De la putrefacción del sistema a la alternativa: Más España y más democracia
El golpe separatista catalán ha sido efecto lógico de una larga tradición disgregadora e hispanófoba actuante desde principios del siglo XX. Al llegar la transición, el separatismo apenas existía, pero fue promovido y financiado a conciencia por todos los gobiernos posteriores, de UCD, PSOE y PP, en connivencia con los propios separatistas, vulnerando la Constitución y, sobre todo, la unidad nacional e intereses de España. A tales políticas delictivas las han llamado “diálogo”, prostituyendo un noble concepto. Entre todos ya habían reducido a marginal la presencia del estado en Cataluña y Vascongadas, entre otros desmanes. La complicidad entre gobiernos y separatistas es nueva en la historia y no debe olvidarse al analizar la situación del país, pues permite entender la clase de políticos y partidos que lo desgobiernan.
Esta larga complicidad se formalizó y amplió con Zapatero en tres grandes movimientos: la “Operación rescate” de la ETA para sacarla de la ruina y convertirla en una potencia política a costa del estado de derecho, junto con la imposición de nuevos estatutos disgregadores solo demandados por los políticos; todo ello combinado con la también ilegal entrega sistemática de soberanía a la burocracia de la Unión Europea y de la OTAN, y la desidia, llamémosla así, sobre Gibraltar. La segunda operación zapateril son las leyes LGTBI, que pretenden imponer a la sociedad las ideas e intereses de minorías sexualmente afectadas, con amenazas contra las libertades so pretexto de “odio”, tratando de regular desde el poder hasta los mismos sentimientos de las personas. Y la llamada “ley de memoria histórica”, que falsifica radicalmente la historia, amenaza las libertades políticas más elementales e invierte la decisión popular del referéndum de 1976, de avanzar a la democracia “de la ley a la ley”, es decir desde la herencia del franquismo y no contra ella. Estos movimientos u operaciones, asumidas hoy por todos los partidos, salvo excepciones menores, convierten el sistema salido de la transición en una democracia fallida. Y la raíz de su fracaso se encuentra precisamente en la conculcación del mensaje popular del citado referéndum de 1976.
En estos movimientos, que parecían imparables, el golpe separatista ha sacado a la luz varias realidades de calado histórico que permanecían semiocultas. La primera es que la secesión abierta de Cataluña ha resultado prematura, “no había bastante agua en la piscina”, como confiesa algún delincuente golpista. El propio gobierno cómplice ha hecho lo que ha podido por dejarlo impune y seguramente continuará en la misma política de “diálogo”.
La segunda realidad es la ruptura del sistema de dos grandes partidos corruptos e hispanófobos en connivencia con los separatismos, que se había ido imponiendo desde la transición. Tanto el PSOE como, sobre todo, el PP, han recibido un duro castigo en Cataluña, que probablemente se extenderá al resto del país. En cambio ha surgido un tercer partido, Ciudadanos, igualmente zapateril, pero que por haberse opuesto al separatismo, aunque de modo ambiguo y oportunista, crece con rapidez. Mientras que Podemos, inflado artificialmente por el PP para recuperar votos del miedo, ha perdido impulso. Es posible que la simbiosis PP-Podemos se hunda, lo que está dejando ya un amplio espacio que puede ocupar una alternativa real.
La tercera realidad, y más importante, es que se ha despertado una reacción patriótica de amplitud inesperada. Los partidos, políticos y medios de masas corruptos, creían haber dormido o extinguido ese sentimiento, que ahora no saben cómo manejar.
Estas tres realidades certifican el final del sistema creado en la Transición sobre la anulación insidiosa del referéndum del 76. Sistema que llevaba varios años pudriéndose sin encontrar salida. Todo el problema político del momento consiste en encauzar el movimiento popular para que no vuelva a ser inutilizado por unas fuerzas políticas en putrefacción, pero todavía dueñas de amplios recursos y con experiencia de manipulación de la gente. La situación histórica demanda una salida que debe sintetizarse en un lema: MÁS ESPAÑA Y MÁS DEMOCRACIA.
Don Pio y algun otro historiador, contados con los dedos de una mano, son los unicos que estan contando la verdad de esta España nuestra, que los sinverguenzas que tienen el poder mediatico y politico no dejan que se escuche lo que transmiten estos historiadores verdaderos. Nuestra Nacion tiene que ponerse a trabajar en este sentido, para que los que nos sentimos españoles luchemos por ella, por España y no por esta enferma globalizacion que nos quieren imbuir.
Gran artículo!!!
el plan de particion española del nom se trunco ,todos arriba saben quienes estan detras de esto , ninguno quiere enfrentamiento con los globalistas , , como usted bien dice estan en fase de negociaciones ,que legalidad puede haber en un pais en que la traicion a la patria sea cohonestada ,por otra parte el sentimiento nacionalista ha resurgido lo que hace falta ahora es difundir expandir esto , como hacerlo si todos los medios de comunicacion los tienen los traidores y sus lacayos ,alerta digital informa que cada articulo suyo lo leen un promedio de 4500 lectores es decir… Leer más »
Don Raúl, totalmente de acuerdo con ambos. Con don Pío, en el diagnóstico de situación, y con usted.
Necesitamos medios más fuertes, y no solo digitales, sino también de radio y televisión, pues por desgracia estamos en un país donde el 90% de la población no lee absolutamente nada.
No puedo estar más de acuerdo con Usted, Don Pío.
Sólo discrepo en la suposición que la debacle de PSOE y PP en Cataluña tenga que tener un reflejo en toda España. El biótopo catalán tiene su propia dinámica y lo que pasa aquí no tiene porque tener una continuación en el resto del territorio.
Sí que creo que Ciudadanos será el recambio del PP, amortizado por sus casos de corrupción y por su ineficacia e impotencia para resolver nada, de la misma manera que el PP fue recambio de la UCD en su momento.