Pekín dice que la reencarnación del Dalái Lama sin su permiso es un delito
El régimen chino señaló hoy a través de un medio oficial que la intención del Dalái Lama, líder espiritual tibetano en el exilio, de reencarnarse fuera del territorio chino y sin su consentimiento constituye un delito.
“El Dalái Lama no está solamente intentando enterrar con él principios históricos del Budismo Tibetano cuando muera, sino añadir otra acusación delictiva a sus enseñanzas de separatismo, que dañan tanto al Tíbet como al Budismo”, manifestó hoy una nota editorial del oficial “Diario del Pueblo”.
La editorial prosigue con que “el objetivo del Dalái Lama de denunciar el derecho del Gobierno chino a supervisar la reencarnación es preservar la apropiación que su camarilla ha hecho de la próxima reencarnación y servir a sus intereses políticos separatistas”.
Se trata del último ataque del partido único que gobierna China desde 1949 contra el líder espiritual tibetano, contra el que mantiene una guerra verbal acerca de cómo y dónde deberá reencarnarse el monje, que se exilió en Dharamsala, India, en 1959, tras liderar un fallido levantamiento contra el régimen de Pekín.
Debido a la disputa territorial que protagonizan, el régimen de Pekín defiende que no se puede llevar a cabo una reencarnación (práctica sucesoria esotérica de la que no existen pruebas científicas) sin su consentimiento, mientras que el monje, de 76 años, ha expresado su intención de no reencarnarse en un territorio ocupado por China.
Entre las prácticas tradicionales de reencarnación que defiende el régimen del Partido Comunista de China (PCCh), se incluye que dicha práctica, que supone la elección del siguiente líder budista tibetano, no podrá efectuarse sin el consentimiento de Pekín.
El editorial comparó además hoy al Dalái Lama, premio Nobel de la Paz en 1989, con el cabecilla de una secta Davidiana David Koresh, en cuyo asedio murieron 54 adultos y 21 niños hace dos décadas en Waco, Texas.
El Dalái Lama propuso en septiembre un nuevo método para elegir a su sucesor, que permitiría a otros líderes espirituales tibetanos escoger la reencarnación del monje posiblemente en el exilio y no en un Tíbet regido por Pekín.
No obstante, El Dalái Lama ha rechazado las acusaciones de Pekín de que busca la independencia del Tíbet y subraya que lo que pide es que se apliquen en la realidad las leyes de la región autónoma, donde grupos de derechos humanos aseguran que la etnia local sufre una dura represión de su cultura, lengua y religión.
Pekín ha llegado a acusar al Dalái Lama de “terrorismo” por no condenar la cadena de diez inmolaciones, de las que cinco se han consumado, que se han producido este año en regiones tibetanas de Sichuan, en China, en protesta por la represión del régimen.
El monje aseguró ayer que la responsabilidad de dichas inmolaciones recae sobre la represiva política china en la región.
El Dalái Lama instó además al Gobierno de China a preocuparse por encontrar la reencarnación de sus líderes, como el “Gran Timonel” Mao Zedong o el artífice de la apertura Deng Xiaoping, en lugar de cuestionar las tradiciones tibetanas, recoge hoy la web oficial del líder tibetano en el exilio.
“El gobierno del Partido Comunista no cree en la religión, pero quieren participar en el hallazgo de la reencarnación del Dalái Lama. El Dalái Lama ya no es una figura política. Si realmente se preocupan, primero deberían creer en la religión, y dedicarse a buscar las reencarnaciones de Mao y Deng Xiaoping”, recomendó