Por José L. Román.- Ni el execrable y brutal asesinato de un ángel de Dios como el niño Gabriel Cruz les hará cambiar su discurso. Las feministas, los socialistas de Pedro Sánchez –elegido secretario general del partido por la militancia-; los podemitas y sus mareas; los separatistas, golpistas y sus comparsas; los que homenajean a terroristas asesinos de españoles inocentes; y todos los medios informativos al servicio de separatistas, feministas, socialistas y comunistas, han llegado a su punto más álgido en defender lo indefendible.

Niños como nuestro querido Gabriel, por ese instinto del que nos provee la madre naturaleza pero todavía sin contaminar, barruntan el peligro y el mal que les acecha. El pequeño angelito señalaba a “la bruja” como un peligro inminente que le hacía temblar de miedo, pero que por lo que va trascendiendo, ese miedo que intentaba transmitir el niño nunca llegó hasta quienes debían protegerle.

No seré yo quien juzgue aquí el comportamiento de sus progenitores, para eso están ya los Tribunales de Justicia, que al final del proceso contarán con suficientes elementos de juicio para dilucidar. Lo que no obsta, para que solapando este crimen tan horrendo a otros en los que niños y jóvenes también perdieron la vida en actos terroristas, o después de ser incluso violados y quemados, pueda señalar a quienes como representantes públicos sentados en el Parlamento, siempre se han posicionado contra la “cadena perpetua” para terroristas, violadores, asesinos en serie y narcotraficantes.

Mientras un pueblo, en su inmensa mayoría, sufre el dolor y la angustia por la pérdida de un niño indefenso brutalmente asesinado por una bestia sin escrúpulos, y en la calle resuena un grito desgarrador unánime pidiendo la “cadena perpetua” para esta asesina, aquellos a los que hago referencia y que siempre se han posicionado en contra de la mal llamada “prisión permanente revisable”, siguen con la vieja cantinela que suena ya a monserga pesada, repetida y monótona, mediante la que dirigen un mensaje subliminal, sugerente e implícito, a esta repugnante asesina:

“Ana Julia Quezada, resiste, sé fuerte. Somos muchos y muchas los que te queremos de verdad, por eso estamos aquí luchando para que no te pudras en la cárcel. Te sacaremos de las garras de este Estado racista, xenófobo, patriarcal y opresor. Si las feministas, con el apoyo incondicional de “la Secta”, no logran sacarte indemne, todavía nos queda el TEDH (Tribunal Europeo de Derechos Humanos) que, con toda seguridad y como viene siendo habitual, nos dará la razón condenando además a los contribuyentes españoles a que te indemnicen con una buena suma de dinero, que saldrá seguramente de la hucha de las pensiones. La humillación de los opresores será el éxito de la lucha feminista”.

Ya no hay disfraz que os cubra ni os tape. Habéis quedado al desnudo frente a los españoles decentes, con o sin signo político. Vuestra manera siniestra y putrefacta de proceder, junto a la defensa que estáis haciendo de esta repugnante asesina que ha arrebatado la vida al pequeño “pececito”, caerán sobre vuestras conciencias como un latigazo.

Vosotras y vosotros, lejos de sentir la muerte del pequeño Gabriel sin ningún otro matiz, como la ha sentido la gran mayoría de nuestro pueblo: padres, madres y familias enteras, os estáis comportando como lo que sois, como seres frustrados, vacíos, fracasados e infelices.

Este brutal y siniestro asesinato os ha roto vuestras expectativas. Después de que consiguiérais sacar a la calle a los pensionistas, a pesar de que tiempo atrás los llamábais “putos viejos” y les deseábais incluso la muerte, y de conseguir que los medios informativos a vuestra disposición fuesen paladines de feministas socialistas y podemitas el pasado 8M, para intentar salvaros de la debacle en la que os sitúan las encuestas, surge de nuevo la polémica sobre la derogación o no de la “cadena perpetua” demandada por una inmensa mayoría de los españoles.

Y vosotros, para los que la democracia solo es válida cuando el pueblo mayoritariamente respalda vuestros objetivos e intereses, apeláis al falso discurso de que la “cadena perpetua” no acabará con este tipo de asesinatos, mientras mantenéis leyes como la mal llamada “violencia de género”, a pesar de que como todos podemos comprobar, es una “violencia doméstica” que no solo no disminuye sino que aumenta cada día, y cuyo origen se encuentra en el mismo sistema.