Coronavirus, UE y guerra psicológica
El coste económico del coronavirus va a ser tan enorme, que Draghi ha propuesto un plan que, en resumen, consiste en mantener las empresas y el empleo con medidas avaladas por el estado, a cuyo fin los estados deben incrementar enormemente su deuda pública; y que esas medidas deben tomarse en colaboración por todos los países de la UE (que no «europeos», como se dice con cierta perversión del lenguaje). Las deudas públicas en la UE son ya gigantescas, se estiman en hasta el 85% del PIB conjunto. No hacerlo, advierte Draghi, puede llevarse por delante a la propia UE. No lo ven tan claro los países del norte, muy reacios a aumentar sus primas de riesgo a costa de rebajar las de los países del sur, y partidarios de que cada país se haga responsable de sus políticas económicas. Es de suponer que se llegará a algún compromiso, porque los peligros alcanzarán a todos.
En cuanto al tópico de que la Unión Europea garantiza la prosperidad común no pasa de ser un mito. Inglaterra se ha salido sin ningún problema importante, y España crecía más y más sólidamente cuando no solo no estaba en la CEE, sino que esta la había rechazado explícitamente.
Además, política y militarmente la UE ha estado y previsiblemente siga estándolo, bajo la tutela de Usa, y no se vislumbra cómo podría ser de otro modo. Por mi parte siempre he sido escéptico, no con respecto a Europa sino a la UE, y no con respecto a sus países originarios, a quienes probablemente les ha ido muy bien, sino con respecto a España, que quizá tenga menos necesidad de ella de lo que se pretende. Muchos dicen que con políticos como los que tenemos, es preferible someternos a la tutela de Bruselas, pero han sido esos políticos quienes nos han metido en la UE (lo que ellos llaman «entrar en Europa») y los más interesados en seguir ahí.
El virus está ocasionando asimismo una guerra de bulos e informaciones distorsionadas que se achacan a Rusia y a China. En el caso ruso, se trata de una táctica propia de un país de escaso poder real –fuera del nuclear–, que se siente hostigada (¡hasta por España!). En el caso chino, el origen de la enfermedad en su territorio, que, aparte de los perjuicios económicos, la vuelve psicológica y políticamente vulnerable en la rivalidad con Usa, trata de echar a esta la culpa. La UE y Usa se muestran preocupadas por la difusión intencionada de tales bulos, y piensan contraatacar. Al respecto, vale señalar que no es una táctica específica china o rusa, pues Usa la ha empleado muy abundantemente cuando le convenía, y los españoles tenemos buena experiencia de ello.
Es cierto que, si en una situación extrema, tuviéramos que elegir entre Usa y Rusia o China, deberíamos inclinarnos por Usa. Pero lo mejor es mantenernos al margen y ayudar a que esa situación extrema no se produzca. Cosa hoy por hoy difícil, ya que ello exigiría la desaparición de los partidos que han gobernado o desgobernado el país desde hace muchos años.