Mientras el caos no llegue, proseguirá la farsa de un Estado en quiebra y una sociedad postrada
AD.- La mentira alucinada de una falsa democracia es que el alucinado mayor del reino es el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y cuando el país lo dirige un alucinado, es como en “El flautista de Hamelin”.
Es de sobra conocido que el flautista de Hamelin encantaba a una masa informe de ratas y las arrastraba hasta zambullirse en el río Wesel y morir, sin que los habitantes del pueblo liberado de las ratas le pagaran luego la recompensa prometida. Pero el simbólico flautista de Hamelin esconde otra intencionalidad. Aludimos a la ópera de Mozart de este nombre, escrita para la aristocrática logia Beneficencia, de Viena, a la que pertenecía y que, según los estudiosos de la misma, escondía bajo sus aspectos populares “una cosmografía de símbolos masónicos que no pasan desapercibidos a los avezados en esta iconografía”. Catherine Thomson identificaba la ideología racionalista de la logia Beneficencia con la Orden de los Illuminti, fundada por Adam Weishaupt, amigo de Mozart, y acerca de cuyos orígenes, desarrollo y operatividad he escrito en más de una ocasión. Ni a Weishaupt ni a Mozart se les puede calificar de alucinados. Pero es evidente que un alucinado seducido por la flauta masónica de Hamelin puede conducir a un pueblo hasta ahogarse de manera irremisible. No ya en un río Wesel, sino en un ciénaga putrefacta.
El alucinado es mucho más que un iluso. Su ofuscación y su inclinación incurables a engañarse y a engañar, también la propensión a satisfacer sus delirios sin parar en medios, lo convierten en sujeto dañino para quienes lo rodean. El más razonable destino de un alucinado es el manicomio. Pero desde que la psiquiatría postmoderna decidió que los mejor para los locos es que anden sueltos, se han multiplicado los desahogos de las alucinaciones con los suyos y con ajenos, tantas veces mortales.
No era por ahí, sin embargo, hacia donde encaminaba la crónica, aunque tampoco resulte inconveniente esta breve síntesis sobre la índole del alucinado. Pretendía resaltar el riesgo para un pueblo de que uno de esos alucinados que andan sueltos se instale en la mesa de mando de un Estado, cualquiera que sea su forma de gobierno. Ejemplos los hay de sobra como referencia histórica. Pero vayamos a lo nuestro. A lo que entenebrece nuestro futuro.
Ya no caben dudas de que Sánchez es un alucinado en que se mezclan la sobrestimación de sí mismo, característica de un mediocre e insolvente que llega a lo que nunca lograría por propios méritos, audacias extemporáneas seguidas de retrocesos amedrentados y fantasías de gloria a lo Walter Mitti. Su sonrisa estereotipada lo delata.
El hundimiento del PSOE sería abrumador si en la sociedad primaran la racionalidad y el instinto de defensa. Sus expectativas electorales serían ridículas. Pero mantiene un sólido suelo electoral, impermeable a la onerosa realidad de su condición de sufrido sujeto de la recesión económica. Parece haber hecho suyo el pintoresco lema futbolístico de “¡Viva el Betis aunque pierda!”. Algo más profundo que obtuso masoquismo partidista. El partido socialista italiano, con Craxi a la cabeza, despareció de la escena política por mucho menos. Sería estúpido caer en el tópico machadiano de las dos Españas para explicarlo. Lo que existe es una cosificada alienación partidista entre dos figuraciones ideológicas, izquierda y derecha, en torno a las cuales se mueven como sanguijuelas un conjunto de minorías que del chantaje sacan provecho.
Algunos pretenden explicar el fenómeno del enquistamiento partidista como consecuencia del arraigo en la sociedad de un ya lejano proceso histórico entre liberalismo y progresismo y sus consecuencias sociales de lucha de clases, tantas veces virulentas. Pero resulta anómalo que se produzca en una sociedad de clases medias, proveniente de cuarenta años de franquismo, la cual debería ser conservadora por su propia naturaleza.
