Angela “Rebeca” Merkel está instruida en el odio a la población nativa alemana y la civilización de la que procede. Oponerse al tiburón, pese a que las autoridades germanas hayan dicho que se trata de un inofensivo delfín, es lo que están haciendo muchos alemanes. Desde 2011, más de un centenar de alemanes han muerto como consecuencia de atentados terroristas perpetrados por grupos islámicos. Más de quinientos resultaron heridos. Desgranar la cifra de violaciones, agresiones y homicidios que, en lo s últimos años, han tenido como víctimas a ciudadanos alemanes resultaría una tarea harto prolija. Para Merkel, abanderada de los planes sionistas para la sustitución demográfica en Europa, lo intolerable no son las muertes ni los daños físicos provocados por los que matan en nombre de una religión de conquista. Para Merkel, igual que para el resto de la dirigencia europea, el problema radica en la existencia de alemanes que se resisten al suicidio y que reclaman una Alemania con raíces europeas.

Tras la masacre terrorista en el mercadillo navideño de Berlín, Merkel dijo estar “convencida de que la guerra decidida contra el terrorismo no justifica que se coloque bajo sospecha generalizada a personas en función de una determinada procedencia o religión”. Eso es justamente lo que está haciendo ahora, al poner bajo sospecha a cualquier alemán que haya expresado su indignación estos días por el asesinato de un compatriota en Chemnitz, siendo tachados de “xenófobos” y “nazis” por la propaganda oficial. Y lo más grave es que se atreve a acusar de “propagar el odio” a los alemanes que protestan pacíficamente contra los asesinos a los que Merkel ampara y protege.

Por si no estaba ya lo suficientemente claro, los alemanes tienen ya suficientes pruebas de lo poco o nada que pueden esperar de sus gobernantes. Mientras arrecian los ataques contra los patriotas alemanes, alimentados por la canciller, la prensa y las organizaciones progresistas, el número de salafistas en Alemania se ha duplicado en los últimos cinco años y ahora supera la cifra de los diez mil por primera vez, según la BfV, el servicio de inteligencia doméstica de Alemania. La BfV calcula que Alemania residen este momento más de 25.000 islamistas, de los cuales casi 2.000 representan una inmediata amenaza de atentado.

Las nuevas cifras se incluyen en el último informe anuals de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (Bundesamft für Verfassungsschutz o BfV).

El informe, considerado el indicador más importante de la seguridad doméstica en Alemania, presenta una lúgubre imagen. La BfV calcula que el número de islamistas en Alemania creció hasta al menos los 25.810 a finales de 2017, desde los 24.425 en 2016.

Extrañamente, el informe no proporciona ningún cálculo del número de seguidores del Estado Islámico o Al Qaeda que viven en Alemania. En consecuencia, la cifra actual de islamistas en Alemania es indudablemente superior a los 25.810.

Contra la difusión del salafismo en Alemania, una pancarta de protesta en Bremen.

Según el informe, los salafistas comprenden al grupo islamista individual más grande de Alemania. El número de salafistas en Alemania se disparó a los 10.800 en 2017, desde los 9.700 en 2016; los 8.350 en 2015; los 7.000 en 2014; los 5.500 en 2013; y los 4.500 en 2012.

El informe de la BfV dice: “Los salafistas se consideran a sí mismos defensores de un islam original, no adulterado. Modelan su práctica religiosa y su estilo de vida exclusivamente según los principios del Corán, el profeta Mahoma y las tres primeras generaciones de musulmanes, los llamados ‘piadosos antepasados’ (Al-Salaf al-Sali, en árabe). En consecuencia, los salafistas quieren establecer una ‘teocracia’.

No sabemos si estremecen más estos datos o la realidad paralela en la que viven instaladas Angela Merkel y un amplio sector de la población alemana. Ven una “amenaza directa” para el futuro del país la existencia de colectivos que defienden la identidad alemana y en cambio fingen ignorar la paulatina imposición de las reglas de la sharía en todo el país, con lo que el orden democrático dejará de tener vigencia en pocos años. ¿Se puede ser más canalla y más traidora que Angela Merkel?

Movilizarse contra el odio

La canciller Angela Merkel exhortó este lunes a los alemanes a movilizarse contra el “odio propagado por la extrema derecha”, ignorando las amenazas reales que se ciernen sobre el futuro de su país.

“Eso que desgraciadamente vimos durante los últimos días, incluido el fin de semana, estas marchas de extremistas de derecha y de neonazis listos para la violencia, no tienen nada que ver con el duelo de un hombre”, sino que buscan “dar un mensaje de odio, contra los extranjeros, los responsables políticos, la policía y la prensa libre”, declaró ante la prensa el portavoz de Merkel, Steffen Seibert.

“Tenemos que hacerlo saber claramente”, agregó. “Cada ciudadano puede hacerlo tomando la palabra y tomando una posición contra la división de nuestro país”.

La canciller Angela Merkel ha sido acusada en las últimas jornadas de haber hecho aumentar la inseguridad en el país al defender la acogida en 2015 y 2016 a más de un millón de solicitantes de asilo.

Iglesia demolida en Alemania.

Este lunes tuvo lugar en Chemnitz un concierto de rock contra la xenofobia bajo el lema “Nosotros somos más”.
Miles de personas asistieron al espectáculo, apoyado por las más altas autoridades del Estado, que llamaron a los alemanes a movilizarse contra “el odio” propagado por la extrema derecha.

“Aquí no se trata de una batalla izquierda contra derecha, pero hay una evidencia, y poco importa su color político sino oponerse a una multitud de extrema derecha que se vuelve violenta”, explicó Campino, cantante estrella del grupo Toten Hosen, célebre en Alemania.

Además, los habitantes de la tercera ciudad de Sajonia fueron invitados mediante las redes sociales a una “manifestación en las ventanas” colgando mensajes de tolerancia en sus balcones.

Para el ministro alemán de Relaciones Exteriores este tipo de movilización es demasiado modesta.

“Desafortunadamente, nuestra sociedad se instaló en una comodidad de la que es necesario salir” para enfrentar los desafíos de Chemnitz, dijo el responsable del partido socialdemócrata Heiko Maas este fin de semana.

El jefe del gobierno de Sajonia, Michael Kretschmer, miembro del partido de centro derecha de Angela Merkel, también exhortó este lunes a “la mayoría de la población a levantar sus voces” en Chemnitz.

Según los últimos sondeos, AfD avanza en las intenciones de voto, con un 16%, y se ubica en tercera posición, justo detrás del partido socialdemócrata que apenas alcanza 17%.