Los olvidados del otro 11 de septiembre
José Antonio Crespo.- Recién celebrado el tormentoso 11 de septiembre de Barcelona y tras el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, recordemos a aquellos los españoles olvidados, y olvidados como españoles, de aquel olvidado y manipulado 11 de septiembre de forma torticera por algunos. Hablamos de la GUERRA DE SUCESIÓN ESPAÑOLA que enfrentó a la dinastía austriaca y borbónica aduciendo ambas su mejor derecho a la Corona de España, mientras que a nivel internacional las lealtades, interesadas, todas, fueron iluminadas según la tajada prevista que podrían arrancar del Imperio Español.
El 11 de septiembre se conmemora la rendición de la ciudad de Barcelona en 1714 a las tropas borbónicas, en una de las acciones bélicas de la Guerra de Sucesión Española. La guerra no fue de secesión, como los nacionalistas venden, sino de sucesión. En dicho guerra dos pretendientes se jugaban el acceso al trono de la Corona de España tras la muerte sin descendencia del Rey de España Carlos II: por un lado Felipe D’Anjou, francés, y por otro el Archiduque Carlos de Habsburgo, austriaco, en lo que fue una auténtica guerra europea. Es decir, fue una guerra civil española entre partidarios de dos pretendientes a suceder en la corona de España a un rey muerto sin descendencia.
Muerto Carlos II, esa Guerra internacional que duró desde 1701 hasta 1713, aunque la resistencia en Cataluña se mantuvo hasta 1714 y en Mallorca hasta 1715, se saldó con la instauración de la Casa de Borbón. Dentro de la península, fue por encima de todo una GUERRA CIVIL entre españoles, borbónicos y austriacistas, pertenecientes a los reinos de Castilla y de la Corona de Aragón, cuyos últimos rescoldos no se extinguieron hasta 1714, con la capitulación de Mallorca. Guerra civil y no como algunos pretenden guerra de liberación de los catalanes frente a la opresión castellana, nada más lejos de la realidad.
Felipe V reinó sin oposición interna entre 1700 y 1705. Tras ser coronado, se desplazó a Barcelona donde residió 6 meses, jurando el 4 de octubre de 1701 sus leyes y constituciones, otorgando nuevos privilegios a las instituciones catalanas, los más generosos en cien años.Después de las primeras acciones bélicas el escenario fue trasladado a España por parte de los aliados. En 1704, George Rooke y el Príncipe de Darmstadt intentaron apoderarse de Barcelona, empresa convertida en fracaso debido a que las instituciones catalanas no se sumaron en ese momento a la causa austriaca. Sin embargo, de regreso, la flota asedió Gibraltar, la cual estaba defendida sólo por 500 hombres, la mayoría milicianos, al mando de don Diego de Salinas. Gibraltar se rindió honrosamente al Príncipe de Darmstadt tras dos días de lucha; es decir, se rindió a tropas bajo la bandera de un rey español, el archiduque pretendiente como Carlos III de Habsburgo.
Fueron Antoni Peguera y Domènec Parera, en representación de la Diputación de Barcelona, quienes rompieron los pactos institucionales unilateralmente y declararon la guerra. Los gobernantes catalanes pactaron en secreto con Inglaterra declarando la guerra a Felipe D’Anjou, dejando entrar tropas extranjeras en el Principado y anulando los pactos constitucionales. En el pacto de Génova, según el cual Cataluña entraba en guerra junto a los aliados, se indica hasta en ocho ocasiones que el objetivo es que Carlos III de Austria se convierta en rey de TODOS los dominios que entonces conformaban España.
El virrey borbónico en Cataluña, Fernández de Velasco, estaba enfrentado a la Generalidad y el 3 de mayo de 1705 se desencadenó la rebelión. El 16 de noviembre, los Tres Comunes de Cataluña y el Consejo de Aragón, organismos forales aragoneses, reconocían al Archiduque como rey de España. La facción en Cataluña favorable al pretendiente Carlos no partió de una rebelión espontánea ni popular. En realidad, expresaba los intereses políticos de la clase dirigente barcelonesa que quería potenciar su presencia comercial en América, de tal forma que sus privilegios forales no estaban en juego, ya que el pretendiente Borbón en ningún momento los cuestionó.