Lo llamativo del caso reside en que el denominado “franquismo sociológico” ha beneficiado más al gregarismo de la llamada izquierda que al de la tenida como derecha. Vale la pena anotar que el partido socialista no existió como fuerza opositora atendible durante el régimen de Franco y que la del partido comunista fue minoritaria, aunque activa merced al respaldo soviético. Ni uno ni otro alteraron la marcha del sistema hacia su evolución y ocaso. Sucedió en realida que el “socialismo del interior”, creado por el propio régimen con vistas a la inevitable democratización tras la muerte de Franco, se nutrió en su soporte electoral y militante de lo que algunos han denominado la izquierda nacional. Nos referimos al sentimiento crecido al amparo de la política de progreso social encomendada por Franco a ministros falangistas como contrapeso al poder financiero y al conservadurismo democristiano. Aunque parezca paradójico, el “franquismo sociológico” está más arraigado en el electorado de la izquierda que en el de la derecha.
Otro factor a tomar en consideración radica en el desfondamiento de las ideologías, suplantadas por figuraciones arcaicas bajo cuya carcasa no hay otra cosa que una amalgama de intereses y el sometimiento a la estrategia mundialista de alternancia en los gobiernos para mantener el tinglado de la ficción democrática y alienado al hormiguero. Izquierda y derecha son a tales efectos como un motor de dos tiempos. Uno sube y otro baja al ritmo establecido, si bien en nuestro caso su funcionamiento chirría a causa de la combinación perversa derivada del Estado de las Autonomías y de un retorcido sistema electoral ideado para favorecer a los nacionalistas. En ningún caso para consolidar la estabilidad y la fortaleza del Estado. Tampoco para preservar la unidad de España. Pero la conspiración precisaba de cobertura enmascaradora. Y se encontró en el antifranquismo, pese a la contradicción de que fue el franquismo el que hizo posible la democracia de partidos desde sus propia norma constitucional, además de transferir sus bases a los dos partidos mayoritarios.
Lo peor con creces es que no podemos albergar esperanza alguna de regeneración moral y política mientras las derechas vayan cada una de ellas a su avío. Otra cosa sería si se coordinaran para definir una estrategia común de protesta. O si se integraran en un movimiento unitario de ámbito nacional con estructura participativa y en el que cada una de las partes asumiera funciones específicas. Divisiones estériles en la derecha es ahora mismo lo que menos precisa España. Descorazona ver cómo las derechas son incapaces de ponerse de acuerdo para evitar que se destruya lo que verdaderamente importa: la supervivencia de España como Nación y de su soporte cristiano.
Otro de los hallazgos que muestran los sondeos de opinión es la desconfianza de la sociedad hacia la clase política, especialmente aguda entre los jóvenes. Aunque parezca contradictorio, esa desconfianza juega a favor del sistema. La despolitización, añadida al desfondamiento moral, convierte al pueblo en masa invertebrada, incapaz de ver más allá de sus intereses individuales más inmediatos. En sociedad postrada y en permanente evasión que absorbe sin resistencia los alucígenos que le suministra el agit-prop del sistema, el cual acusará de inmediato, y con éxito, de políticos ambiciosos y suplantadores de la corrección democrática a quienes encabecen cualquier movimiento reactivo que pueda suponer una amenaza para el andamiaje de la farsa. Por absurdo que parezca el argumento, el tópico de que más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer se ha instalado en la mentalidad de unas masas aviesamente desfondadas en su formación y sin defensas morales frente a la estrategia de su perversión.
Escuchamos alguna vez que sólo una voz potente, sugestiva e integra que clame contra la indignidad y la mentira, que saque al sol toda la mugre que el sistema esconde y que abra ventanas a la luz de tentadoras empresas de futuro, que sólo una voz así podrá agitar las aguas estancadas del conformismo agónico y despertar la voluntad colectiva de regeneración.
