“Tenemos derecho o no a decidir nuestro futuro?”, se pregunta el obispo de Solsona (Lérida), Xavier Novel, pertenciente al Opus ‘Jews’ Dei, en una carta aparecida en la hoja parroquial de su diócesis este domingo. En su misiva, el prelado se pregunta si los catalanes tienen derecho a decidir su futuro político, amparándose en la doctrina social de la Iglesia. Novel argumenta que el derecho a la autodeterminación fue defendido por el Papa Juan Pablo II ante la ONU y que Cataluña cumple con los elementos que la doctrina católica indica para poder considerarse ‘nación’.

Novel añade en su carta que “se está usando la ley para negar el derecho a la autodeterminación y a la consulta del 9-N”, que, según subraya, “es un derecho anterior y superior al ordenamiento jurídico vigente”.

Ajeno a cuestiones tan importantes como la corrupción política en Cataluña, la alarmante bajada de fieles en los templos catalanes (Cataluña es la comunidad española con menos asistencias a misa), así como la progresiva islamización que sufre su comunidad, Novel insta a los fieles a participar en el proceso y en la consulta separatista del 9-N. “Os pido, por lo tanto, que no seáis ajenos a este proceso y, con espíritu democrático y pacífico, escojáis con tranquilidad de conciencia aquella opción ante la consulta que creáis mejor para el bien de Cataluña”, concluye.

“Los católicos, si queréis, podéis ser independentistas”

Las reflexiones del prelado solsoní a favor del proceso independentista no son nuevas. En septiembre del 2012, durante la festividad de la Virgen María del Claustro, ya dijo: “Maria del Claustro, nacida en un país ocupado y oprimido, sabe bien qué significan las esteladas. Qué le tenemos que explicar sobre deseos de independencia política?”

“Dejádmelo decir más claramente: Estar a favor de la independencia de Cataluña es perfectamente legítimo moralmente y, por lo tanto, los católicos, si lo queréis, podéis ser independentistas”, declaró entonces.

EL OBISPO DEL OPUS IGNORA A LOS MÁRTIRES CATALANES ASESINADOS POR LOS SEPARATISTAS

Las inclinaciones separatistas del obispo de Solsona y su coincidencia política con los partidos catalanes de la izquierda más radical, chocan de bruces con la situación vivida por la iglesia catalana durante la segunda república y la contienda civil. El prelado de Solsona veja la memoria de centenares de mártires católicos catalanes al alinearse con los descendientes de sus matarifes.

De hecho, Cataluña fue un ejemplo de esta gravísima persecución religiosa a la Iglesia. La mayoría de los asesinos eran personas vinculadas a la izquierda separatista. Cuatro obispos fueron asesinados allí. También los sacerdotes fueron masacrados de manera sistemática y no hubo más muertos gracias a que pudieron esconderse o huir.

El historiador Vicente Cárcel Ortí revela únicamente el número de sacerdotes asesinatos por diócesis:

– Lérida: 270 clérigos asesinados, un 65% del total.

– Tortosa: 316 asesinados, un 62% del clero.

– Vic: 177 asesinados, 27% del clero.

– Barcelona: 279 asesinados, 22% del total.

– Gerona: 194 sacerdotes muertos, 20% de los que allí había.

– Urgel: 109 asesinados, 20% de sus sacerdotes

– Solsona: 60 muertos, 13% del clero de la diócesis.

En toda España fueron asesinados 4.184 sacerdotes, 2.365 frailes y religiosos, 283 monjas y más de 3.000 seglares. En total, unos 10.000 muertos por el delito de ser católicos y no renegar de ello.

De ellos, unos 3.000 fueron asesinados entre julio y agosto de 1936. Una persecución furibunda que no encontró en el bando separatista-republicano ningún tipo de freno por parte de los dirigentes.

Igualmente, ejecutaron a trece obispos. Doce de ellos murieron en 1936. Prelados de Jaén, Tarragona, Ciudad Real Lérida, Barcelona, Cuenca, Guadix, Sigüenza, Orihuela, Segorbe, Almería y Barbastro murieron al comienzo de la contienda. Tan sólo el de Teruel murió cerca del final de la guerra.

Especialmente cruel fue la muerte del obispo de Barbastro. Esta diócesis fue literalmente barrida de sacerdotes. Empezando por el obispo y terminando por los seminaristas. Todo el seminario fue asesinado así como el 88 por ciento del clero de la diócesis. Los que no murieron fue porque lograron huir.

Monseñor Florentino Asensio, obispo de Barbastro en 1936, fue detenido por los milicianos el 8 de agosto de 1936. En una celda del Ayuntamiento sufrió todo tipo de vejaciones hasta el punto de cortarle los genitales entre las risas de los presentes. Mientras le empujaban le decían: “no tengas miedo. Si es verdad eso que predicáis, irás pronto al cielo”. Su respuesta no pudo ser más concluyente: “sí, y allí rezaré por vosotros”. Una vez asesinado le arrancaron los dientes y le robaron la ropa.

Otras diócesis también sufrieron la pérdida de un porcentaje altísimo de sus sacerdotes. En Málaga prácticamente mataron a la mitad de su clero, al igual que en Toledo y Menorca. Por encima de la mitad estuvo la diócesis de Segorbe.

Aunque con porcentajes menores, hubo otras diócesis con números absolutos escalofriantes. En Madrid fusilaron a 334 sacerdotes, el 30%o de su clero, mientras que en Valencia perdieron al 27%, con 327 víctimas mortales. Todo ellos, en la retaguardia republicana.

Destrucción del patrimonio religioso

Pero la persecución religiosa no sólo se demuestra con la matanza de clérigos. La obsesión de acabar con la Iglesia se demuestra con la destrucción del patrimonio religioso en el bando republicano.

Auténticas obras de arte y de documentos fueron quemados y destruidos. Tallas, imágenes e iglesias de incalculable valor desaparecieron. También las tumbas de los conventos fueron abiertas, exhumando los cuerpos de los religiosos.

Hasta 20.000 iglesias fueron destruidas. Muchas de ellas lo fueron antes de la Guerra. Se conservan numerosas fotos de milicianos profanando iglesias, quemándolas y posando con los ornamentos litúrgicos o directamente con los cuerpos de sacerdotes y religiosas cuyos cuerpos habían sido exhumados. Una imagen muy característica es la de la imagen del Sagrado Corazón de Getafe, siendo fusilado por los republicanos antes de que fuera volado.

Las cifras hablan y son sólo algunos ejemplos de la barbarie contra la misma Iglesia aliada sin ningún rubor con sus antiguos matarifes desde 1975.