Corea del Norte para tontos útiles o la fascinación de los progres de Occidente por el dictador comunista Kim Yon Un
Charlton W. Bradford*/Especial para AD.- Con motivo de los Juegos de Invierno que se celebran en la ciudad de Pyeongchang (Corea del Sur) del 9 a al 25 de febrero, multitud de medios de comunicación se muestran felices de los reiterados mensajes de paz y amor que desde el corazón de Corea del Norte se lanzan al mundo transmitiendo los buenos deseos del mandatario Kim Yong Un en su deseo de alcanzar la reunificación con el resto de millones de compatriotas situados al otro lado del Paralelo 38.
Para empezar, habría que explicarles a los millones de tontos útiles que se dejan seducir por esos medios de comunicación que fue el abuelo de Kim Yon Un, Kim Il Sung, quien dividió al país en dos tras haber invadido salvajemente Corea del Sur, provocando tras una sangrienta guerra la aparición de la frontera en el Paralelo 38.
Se trata de los mismos medios de comunicación que en su momento también lanzaron las campanas al vuelo queriéndonos hacer creer que la Primavera Árabe había estallado en Egipto y Libia consiguiendo en cuestión de días que las estructuras medievales imperantes en esos países, desde hacía siglos, darían paso a un régimen de libertades civiles y derechos sociales que cimentarían una democracia fuerte y duradera.
Esos mismos medios de comunicación son los que hacen el juego al tirano Kim Yong Un en su maniobra de que Occidente se trague la píldora de su bonachón y mesurado carácter, que encierra unas intenciones pacíficas que, sin embargo, se ven gravemente amenazadas por el deseo belicista del presidente Trump, un loco -según ellos- que solo ansía llevar el mundo a la guerra.
Esos mismos medios de comunicación, que cada vez que el asesino norcoreano lanza un misil de prueba lo único que hacen es utilizar cualquier declaración de Donald Trump para intentar desprestigiar al mandatario estadounidense, cargando las tintas en la reacción de la Casa Blanca y no mostrando a la opinión pública que el peligro está en Pyongyang y no en Washington.
A la opinión pública se le cuenta que conforme el alcance de los misiles norcoreanos, las principales ciudades norteamericanas y algunas del resto de Occidente se encuentran en peligro, pero se oculta la velada intención de Kim Yon Un, que es múltiple.
De una parte, mantener a su propio pueblo en un estado de permanente tensión ante el riesgo de una intervención norteamericana. De otra, su acción de, como se dice en España, mosca cojonera, contra Estados Unidos, pretendiendo así someterlo a una permanente acción de desprestigio ante la comunidad internacional y otorgándole el papel de causante de la actitud, a todas luces, defensiva de Corea del Norte ante el imperialismo yanqui. Y, de otra, avisar a China, su tradicional amiga y protectora que en el caso de que tuviera la tentación de ejercer de pez grande que quisiera comerse al pez chico, los misiles de ese pez chico también alcanzarían sus ciudades. Lo anterior lleva a que China, feliz con todo lo que supongan quebraderos de cabeza para EE.UU., sin embargo, empieza a ver con preocupación la deriva de la política de Kim Yong Un, consciente de que llegado el momento en el que la situación se fuera de las manos y comenzase un intercambio de misiles, el territorio chino no quedaría a salvaguarda de ese enfrentamiento, con las repercusiones que ello conllevaría.
En estos días estamos asistiendo a un cínico despliegue de fraternales intenciones por parte de Kim Yon Un hacia su vecino de Corea del Sur, empezando por el hecho de que la delegación de Pyongyang esté encabezada por su propia hermana, Kim Yo Jong. Solamente los tontos útiles para los enemigos de Estados Unidos pueden creerse la burda escenificación que estos días está montando Kim Yon Un en Corea del Sur con motivo de las celebraciones deportivas, astutamente instrumentalizadas en su favor siendo consciente de la cobertura mediática que tienen.
Por ello, es necesario que mostremos la verdadera cara de Kim Yon Un y la desgraciada realidad que sufre Corea del Norte desde el día en que su abuelo, Kim Il Sung sometió a millones de coreanos y provocó la división a ambos lados del Paralelo 38.
Millones de tontos útiles, jóvenes en su gran mayoría se dejan encandilar por los logros políticos, sociales y económicos que –según la propaganda oficial comunista– se han alcanzado en Corea del Norte. La dinastía comenzada por Kim Il Sung, continuada por su hijo Kim Yong Il y entronizada al día de hoy en la persona del nieto, Kim Yong Un, es la más majadera representación de cualquier cosa que se pretenda hacer pasar por libertad.