Atractiva hipótesis para soñar. Pero hoy, cuando los líderes se diseñan para responder a un consumo previamente configurado, cuando sus fabricantes son los dueños del dinero, cuando éstos controlan casi el entero aparato mediático, cuando redes subterráneas a su servicio no conocen límites a la hora de abatir obstáculos incómodos para el triunfo de la marioneta elegida, esa posible voz de redención será ahogada sin conmiseración en sus primeros balbuceos. Líderes de ese calibre sólo insurgen cuando el caos ha fracturado la osamenta del sistema, las instituciones son como trastos desvencijados tirados a la calle, la miseria se hace insoportable y la anarquía se adueña del paisaje. Sólo entonces, rotos los grilletes de la alucinación, el pueblo buscará un hombre guía al que seguir, en vez de al flautista de Hamelin.
Mientras el caos irrefrenable no llegue, proseguirá la farsa. Se apuntalará al alucinado llamando a la unidad para salvar la democracia si todavía es útil para consumar el destripamiento del Estado y de la Patria. O se le arrojará del poder si se resiste a dejarlo. Es la coyuntura que ahora afrontamos en España.
Escribía días atrás Herman Tertsch que “España está probablemente en la peor situación desde el final de la guerra civil”. No creemos que aludiera a las tremendas carencias económicas de entonces, sino al espíritu de lucha nos movía para superar los efectos devastadores de la contienda y de sus antecedentes. Para asumir sacrificios y trabajar sin desmayo con la firme voluntad de labrar un futuro mejor para todos y para las generaciones venideras. Un esfuerzo sobrehumano cuyo secreto estaba en la asunción generalizada del heroísmo de lo cotidiano al que, ya pasado el tiempo del heroísmo combatiente, reclamaba Laín Entralgo a una juventud ardorosa y esperanzada desde su magisterio joseantoniano.
Los supervivientes de aquellas generaciones, ya muy pocos, sí sabemos que España está ahora peor que entonces en lo esencial. También conocemos lo que se requiere para la remontada. Pero no tenemos voz. Y alucinados y alucinadores nos descalificarán con el sambenito de fachas si escandalizamos con la verdad y con un insobornable amor a España.
Lo repitoexisten muchos NASIONALISADOS Y ENCHUFADOS,estos dos colectivos les da igual todo mientras ellos chupen del bote,a mí hermana sociata enchufada le daría igual que la gente pase hambre mientras ella pueda enchufar a su hija…….algún día contaré mi historia para que vds. sepan como se las gastan los votantes del PEDOE.
Suma y sigue ATT y Cisco se suman a su ausencia del Mobile..al final acudrirán el Chepas y el Rufián con sus ladillas y piojos.
El símbolo de Podemos, tres círculos convergentes, y el color morado. Y dentro la palabra “Podemos”, con la o distinta, como un círculo, que tiene el borde más fino que la o normal.
Lo que simboliza es el tamaño y el color del ano de los ciudadanos después de que ellos hayan gobernado y aclarar que lo hacen porque pueden.
Los 3 círculos son 3 actores políticos y sociales que coinciden en su deseo de dar por culo a los ciudadanos españoles: el comunismo, el separatismo y el islam.
Y,uno a uno sin su policía son mierdas para mí y patriotas como yo.
La masonería yo diría que bien un lugar de culto al capitalismo. Pero por accidente. Ambiente y cartera de contactos de la alta sociedad, lugar propicio para que gente con poder se conozca, y conspire contra el poder establecido. Sería el sitio ideal donde se cocería una revolución. Podría decir que una revolución burgués, para diferenciarla de una revolución de tipo comunista. Pero es que ambas son lo mismo, solo que el comunismo tiene una ideología de pobres y trata de simular que es un movimiento de pobres, pero la realidad real, es que es de gente de la alta… Leer más »
Está claro, mientras el español de a pie no sienta el hambre en su estómago, no actuará ante la destrucción de su casa, de España. Poco le importa al grueso de la gente que se amañen las elecciones, que los políticos estén más podridos que nunca, haciendo pactos con el mismísimo demonio, que el único empleo que exista sea precario y proveniente de empresas extranjeras, que comamos basura con el auspicio de la ONU y la OMS y por ende que el cáncer aumente hasta niveles alarmantes…Y todavía hay imbéciles que dicen que se vive bien…Sólo porque les dan un… Leer más »
El perro Falconetti no sabe en la que se está metiendo. Algún día pagará con creces, lo mismo que la zapatera.