El gobierno catalán se componía entonces de tres instituciones, los TRES COMUNES, es decir CONSEJO DE CIENTO encargado de la ciudad de Barcelona, la GENERALITAT, de atribuciones sobre todo tributarias, y el BRAZO MILITAR. El 22 de junio de 1713 el príncipe Starhemberg les comunicó que había llegado a un acuerdo con el virrey borbónico en Hospitalet, cuando en realidad lo que había hecho era entregar incondicionalmente Tarragona. Tras ello, se embarcó secretamente junto con sus soldados, dejando Cataluña a su suerte. En Barcelona se formó la JUNTA DE BRAZOS DE LAS CORTES, que decidió una defensa numantina. Mientras tanto el virrey duque de Pópoli, sometía las ciudades circundantes pidiendo la rendición de Barcelona, que se negó. Entonces inició un bloqueo marítimo. En los siguientes meses se produjeron levantamientos en el campo, que fueron rápidamente sofocados.
Entonces se firmó el Tratado de Rastadt, el cual suponía el abandono definitivo del ya Emperador Carlos VI, quien reconoce a Felipe V como rey de España, PERO ESO no lo supieron los catalanes hasta más tarde.
Podemos estudiar decenas de momentos históricos en los que encontramos la visión española de los condes barceloneses, de los reyes aragoneses y de las instituciones catalanas como es este caso, aunque ahora a la vista del prisma nacionalista que se trata de imponer, ANTE LA PASIVIDAD DE UNO TRAS OTRO gobierno de España, parece que se quiere desdibujar la presencia de los catalanes en la EMPRESA NACIONAL COMÚN ESPAÑOLA a lo largo de nuestro devenir, llegando por ejemplo al absurdo de eludir el término Guerra de Independencia por el de guerra contra el francés.
Desde la relevante participación catalana en la Guerra de Independencia resulta cuanto menos sorprendente el desierto de celebraciones de la Constitución de Cádiz y en cambio la importancia dada allí a los actos anunciados para conmemorar el tercer centenario de la derrota de Barcelona ante las tropas de Felipe V el 11 de septiembre de 1714, finalizada ya la Guerra de Sucesión que los nacionalistas envuelven en curiosas interpretaciones históricas, pues en 1714 como acabamos de citar hacía años que el Archiduque Carlos era Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y ya había renunciado a sus pretensiones sobre el Imperio Español.
El día del asalto final de las tropas borbónicas, el conseller en cap Rafael Casanova, homenajeado por los nacionalistas cada 11 de septiembre, estaba durmiendo y tras ser avisado se presentó en la muralla con el estandarte de Santa Eulalia para dar ánimos a los defensores. Herido de poca gravedad por una bala en el muslo. Casanova fue trasladado al colegio de la Merced donde se le practicó una primera cura. Tras caer la ciudad en manos de las fuerzas borbónicas, quemó los archivos, se hizo pasar por muerto y delegó la rendición en otro consejero. Huyó de la ciudad disfrazado de fraile y se escondió en una finca de su hijo en Sant Boi de Llobregat. En 1719 sería perdonado por Felipe V, siendo amnistiado volvió a ejercer como abogado hasta retirarse en 1737. Murió más de treinta años después en Sant Boi de Llobregat en el año 1743 sin que en ese momento ni antes haya existido jamás ningún estado catalán fruto de la ensoñación nacionalista.
Treinta y dos años después de la rendición de Barcelona. Un verdadero “héroe”no fue un mártir.
En cuanto a aquellos hombres, héroes españoles del 11 de septiembre de 1714, considerados como patriotas del catalanismo, separatistas y revolucionarios, reiteremos que simplemente Cataluña tomó partido por el Archiduque frente al futuro Felipe V, y creyendo con más derecho a aquel lanzó el manifiesto en el que leemos algo que se oculta con cobardía.
Los seguidores de Carlos de Habsburgo en Cataluña defendían inequívocamente la unidad de España. Trataban de imponer su candidato al conjunto de todo el país recelosos de la influencia francesa; lejos, pues, de cualquier aspiración secesionista o desmembradora. Los soldados que fueron derrotados el 11 de septiembre de 1714 frente a las tropas de Felipe V estaban mandados por el general Antonio de Villarroel, que en su última arenga les recordó: “estáis luchando por nosotros y por toda la nación española”.
