invitadas a la cumbre de Bilderberg habría colmado sus expectativas políticas vitales. No creo que haya un solo lector al que le cueste imaginar a la ex lideresa moviéndose como pez en el agua en la asamblea anual de los amos del mundo.

Esperanza Aguirre es una liberal clasista que concibe la sociedad desde los prejuicios aristocráticos que la han acompañado siempre. Nada en ella nos invita a imaginarla en nuestra misma trinchera ideológica. Ensoberbecida hasta decir basta, Aguirre no tiene espíritu colectivo ni de compartir nada. Lo suyo es estar todo el día enredando a su partido, repartiendo culpas a mansalva y excluyéndose a ella misma de haber sido a la corrupción del PP lo que el oxígeno a la vida. Muchos de los más conspicuos corruptos del partido de la gaviota fueron nombramientos suyos. Pero en vez de estar callada, la momia se pasea de televisión en televisión haciendo lo contrario de lo que aconseja la frase: “Es mejor estar callado y parecer estúpido que abrir la boca y disipar las dudas”

Alguien de la dirección en ciernes del PP debería patearle el culo o ponerle una mordaza.