Corea del Norte vive desde hace sesenta y cinco años años bajo una férrea dictadura dirigida por una familia de sátrapas sinvergüenzas que lo único que persiguen es chupar de la teta del Poder cuanto más tiempo puedan hacerlo, a costa de la miseria, el terror y el lavado de cerebro en el que viven, mejor dicho, sobreviven, cerca de veintiséis millones de coreanos.
Mientras tanto, los millones de tontos útiles de Occidente no se enteran –o no quieren enterarse– de la realidad norcoreana.
Siguiendo las enseñanzas de su abuelo y de su padre, el actual Gran Líder (así es obligatorio llamarlo) Kim Yong Un dirige un pueblo que vive en la esclavitud, de espaldas a la realidad de lo que ocurre en el resto del planeta Tierra. Solamente los funcionarios y militares que gozan de su máxima confianza tienen derecho a disfrutar de una serie de privilegios, que se encuentran a millones de años de luz del resto de los desgraciados norcoreanos que no participan de la mamandurria del Poder.
Finalizada la Guerra de Corea en julio de 1953 –iniciada por Corea del Norte al invadir Corea del Sur en junio de 1.950– en el Paralelo 38 quedó constituida la llamada Zona Desmilitarizada, una tierra de nadie que sirve de frontera a las dos Coreas, la del Norte y la del Sur. A partir de entonces, la ruta seguida por ambas Coreas fue muy distinta. Mientras que en Corea del Sur impera un régimen democrático y un desarrollo industrial, científico y tecnológico, amparado por un sistema político que ha permitido la constitución de una sólida clase media, y ha llevado al país a ocupar un destacado puesto como nación desarrollada en el concierto internacional, en Corea del Norte, por el contrario, bajo la dictadura de los sátrapas tiranos, el país se encuentra hundido social y económicamente y las libertades civiles han sido sustituidas por campos de concentración –en lenguaje oficial, de reeducación– en los que decenas de miles de norcoreanos viven en el régimen del terror.
Desde hace sesenta y cinco años, los norcoreanos, gracias a unas depuradas técnicas de control mental –en realidad manipulación burda, o, mejor dicho, lavado de cerebro– viven obsesionados con la idea de que en cualquier momento Satán, esto es, Estados Unidos, va a invadir su país con la única idea de apoderarse del paraíso en la Tierra que sus dirigentes, los sinvergüenzas que llevan oprimiéndoles durante décadas, los Grandes Líderes, han conseguido erigir.
Durante generaciones los norcoreanos han aprendido que los norteamericanos son bestias insaciables de sangre que ya durante la Guerra de 1950 a 1953 dieron suelta a sus más depravados instintos desmembrando a los norcoreanos, violando a las mujeres y a los niños e, incluso, practicando el canibalismo. Así se lo recuerdan continuamente a la población a través de murales, pinturas, grabados, la televisión y los textos oficiales. Por si lo anterior fuera poco, a los norcoreanos se les cuenta, ya desde muy pequeños, y continuamente se les recuerda, que en Estados Unidos, en Corea del Sur, y en el resto del planeta Tierra, que evidentemente no han sido tocados por la diosa Fortuna al haberles regalado unos grandes líderes como el abuelo, el padre y el hijo, la gente malvive tirada en las calles, sin electricidad, ni agua, ni comida.
Les cuentan, hasta marearles, que en Occidente, y en especial en Estados Unidos, millones de personas se matan entre ellos para practicar el canibalismo ya que no tienen qué llevarse a la boca. Que la gente devora a los bebés y que ya apenas quedan niños. Que esos millones de desgraciados hambrientos caníbales, bajo la dirección del malvado Estados Unidos, llevan planeando desde siempre la invasión de Corea del Norte para despojar a los norcoreanos de todos los beneficios que el paraíso creado en la Tierra por los Grandes Líderes les permite llevar una vida privilegiada.
Todo ello es posible debido a que en Corea del Norte no existe libertad. Los norcoreanos no tienen libre acceso a Internet. No pueden hacer, ni recibir, llamadas al exterior, No pueden recibir emisiones radiofónicas del exterior. No tienen acceso a películas del exterior. No tiene comunicación postal con el exterior. No pueden viajar al exterior. No tiene acceso a publicaciones escritas del exterior. No tienen acceso a señales de televisión del exterior. Tienen completamente prohibido, bajo pena de muerte, establecer contacto alguno con los escasos, y seleccionados por las autoridades políticas, visitantes que desde el exterior acceden a viajar al país. La ÚNICA información a la que tienen acceso, es la que les proporciona el Gran Líder.
