El enemigo no es el virus, el enemigo es el Gobierno
El Gobierno ha tirado la toalla. No van a salvar vidas. Ni saben gestionar para salvar vidas. Es el caos absoluto. Están ya centrados en lo que llaman «el relato»; es decir, la propaganda. Tienen a la censora mayor del Reino, Ana Pastor, haciéndoles el trabajo sucio y acordando en nombre de 45 millones de españoles lo que es verdad y lo que no, lo que debe censurarse y lo que no, tatuando el anatema ‘Fake News’ en la piel de sus víctimas. No diré lo que pienso de la individua, ni la respuesta que con gusto le daría, para no comprometerme más allá de lo estrictamente necesario, pero pueden ustedes imaginárselo. Me conturba la poca o nula conciencia que acredita esta gente.
Si yo hubiese sido uno de los propagadores de la bomba biológica del 8M, a estas horas mi conciencia no estaría en condiciones de impeler la de otros. Tal vez por eso la tanatocracia española merece tener a Ana Pastor, y no a mí, como a una de sus juglares. La voracidad inquisidora de Ana Pastor no se detiene en minucias tales como el cúmulo de bulos y mentiras criminales del Gobierno desde el minuto 1. Lo suyo son los supuestos bulos que propala la derecha. Decir por ejemplo que España es el país del mundo con más muertos y contagiados por millón de habitantes es un bulo. Lo contrario que negar que el 8M tuviera alguna incidencia en el número de fallecidos. Ya se sabe que no es lo mismo perro que muerde a hombre que hombre que muerde a perro.
Blanquear la gestión criminal del Gobierno debería llenarles de vergüenza, en caso de que la tuvieran. Ellos apuntan y Tezanos dispara. Unos y otros representan lo mismo y persiguen lo mismo. En el juicio de Nüremberg había acusados mucho menos implicados en los crímenes que se les imputaban que lo que esta gente está con la gestión criminal del Gobierno. Son capaces de convertir el ‘footing’ mañanero de Rajoy en asunto nuclear y dejar en barbecho informativo la retirada de urgencia, ayer mismo, de un lote de más de 140 mil mascarillas médicas defectuosas que el Gobierno compró a un proveedor chino autorizado. Al Gobierno le interesa sobre todo la propaganda. Por eso Ana Pastor y el mercenario Iván Redondo, alias ‘Rasputín’, se afanan tanto en tapar la verdad en esta crisis. En cambio, nosotros, que pasamos por ser el paradigma de lo que ellos llaman la ultraderecha, defendemos al ciudadano, al autónomo, al parado, los ahorros de la gente, la libertad de expresión y de prensa, la transparencia, el orden constitucional, que no tiene nada que ver con el cambio de modelo de Estado para el que ya trabaja el Gobierno socialcomunista.
Todo lo anteriormente expuesto nos libra de las anteojeras que siguen encadenadas a un sector de la derecha política y social. El enemigo no es el virus. El enemigo es el que está al frente de las aterradoras decisiones que se están tomando con la supuesta finalidad de combatir los efectos de la pandemia china. Y en ese contexto es imperativo que la derecha responda unida al desafío. No es hora de evocar los viejos agravios ni las antiguas rencillas, de acentuar lo que nos divide, de recordar la abstracción que unos y otros hicieron en el pasado de algunos asuntos concernientes a la ideología.
La izquierda no está ahora en un debate ideológico que afecte a la moral. Está en un cambio de modelo de Estado, que ni PP ni Vox quieren cambiar. Si la derecha no se une ahora, olvidémonos entonces de que lo haga en el futuro, cuando acaso ya todo sea demasiado tarde. Nunca habrá circunstancias tan lesivas que justifiquen tanto esa unión como las que hoy planean sobre nuestras vidas y las de esos españoles a los que les ha sido arrebatada por la negligencia criminal, la incompetencia y la torpeza de un Gobierno que, a diferencia de la antigua Roma, sí paga traidores.
Hoy, los Audax, los Ditalco y los Minurus están disfrazados de propagandistas al servicio del nuevo régimen de Sánchez e Iglesias.
Don Armando, una pequeña corrección, estamos unos 47 millones de personas semovientes, de las que posiblemente más de 7 millones SON EXTRANJERAS, ILEGALES, INDOCUMENTADAS, MENAS, etc., pero que aquí en ESPAÑA, tienen más derechos que nosotros, los nacionales de origen, PUES ELLOS SOLO TIENEN DERECHOS, PERO NINGUNA OBLIGACIÓN…
Y ahora, en cuanto le den la paga por tocarse los cataplines, ¡pues van a votar todos a la PSOE y a UNIDAS PODEMOS, sus “grandes benefactores”, AUNQUE LOS PAGAMOS SEÁMOS NOSOTROS!
Van votar UP y el PSOE bajará.