Haciendo de romano. Federico Trillo, en el centro de la imagen

Yrene Calais.- Este gitano señorito convertido en aristócrata de nuevo cuño acaba de dar un paso al vacío, o si lo prefieren, un paso de lo sublime a lo ridículo, porque todo en este personaje adopta una forma grotesca. Federico Trillo busca mayordomo, que sepa tres idiomas, con cargo al Presupuesto.

En una España de seis millones de parados y de legiones de menesterosos, que se desmorona día tras día, bajo el inútil calzonazos de Rajoy, este petimetre, que recuerda al gentilhombre de Molière, quien soñaba con que el mundo fuera un sombrero para ponérselo, se ha contagiado de los aires de grandeza de los personajes de la City. Lord Federico Trillo no hace en la embajada, no está ni se le espera ni en la crisis de Gibraltar, es cada día más constatable su desinterés por los ciudadanos españoles, sus compatriotas y los que pagan sus ínfulas, desmesuras e incluso su sustento.

Según mis fuentes, dedica todo su tiempo al esparcimiento, ya sea jugando al golf o yendo a la ópera o tomando el té con gente que a él le proporcione seguir escalando socialmente. En estos días se ha hablado de que estaría gestionando que lo nombren doctor honoris causa de alguna prestigiosa universidad inglesa, un aditamento más a su currículo de mentiras.

La última de sus estupideces ha sido ésta del mayordomo, puesto que si quiere un mayordomo debería pagárselo de su abultado sueldo. El petimetre Trillo, baronet de Perejil, ha entendido cuál es la lógica de la casta parasitaria. Estamos ante la nueva aristocracia, pero cuyos fastos y privilegios los paga el contribuyente. La aristocracia precisa servidumbre y si bien, para ellos, todos somos sus siervos, quieren vivir como los nobles de peluca empolvada. Alberto Fabra, presidente de la Generalitat valenciana, tiene un cocinero que figura como “asesor” y también un ama de llaves, amiga íntima, con cargo y sueldo de directora general y José Císcar, vicepresidente de la Generalitat, ha hecho a su amiga íntima eurodi-putada, como el baronet de Perejil hizo di-putada a su secretaria Giuleta de Micheo, que es poquita cosa, como proclama el baronet. Todo a cargo del contribuyente, que paga los mayordomos y el catre de mancebía. Porque lo del mayordomo de Trillo no es nuevo. La inutilísima de Ana Botella tiene un mayordomo en el quebrado Ayuntamiento de Madrid, heredado de Gallardón (el ayuntamiento y el mayordomo).

Lo nuevo es ese punto políglota del capricho del baronet de Perejil de que hable tres idiomas. Podría exigirle título universitario puesto que nuestros universitarios están prácticamente todos en el paro. Puede considerarse incluso que Trillo no es demasiado exigente y no pide que los candidatos al puesto se sepan de memoria su tesis sobre Shakespeare. Y digo suya, porque firmó lo que le hicieron otros conejeros. Es lástima que las de Femen no se manifiesten ante la embajada de Londres con los pechos al aire por ese gesto machista y sexista, de exigir que sea mayordomo, osea de sexo masculino. ¿Por qué? ¿Se ha pasado el baronet a la acera de frente, para adular a Rajoy?

Me pregunto si para ser embajador en Londres no haría falta más que para ser mayordomo, en cuyo caso Federico Trillo no sabe, y mal, más que el de Cervantes, como me consta, con lo que hemos de deducir que no sirve ni para mayordomo, salvo que poniendo el té sane sus carencias lingüísticas.

La verdad es que el baronet de Perejil tiene más mierda que las cloacas del Támesis y lo que no se entiende es como el del Yak-42 no está ya imputado por el justo pero lento juez Pablo Ruz, porque Trillo lleva toda la vida cobrando en negro como un vulgar chorizo del hampa, más salido de My fair lady que de Lo que queda del día. Incluso pagó en negro a los abogados defensores de los militares a los que dejó tirados. Aunque según mis fuentes, el dinero no le llegó nunca a los abogados.

Me pregunto dónde irán a parar los federicos trillos de turno cuando el Partido Popular, dentro de muy poco, pierda el poder y los peperos sean perseguidos por la justa ira del pueblo sano. ¿Qué será de ellos, sin mayordomos a costa del contribuyente? ¿Sabrán vestirse por los pies o tendrán diarrea y no sabrán ni limpiarse? ¿Y de sus barraganas, ahora di-putadas y euro-diputadas, les dejarán, podrán sobrevivir, tendrán que hacer la calle las pobres en la Casa de Campo? La solución es jacobina: un Gobierno capaz de ir con toda la fuerza de la Ley contra los privilegios abusivos que durante décadas han ido acaparando estas sanguijuelas parásitas, empezando por el monarca que, desgraciadamente, no puede estirar la pata, porque tiene la cadera mal: cada operación es un éxito, y ya he perdido la cuenta, creo que va por seis. Mi idea del éxito es muy distinta, es más republicana. Los corruptos deben ir a la cárcel. Todos. Con sus mayordomos, si quieren seguirles…