En una última llamada a la población barcelonesa, los Tres Comunes de Cataluña, ordenaron publicar un bando considerado por los historiadores catalanes José Coroleu Inglada y José Pella Forgas, “el documento más importante de los anales de aquella guerra” porque en la Ciudad Condal y sigo leyendo, “último baluarte de las antiguas libertades de la Península, finía la independencia nacional de una raza en otros tiempos indomable, lanzando con los últimos alientos de su vida su testamento político en digna y solemne justificación de su historia y protesta de su conducta para los venideros siglos en esta forma sublime” y del que extracto del bando original en catalán leo lo siguiente:
… TODOS COMO VERDADEROS HIJOS DE LA PATRIA, AMANTES DE LA LIBERTAD, ACUDIRÁN A LOS LUGARES SEÑALADOS A FIN DE DERRAMAR GLORIOSAMENTE SU SANGRE Y VIDA POR SU REY, POR SU HONOR, POR LA PATRIA Y POR LA LIBERTAD DE TODA ESPAÑA,…
El texto completo se puede encontrar en la página 689 de “Los Fueros de Cataluña”, editado en 1878 por estos dos Académicos correspondientes de la Real de la Historia.
Finalmente el 12 de septiembre se firmó la capitulación de Barcelona y el 13 se ocupó la ciudad. Se disolvieron la Generalidad y el Consejo de Ciento, siendo sustituidos por una Real Junta Superior de Justicia y Gobierno al frente de la cual se puso a José Patiño, el cual destituyó al día siguiente a los diputados de la Generalidad y a los consejeros de Barcelona. Este fue el final de una guerra civil entre españoles que se enfrentaron creyendo buscar y defender lo mejor para España y el rey con mejor derecho a su Corona.
Aquellos hombres de aquel 11 de septiembre no eran catalanistas, separatistas ni revolucionarios, eran simplemente españoles. Ese bando debería enrojecer de vergüenza a los que ocultan esta emocionante muestra de patriotismo diferente al aldeanismo reinante en toda nuestra geografía y al que nadie se enfrenta con la verdad por delante.
El denominado decreto de Nueva Planta, llamado en realidad Real Cédula de Nueva Planta de la Real Audiencia del Principado de Cataluña, organizaba las instituciones judiciales en Cataluña, respetando las Constituciones y prácticas previas, estableciendo que los letrados fuesen expertos en legislación y lengua catalana. Fijaba el castellano meramente como lengua jurídica y eliminaba los privilegios por nacimiento en un territorio determinado.
El final de la guerra supuso el final de tres siglos de decadencia de Cataluña y el inicio de su resurgimiento económico. El siglo XVIII, lejos de ser un periodo de declive en Cataluña, resultó ser una etapa de particular esplendor y auge demográfico, agrícola, comercial e industrial, beneficiado por el proteccionismo de la Corona.
Ante estos hechos y conociendo la verdadera historia del 11 de septiembre, Los catalanes de hoy que intentan mantener la dignidad y la honradez intelectual, a los que nos sumamos el resto de hermanos españoles, que creemos que la nación es un conjunto de leyes que nos iguala a todos en derechos y deberes, y porque no estamos dispuestos a inventarnos el pasado, también conmemoramos el 11 de septiembre, pero lógicamente por diferentes motivos.
Lo debemos conmemorar porque:
. Los catalanes se levantaron en armas en nombre de España para defender la libertad de todos los españoles.
. No hubo enfrentamiento entre regiones.
. No hubo el menor asomo de cantonalismo, ni intento de segregación de ningún género.
. Ningún ejército o fuerza militar española o castellana tomó Barcelona.
. Los vencedores no intentaron destruir una supuesta “identidad nacional catalana”.
. No se prohibió la lengua catalana.
. No despertó la menor reacción “nacional” catalana como respuesta a una inexistente agresión españolista.
. Supuso el fin de una estructura estatal arcaica y el inicio del despegue económico de Cataluña.
. No convirtió en mártir a nadie.