La “zapatera” no pagó nada, nos arruinó, incrementó la deuda que tendremos pagar todos los contribuyentes un 50%, blannqueó a los criminales etarras y comenzó a crear el odio más abyecto contra la población de derechas y contra la población masculina, se fue de rositas, con sueldo VIP, coche oficial y prebendas ( porque no sabe hacer nada) y ahora se está enriqueciendo como esbirro de la humanicida dictadura chavista.
Perdón… la deuda la duplico en términos absolutos, o sea que la incrementó un 100%, no un 50%.
Lamento el lapsus
El caos ya ha llegado,….y sigue sin haber reaccion. Es cierto que estamos en los primeros compases o estadios del pandemonium apocalíptico. Pero llegaremos a la segunda fase antes de que acabe este año. La situación en los sectores de la agricultura y la ganadería (principales recursos existentes en España) es insostenible y pronto arderá Troya. El sector industrial y el turístico estan en franca regresión como consecuencia de la escasa productividad,de los altos costes energéticos y fiscales y la falta de iniciativa o inversiones en I+D+I, de la inseguridad jurudica o del exceso regulatorio creado por las Taifas. La… Leer más »
Esta escoria narco-chavista-comunista y precriminógena va a volver a repetir la jugada zapatarra corregida y aumentada; dejarnos una deuda impagable, bajar las pensiones un 40%, dejar un paro del 35%, una inmigración de maras, ñetas, salafistas monumental, sustituir las camas de hospital con cartones del basureo, operar ( si quedan médicos) a las bravas y un exilio masivo de jóvenes talentosos y con ganas de trabajar.
¿ Quién dijo que no nos pasaría lo mismo que a Venezuela ?
+ 1000 JENOFONTE.
Lo peor del tema, es que realmente al personal se le va la fuerza por la boca, no hacen nada. Los que no pueden hacer nada,lógicamente se quejan de esa posibilidad, pero los que SI pueden hacer algo, miran hacia otro lado, dandoles lo mismo, blanco que negro. Están a la espera de que la situación cambie por si sola o el desface social reviente, para entonces salir a escena liderando a voces, lo que ahora callan por cobardes. Lo dicho, quien quiere no puede y quien puede no quiere y mientras todos de carnavales, fútbol y redes sociales.
El kaos favorece a comunistas y anarquistas
“Están a la espera de que la situación cambie por si sola”
Definicion de lo que fué la epoca del gobierno de Rajoy, con 4 años de mayoria absoluta.
Pero quedan los que deben. Y el deber con la Patria, después de Dios, es el más sagrado.
No señor,las FUERZAS ARMADAS deberían liderar y muchos lucharíamos,los ciudadanos solos poco podemos hacer sin apoyo.
Yo ya dije que el Rey tiro la toalla en Oviedo en los peemios del 2019. Entrego el testigo a su hija, menor de edad, Princesa Leonor. Tiro la toalla. Ya somos Expaña
Mel, el Rey no ha tirado la toalla sencillamente porque es un masón redomado ordenado por la reina Isabel II de Inglaterra, además de Jarretero y casado con una roja republicana que trabajaba para los Mass mierda adoctrinadores y lobotomizadores de mentes débiles. El Rey es parte de la élite masónica que busca el Nuevo Orden Mundial mediante el Orden del Caos. Tan simple como eso.
Tienes razon.
Dentro de esa élite hay dos bandos, al parecer. Hay quien dice que el rey tendría (además del apoyo de Trump) el apoyo de la reina de Inglaterra. Tiene sentido: a la reina de Inglaterra no le interesa que su pariente Felipe VI caiga ni que España se convierta en república. En frente, los globalizadores de izquierdas, comunistas anti-monárquicos.
Entre los propios borbones hay un proceso selectivo. La plata o plomo se convierte en trono o guillotina. Alguno que sigue vivo de milagro siente que en cualquier momento le puede ocurrir lo mismo que a su padre y a su hermano. Su vida pende de un hilo y lo sabe.