Favorito en todas las quinielas. Antonio Sampietro Casarramona, concejal de Urbanismo durante los primeros cuatro años de mandato del GIL en Marbella y ex presidente de la Comunidad Autónoma de Ceuta, se ha convertido en la principal referencia de los promotores de la versión andaluza de la PxC para liderar el proyecto identitario en Andalucía.

Uno de los principales mentores del proyecto identitario andaluz, el presidente de ‘Global Company’ Manuel Puche, no tiene dudas al respecto: “Por su experiencia y prestigio, mi apuesta es Antonio Sampietro. Creo que sería la mejor opción para liderar un proyecto que defienda la identidad andaluza dentro del conjunto de los pueblos que cultural y espiritualmente pertenecemos a la misma civilización”.

Arquitecto de profesión y catalan de nacimiento, aunque con muchos años de residencia en la Costa del Sol, Antonio Sampietro fue el principal artífice del éxito electoral del GIL fuera de Marbella. Concejal de Urbanismo y teniente de alcalde de San Pedro de Alcántara durante los cuatro primeros años de andadura del ex presidente del Atlético de Madrid en la localidad malagueña, a Sampietro le cupo el privilegio de poner su firma a los principales proyectos estéticos de Marbella, sin tener que comparecer nunca en ningún juzgado.

Era la época de los proyectos estéticos mastodónticos que convirtieron a Jesús Gil en todo un fenómeno sociológico (llegó a ser en 1993 el español más conocido después del Rey) y a las siglas políticas GIL en una especie de maná reclamado por miles de andaluces cansados de la ineficacia de los políticos tradicionales. “Jesús Gil era la imagen del proyecto, pero Sampietro fue el verdadero cerebro gestor de la espectacular transformación de Marbella durante los primeros años de mandato del GIL, cuando los concejales eran en su mayoría personas honestas y profesionales íntegros”, recarca Antonio Serrano, ex edil de Deportes en aquella época y la persona que puso en contacto por vez primera a Sampietro con Gil.

Austero y de fuertes convicciones católicas, su eficacia gestora y su progresivo distanciamiento con el ex primer teniente de alcalde Pedro Román, imputado en todos los casos de corrupción vinculados al GIL, llevaron a Sampietro a desligarse del partido acabado ese primer y triunfal mandato. Era aún la época dorada del gilismo en Marbella; una época en la que personajes como Juan Antonio Roca o Marisol Yagüe no habían hecho aun acto de presencia.

Dedicado tras dejar la política a su labor profesional al frente de una de las principales firmas de arquitectura de toda Andalucía, Sampietro fue llamado tres años más tarde por Jesús Gil para coordinar la implantación del partido en varios puntos de Andalucía, Ceuta y Melilla. La única condición del catalán fue la de tener manos libres para elegir a sus colaboradores, ninguno de ellos vinculado al Ayuntamiento marbellí. Los resultados sin duda fueron espectaculares. Con Sampietro como coordinador general, el GIL consiguió en 1999 las alcaldías de Marbella, Estepona, La Línea, Casares, Manilva y Ceuta, esta última con Sampietro como cabeza de lista del partido. En otros municipios, tales como Melilla, San Roque, Fuengirola y Ronda, pese a ser el GIL la fuerza más votada, la unión de socialistas y populares le impidió la posibilidad de formar gobierno.

Horadadas las ciudades de Ceuta y Melilla, el sistema movió ficha y lo que vino ya los lectores lo conocen. El propio Sampietro sufrió los envites de la casta. PSOE, PP, un grupo de obediencia islámica y una tránsfuga sobornada por sl sistema unieron sus votos en Ceuta para arrebatarla la Presidencia. Desde entonces vive alejado de cualquier actividad pública. Hace tres años fue objeto de un homenaje por parte de miles de vecinos de Ceuta, quienes le agradecieron su gestión durante el tiempo que gobernó la ciudad. Eso y su alejamiento de los juzgados, pese a las importantes responsabilidades urbanísticas detentadas, son sus mejores credenciales.