Ampliemos:
Los catalanes se levantaron en armas en nombre de EspañaLos habitantes de algunas ciudades catalanas se levantaron en armas contra una oligarquía comercial barcelonesa que imponía sus intereses y en nombre de la libertad de España y de todos los españoles. Ferrán Soldevila, historiador nacionalista catalán:
“Hasta el último momento de la lucha los objetivos habían sido los que se hacían constar en el documento dirigido al pueblo: salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de españoles bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España” (F. Soldevila, Moments crucials de la Història de Catalunya).
¿Por qué los nacionalistas de hoy han tergiversado los hechos que los nacionalistas de ayer reconocían como ciertos? ¿Por qué historiadores radicalmente nacionalistas como Soldevila coinciden en su explicación de los hechos de 1714 con historiadores no nacionalistas, mientras hoy difieren totalmente e inventan unos hechos que no sucedieron?
No hubo enfrentamiento entre regiones. Al revés de lo que inventan hoy los nacionalistas, la guerra de Secesión no supuso el enfrentamiento entre Cataluña, Austria y España (o Castilla) y Francia. Ciudades y comarcas pertenecientes al antiguo reino de Aragón como Jaca, Castellón, Alicante, el valle de Arán, el interior de las provincias de Barcelona y Valencia, Calatayud o Tarazona, fueron partidarias de Felipe V, el rey Borbón. Y lugares como Madrid, Alcalá o Toledo se declararon fieles al aspirante austriaco, el archiduque Carlos. El enfrentamiento interterritorial de 1714 es otra patraña más inventada por el nacionalismo para negar el carácter de guerra civil que tuvo aquella sucesión al trono.
Ningún ejército español tomó Barcelona. Las fuerzas que integraban el ejército de Felipe V estaban formadas por soldados procedentes de varias regiones españolas y aun de países europeos. De él formaban parte varios miles de soldados nacidos en Cataluña. En cuanto al bando supuestamente catalán, los soldados que se enfrentaron a Felipe V y fueron derrotados el 11 de septiembre de 1714 estaban mandados por un general, Antonio de Villarroel, que en su última arenga recordó a las fuerzas bajo sus órdenes que estaban luchando “por nosotros y por toda la nación española”.
Los vencedores no destruyeron la identidad nacional de nadieEl fin del arcaico sistema foral que había estado vigente hasta 1714 fue abolido sin que en tal medida existiera la menor voluntad de acabar con una “identidad nacional” que solo se inventaría doscientos años después con personajes como Prat de la Riba. Es otra muestra más de supina ignorancia histórica, cuando no de mala fe y de manipulación, sostener que semejantes argumentos podían encajar en la mentalidad y las estructuras políticas y jurídicas del siglo XVIII.
Felipe V juró en 1702 fidelidad a las leyes de Cataluña, cosa que no siempre habían hecho sus predecesores. Pero los sublevados de 1714 cometieron un delito de lesa majestad. Habían traicionado su juramento de fidelidad y eran culpables del peor de los pecados políticos de la época. No hay aquí relación jurídica entre estados (solo existía uno) sino una traición a la lealtad debida expresada a través de compromisos personales y colectivos con la dinastía. De modo que los privilegios de las zonas derrotadas fueron abolidos como castigo a la traición dinástica, en modo alguno como procedimiento para destruir una nación que no existía.
Nadie persiguió la lengua catalanaLos decretos de Nueva Planta, a través de los cuales se articuló el Estado adaptándolo a los mismos criterios modernizadores que se estaban aplicando en otros países y que se consideraban esenciales para organizar con mayor eficacia el único país que existía, es decir, España, en ningún momento prohibieron el uso de la lengua catalana. Los nacionalistas no pueden mencionar ni una sola línea de aquel texto en que se prohíba el uso del catalán. Por la sencilla razón de que no era esa la intención de los decretos. Además el catalán no se utilizaba en la documentación administrativa, jurídica, etc., de las instituciones catalanas. La lengua de la administración, en Cataluña como en toda España, era el latín. Mal podía pues prohibirse el catalán.
Lo único que legislan en este sentido los decretos de Nueva Planta es que los documentos de la Audiencia de Barcelona debían abandonar el latín para usar el castellano. Y esa norma se adoptó en toda España. Se puede argumentar que fue una medida injusta.
