Algunos de los objetos utilizados por los inmigrantes para cruzar la frontera

AD.- Agentes de la Guardia Civil han imputado a un cazador furtivo como presunto responsable de abatir tres ejemplares de cabra silvestre en una zona de monte situada entre los términos de las Almunias de Rodellar y Bierge, en el entorno del Parque Natural de los Cañones de Guara (Huesca). Es digno de estudio el país donde el cazador que abate a una cabra silvestre puede terminar en la cárcel y no así los ilegales que asaltaron el miércoles la frontera de Ceuta, hiriendo con ácido y cal viva a siete agentes del instituto armado. Lo peor a lo que se enfrentan es a ser devueltos a Marruecos. Hasta el siguiente asalto. Deberían preguntarse los agentes de la Benemérita si les compensa seguir a las órdenes de unos superiores que conceden más atenciones y cuidados a la cabra silvestre que a ellos mismos. Que la democracia española ha tocado fondo sólo un tonto no lo admitiría.

Tenemos un gobierno condicionado por partidos cuya única razón de ser es llevar a España a un punto de no retorno.

Conoce el precio que han fijado sus socios de Podemos para respaldar el techo de gasto y es consciente de que pagarlo supondría sentar las bases de una nueva recesión, que asoma ya su rostro oscuro en forma de previsión de crecimiento inferior al tres por ciento vigente desde 2015. Nadie desde el gobierno ni desde el Congreso parece dispuesto a defender el patrimonio material e inmaterial de los españoles.

La situación es tan agónica como inverosímil. Si tuviéramos que explicar la situación de España a alguien de otro planeta, se nos haría muy difícil aportar una cierta lógica a la crónica diaria. Por ejemplo, que hay delitos y delitos dependiendo de si eres hombre o mujer, español o senegalés. Si un español agrede a un guardia civil con cal viva en Cuenca, Toledo o Almería, es seguro que sería condenado, más allá de toda duda, a una pena de prisión no inferior a los 6 años. En cambio si eres ilegal y haces eso mismo en Ceuta, tras asaltar la valla fronteriza, el mismo Estado te garantiza cama, comida y hasta un sueldo. La impunidad de los delitos para unos y el castigo para otros conculca el principio de igualdad del artículo 14 de la Constitución.

Catedral de Santiago de Compostela

Una estela visigoda, las luchas contra la media luna, los castillos medievales, las catedrales góticas, el resplandor renacentista, las sinfonías de Beethoven, las revoluciones, los grandes filósofos, las guerras de religión y las mundiales, la construcción de América, la revolución industrial y los grandes inventos científicos y tecnológicos. Ese es el fruto de una civilización que está siendo forzada al suicidio. Se pretende reducir a escombros el edificio de la civilización occidental. La sociedad española, y en general la europea, están siendo el campo de experimentación de los poderes mundialistas para que el siglo XXI sea el primero de la historia de Europa en el que tenga lugar un cambio demográfico, sin que los ocupantes del nuevo espacio hayan tenido que guerrear para conseguirlo. Los dinamitadores tienen nombres y apellidos, domicilios sociales, puntos anuales de reunión, acciones mayoritarias en las principales corporaciones financieras. Necesitan reescribir una etapa nueva sobre los escombros de la que ha sido durante siglos punta de lanza de la humanidad.

Imagen del film 1984 de Michael Radford, basado en la novela de George Orwell.

Necesitan imponer una lectura orwelliana de la historia. Eso conlleva acabar con cualquier modelo referencial como el del general Franco. No pueden soportar que, mientras la experiencia democrática nos está llevando al desastre, el recuerdo de Franco se agiganta a diario en los corazones de más españoles. Desde el inicio de la Transición hasta hoy, el antifranquismo ha sido uno de sus principales supuestos dialécticos, de igual manera a como la II República tuvo como prioritaria fundamentación el antiprimoriverismo, pese a que el PSOE colaboró estrechamente con la Dictadura, así como tantos promotores del republicanismo. Caben dos principales explicaciones: la necesidad de hacer olvidar su pasado, inclinación que imprime carácter a los conversos; y la falta de ideas para construir un sistema político con clara visión de futuro y acorde con las necesidades reales de la sociedad, que no son las de desenterrar cadáveres. Una carencia vital que ha limitado las expectativas existenciales de la población al cumplimiento del ritual electoral.

Pintada ‘guerracivilista’ en la fachada de una iglesia

El problema de Sánchez y de la gentecilla de que se ha rodeado radica en que se ha empachado con los tópicos del antifranquismo hasta el punto de creer que con la invención atrabiliaria de la “memoria histórica”, puede anegar para siempre en el olvido la victoria militar de Franco sobre el Ejército Rojo y los cuarenta años de su régimen regeneracionista, de cuyos frutos económicos y sociales todavía vivimos en gran medida. El análisis de su actuación durante estos tres últimos meses pone enseguida de manifiesto la obsesión en hacer en cualesquiera ámbitos todo lo contrario que hizo Franco. Destruye en vez de construir. Es irremediable que conduzca España al despeñadero, sin que el Partido Popular, condicionado por el miedo a parecer franquista y de derechas, acierte a encontrar, para desbancar al Gobierno de Sánchez, la respuesta que ansía la mayoría de los españoles.

Para evitar la indómita resistencia de la raza ibérica, que aunque hoy dormida podría algún día salir de su letargo, la izquierda y los globalistas están acelerando el plan ordenado por Soros de africanizar España, reduciendo a los españoles de origen al limitado peso demográfico que tiene la población criolla en Brasil o Venezuela. El PP no puede escapar a la responsabilidad de los actuales acontecimientos. Mariano Rajoy permitió, en sus seis años al frente del Gobierno, que España fuese presa de un sofisticado plan de implementación de programas de imposición ideológica para modificar los comportamientos morales y sociales de los españoles.

Multiculturalismo, mestizaje, sexualidad desordenada, abortismo, hembrismo,  fatuidad, pacifismo, uniformidad… son los nuevos dogmas de la religión oficial impuesta a sangre y fuego. Las referencias sociales ya no son los sabios, ni los santos, ni los genios, ni los héroes, sino los mediocres participantes en los programas televisivos creados para reducir las inquietudes intelectuales y las exigencias críticas de los ciudadanos al nivel de las cloacas.

Mientras emigra el talento, gastamos ingentes recursos económicos y humanos para socorrer a personas que no nos aportarán nada. Si los japoneses tuviesen que sobrevivir con estas mismas recetas ideológicas implantadas en España, en menos de un año serían un Estado fallido. España es actualmente una pésima influencia para el mundo. Los jóvenes ignoran a Mozart y abrazan el reggaetón, el rap o cualquier moda estrafalaria procedente del lumpen. Cualquier desviación natural es aceptada como la cosa más normal del mundo. Si la libertad es la base más sólida de una existencia digna y libre, nuestra libertad nos impele a buscarla entre los nuestros, cobijados bajo una misma civilización y sin que ésta tenga que estar en permanente regresión por la incívica convivencia de realidades tan distintas. Es ley de la Naturaleza, mucho más antigua y mucho más arrebatadora que la criminal propaganda de un puñado de progres y liberales mundialistas, cuya burbuja buenista y multicolor hace tiempo que no es de este mundo.