Se va para no volver
Te conocí un día hace mas o menos 13 años en el Parlamento de Cataluña, cuando comenzabas tu andadura política y acababas de hacer el póster de campaña mas arriesgado del momento.
Hablabas con periodistas, con políticos y con todo el que se acercaba, sin complejos sin vetos, e incluso con una inusual simpatía; el teléfono lo respondías con naturalidad, acababas de entrar en la vida política, y llegabas de la banca. Con la intención de aportar una nueva forma de hacer la misma. Pero lo mas importante era ese afán de terminar con el independentismo catalán, del que tu fuiste visionario. Llegaste convencido de acabar con él.
Convergencia era ya un peligro para España y los populares nada podían hacer, de hecho en esas autonómicas les diste la ultima estocada, de la que aun hoy no se han recuperado.
A muchos más pero a mí, también me sedujiste. Tuve claro que había político para rato y que Cataluña se te quedaría pequeña…
Tenías el partido de moda compuesto por todo el desencanto popular, socialista y de otras siglas. No estaba muy claro si eras de izquierda o de derecha, según a quien le preguntaras parecía un distinto partido, no estaba claro casi nada, solo el concepto de Estado y unidad de España.
En esas municipales que tocaba presentarse volví a tratarte, llegaste a mi ciudad y tuviste la oportunidad de consolidarte. En Galicia, sobre todo en La Coruña te lo dieron todo, programa: equipo humano, instalaciones y financiación. Hiciste dos visitas que recordarás. En la primera parecías el mismo, aun con las municipales muy lejanas, pero fue en la segunda donde todos los que te conocimos nos dimos cuenta de que ya habías cambiado, te rodeaban aplaudidores, que ya cortaban la comunicación contigo. Solo era necesario que de alguna manera se pudiese concretar todo aquello que se había creado, escrito y firmado en dos lejanas reuniones para consolidar el partido. Fue imposible… ya no eras el mismo, dejaste de coger el teléfono, nadie pudo localizarte por más que se intentaron distintos conductos. No entraste en Galicia, pero ya creías tener un partido grande.
Seguro estoy que no te diste ni cuenta, dejaste Cataluña, para crecer en España (alguno ya dijo que eso fue tu primer error) entraste con fuerza en un partido lleno de rojos y azules que tenían que convivir entre ellos y a tus ordenes.
Comenzaron los pactos con todo aquel que te diese poder, gobierno, sin importarte color ni programa, la única linea roja que no traspasaste fue la de la unidad de España, ya no quedaba nada de aquellos inicios, eras ya un partido del sistema, con todos los defectos del mismo y por supuesto las ventajas. Y como no comenzaron las primeras imputaciones y presuntas imputaciones, que por cierto no todas trataste con el mismo rigor.
Te tocó otro gran momento, las circunstancias hicieron que tuvieras que definirte y lo hiciste a la derecha, no te quedó un rojo en el equipo, excepto los que solo buscan el abrigo de las distintas cámaras y esos todos sabemos que no tienen color. Algo se había avanzado: eras un partido de derechas.
Entras en crisis de partido. Por el medio de todo esto ganas las elecciones en Cataluña, lo nunca visto; muchos de los tuyos no entienden por que no intentas formar gobierno, aunque das explicaciones opacas.
Lo que si haces y muy pocos entendieron es traerte a Inés a Madrid, desvestir un santo para vestir otro, seguro que por un motivo que se me escapa.
Afrontas otras dos generales cortas y en las ultimas, con la posibilidad de que con tus escaños se intentase formase gobierno, no te defines, solo se entiende convencido que con otra llamada a las urnas serías presidente del gobierno; sin embargo, se concreta en tu ultimo gran error el que te hace dimitir de todos los cargos y dejar la política.
Es aquí, en esos minutos de despedida, donde los que te conocimos volvimos a ver a aquel chaval agradable de Granollers que nos dejara perplejos por sus cualidades y su don.
Eran ya muchos errores el partido marginal con 10 diputados en la cámara baja, y ahora sí supiste irte, (mejor incluso que lo hizo Mariano Rajoy), algunos dicen que no para siempre; yo de momento no sé qué pensar. Lo que me alegra es que tal vez vuelvas a cogerme el teléfono para hablar de lo nuestro, y por qué no, en La Coruña.