Pero eso también será falsear la realidad porque supone juzgar con criterios actuales los códigos que regían hace 300 años.
No hubo una reacción “nacional” catalana porque no hubo agresión españolistaTras el 11 de septiembre de 1714 nadie en Cataluña lamentó los hechos en el sentido en que se plantea hoy. No hubo una reacción de carácter nacionalista, catalanista, frente a la toma de Barcelona. No existe un solo documento, del tipo que sea, que recoja la queja de un pueblo agredido, de una nación vejada y sometida, o la lamentación por la supuesta prohibición del catalán. Resulta un poco extraño.
Si 1714 fue una derrota de la “nación” catalana frente a España, ¿por qué ningún contemporáneo lo proclama? ¿Tal vez el miedo, la represión? Pero tampoco lo proclaman los hijos de los derrotados. Ni sus nietos. Durante 150 años nadie se queja del episodio del 11 de septiembre. De hecho no existe la menor protesta hasta que llegan los inventores del nacionalismo, a finales del siglo XIX. La fiesta del 11 de septiembre no se establece hasta 1901, es decir, cuando cuatro extraviados que defienden los intereses económicos de las clases dirigentes catalanas se han inventado ya lo de que Cataluña es una nación. ¿Dos siglos sin sentirse agraviados como nación? ¿No será que no hubo agresión nacional?
1714 supuso el despegue económico de Cataluña
Con el desmantelamiento de los últimos residuos feudalizantes de la arcaica sociedad española de la época gracias a leyes importadas de Europa como los decretos de Nueva Planta, la economía catalana quedó lista para iniciar su despegue y pudo convertir el Principado en la región más próspera de España. Las medidas políticas del rey Borbón sentaron las bases del desarrollo económico catalán de los siglos XVIII y XIX. Sin el fin de los arcaicos privilegios de la monarquía austriaca tanto en Cataluña, como en el País Vasco, como en el resto del país, España hubiera permanecido anclada quién sabe cuánto tiempo más en el pasado.
No hubo mártires en 1714
La represión que siguió a la toma de Barcelona fue del mismo tipo y alcanzó la misma intensidad que la desatada en cualquier otro episodio de guerra civil, con independencia de la región que lo viviera. La brutalidad de las represalias resulta espantosa contemplada desde nuestro actual punto de vista, pero no fue más sanguinaria por estar dirigida a los sublevados de Barcelona.
Ni siquiera su supuesto líder, Rafael Casanova, se comportó como el héroe y mártir que hoy nos presenta el nacionalismo. Casanova, que no quería resistir frente al ejército de Felipe V sino negociar la entrada de las tropas en la ciudad, no mostró el menor ardor patriótico y falsificó el certificado de su propia defunción para huir de la ciudad disfrazado de fraile. Se instaló a pocos kilómetros, en Sant Boi de Llobregat, y ejerció tranquilamente su profesión de abogado. No perdió ninguno de sus bienes y a los pocos años fue perdonado públicamente por el rey Felipe V.
Este es el héroe de la sin igual resistencia frente al ejército invasor castellano que acabó con la independencia de Cataluña tal día como hoy, 11 de septiembre, en 1714. Esta es la historia que se han inventado los nacionalistas que hoy se reúnen en Barcelona para conmemorar una patraña de este calibre.
Pues bien, los auténticos catalanes de hoy que no han perdido la dignidad también conmemoran el 11 de septiembre, recordando que todo lo que les contaron era mentira. Se regocijan al comprobar que se han podido librar de la losa del pensamiento único nacionalista, embaucador, falsificador y mentiroso, para descubrir que los hechos que de verdad sucedieron tenían que ver con los intereses económicos de la oligarquía comercial de la época y no con los intereses de la mayoría de la población, y mucho menos con una suerte de guerra interterritorial.
Pero… ¿tienen únicamente la culpa los nacionalistas?, rotundamente ¡no!, los nacionalistas se han aprovechado de un sistema, ya manifiestamente antieconómico, caduco y obsoleto el de las autonomías, que supuso el abandono y la dejación de las responsabilidades del estado por parte de unos políticos irresponsables que han minado la soberanía nacional y sembrado el territorio nacional de desigualdades así como de entidades y organismos duplicados de todo tipo además de inservibles y caros, entregándoles en bandeja, entre otras competencias, la Educación que han empleado como arma de ruptura con el resto de España, y no solamente en Cataluña, por lo que debemos ser categóricos: hay una alta y grave responsabilidad por parte de las más altas instancias del estado español empezando por la aprobación de un estatut, ante el silencio de todos, a todas luces anticonstitucional y al amparo de unos tribunales de justicia totalmente politizados.
Que se prostituya el lenguaje, se ningunee el protagonismo catalán en la arquitectura de España en aras del nacionalismo del victimismo, la quimera y la ensoñación, no es sino una falsificación histórica, y a pesar de las manipulaciones, Cataluña ha figurado siempre como protagonista consciente y voluntario en las grandes empresas que han ido definiendo España a lo largo de la historia desde nuestro albores, pues ellos fueron los primeros a los que se denominó espaniae, españoles, en los albores del condado barcelonés.
¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva Cataluña!
Los españoles os estais inventando la Historia. Cataluña tuvo un virrey afroseparatista en el siglo XIV antes de Cristo. La moreneta era una negra que trabaja en una Masia. Los afroseparatistas hablamos catalan desde el año 3500 antes de Cristo. Antes de llegar los primeros blancos Cataluña era un país formado por afroseparatistas y gente venida de EuskalHerria.
Espanya ens roba.
Fora.
Qué incultos sois y cuán manipulados estais. Tu comentario me ha recordado al famoso chiste en que un loco que va conduciendo por una autopista en dirección contraria y cuando escucha en la radio una noticia que habla sobre él advirtiendo que hay un loco conduciendo en dirección contraria, dice: “uno no, TODOS, TODOS!!!!” JAJAJAJA. Entonces todos los españoles (incluso junto con historiadores extranjeros) estamos equivocados, no? Por favor, mostradnos el camino, oh grandes y “molt honorables” ILUMINADOS…!!!! JAJAJAJAJAJA. Es para partirse de risa. JAJAJAJAJ
Son grandes inventores los catalanes separatas. Se inventan todo: Historia supuestamente independiente, banderas, lengua a base conglomerado de dialects, etc.
Vaya manipulación.
Desde luego, pero LA VUESTRA!!!! JAJAJAJAJA
Con la Guerra de Sucesion,quien unicamente perdio fue España,toda España,todos los españoles y la Hispanidad en su conjunto,llamadas las Españas,pues eran España territorialmente fuera de la peninsula. Pues enfrento a los españoles que siempre habian estado unidos y quien gano fue Francia y los Borbones y sus enemigos,especialmente el ingles,que siempre fue vencido por España y los españoles. A partir de entonces se inicia la decadencia de España y la desmembracion de la Hispanidad de America y del Mundo,pues los borbones facilitaron la penetracion francesa y trabajaron para debilitar a la España de siempre. Y hasta hoy,con sus mas y… Leer más »
Discrepo totalmente
,La documentación que dispongo de ella nada dice de lo que en este escrito dicen. .Lo puedo demostrar .Libro de LOS FUEROS DE CATALUNYA publicado en 1880 . , donde claramente se especifica que muchos españoles lucharon por la libertad de Catalunya . ,procedentes de Albacete Zaragoza .Valencia . Felipe V venció porque la ayuda de los ingleses nunca llego a Catalunya .
Pongamos las cosas en su sitio que no nos vendan la moto, Henrrichs Strom
.
No Henrrichs ,tu no tienes la suerte de saber lo que ocurrió en 1714 La carta que conocen todos los historiadores y que se publicó para defender Barcelona en última hora ,dice que hay que dar la sangre por nuestro Rey, el archiduque Carlos (Austria). La guerra fue de sucesión y no de secesión.La ganaron los borbones y basta Los mismos catalanes se unieron a FelipeV para conquistar Mallorca Los catalanes desde Carlos l hasta Carlos ll nunca hicieron buenas migas con los Austrias; pero después de prometerles la luna se unieron al Archiduque. La historia no hace mas que… Leer más »