La televisión norcoreana se basa en dos contenidos:
Por una parte, los logros del Gran Líder y su inmensa sabiduría en todos los campos científicos, técnicos, intelectuales (¡ha llegado a escribir más de tres mil libros!), políticos (todos los dirigentes extranjeros le piden consejo), artísticos (su padre, Kim Il Sung construyó unos estudios cinematográficos, que nada tienen que envidiar a los de Hollywood, únicamente con la finalidad de dirigir, él mismo, cientos de películas que versaban sobre el mismo tema: la maldad de los norteamericanos y como, al final, él, el Gran Líder, les infligía una humillante derrota), económicos, agrarios, meteorológicos, etc.
Por otra, programas de adoctrinamiento político día tras día; así desde hace décadas.
Corea del Norte, a través de oscuras tramas de financiación, detrás de las cuales se encuentra el narcotráfico, ha conseguido desarrollar un preocupante programa nuclear que pone en peligro la estabilidad, no solamente del sureste asiático, sino de todo el planeta. Continuamente, el Gran Líder hace llamamientos a la guerra contra Estados Unidos al objeto de cerrar filas entre los veintiséis millones de esclavos norcoreanos a los que mantiene bajo el régimen del terror y la más brutal de las represiones, y así tenerlos viviendo aterrorizados de que en cualquier momento los sanguinarios norteamericanos entrarán en su territorio para violar a sus mujeres, degollarlos a ellos y devorar a sus hijos.
Como quiera que la inversión de Corea del Norte se ha volcado en la defensa militar del país frente a una presunta invasión norteamericana, los norcoreanos carecen de las más elementales infraestructuras sociales, económicas, industriales, tecnológicas (de uso civil) y científicas (de uso civil). Todo ello supone que el norcoreano que no está plenamente integrado en la estructura de Poder, malvive a duras penas con salarios de mera subsistencia, y eso, cuando dispone de ellos. Corea del Norte, en cualquier aspecto que pueda imaginarse, se sitúa en las antípodas de su vecina Corea del Sur. El sueldo medio mensual de un médico o de un profesor, al cambio occidental, ronda los veinte euros.
A título de ejemplo sirva lo siguiente. En contra de lo que pueda suponerse, los habitantes de Corea del Sur no son partidarios de una futura posible reunificación de ambas Coreas. ¿Cómo se pueden incorporar a una sociedad tan tremendamente desarrollada en todos los ámbitos, como es el caso de Corea del Sur, veintiséis millones de norcoreanos que se encuentran sumergidos en un atraso de sesenta y cinco años?
Imaginemos situaciones tan cotidianas para cualquier occidental como puedan ser usar un microondas, el mando de la televisión, un ordenador, una tablet, utilizar un cajero automático, conducir un coche, enviar un SMS, un whatsapp, usar una lavadora, un lavavajillas… Es decir, actividades que hacemos sin reparar en ellas y que, sin embargo, para veintiséis millones de norcoreanos les resultan propias de otro planeta. Bueno, hemos dicho veintiséis millones de norcoreanos y, en realidad, serían algunos menos, dado que no todos viven en las mismas condiciones.
Los funcionarios y militares chupópteros del régimen viven en condiciones distintas a las del resto de norcoreanos. Ellos no pasan penalidades, acuden a economatos reservados, donde pueden adquirir mercancías procedentes, en su mayor parte de China. Gozan de privilegios que les son vedados al resto de norcoreanos, como puede ser el caso de conducir un coche, disponer de móvil o adquirir productos que no están al alcance de los demás, como es el caso de ropa, complementos y artículos de lujo.
El Gran Líder, cuando tiene un antojo de hamburguesas, envía un avión a París para que en un restaurante de una conocida cadena especializada en el sector se provea de cientos de ellas y llevarlas inmediatamente de vuelta para que el sátrapa y su camarilla disfruten de los pecados del mundo occidental. Su padre, el antecesor en el cargo de Gran Líder, a su muerte dejó una fantástica colección de coches de lujo, en un país en el que el noventa por ciento de sus habitantes no tienen posibilidad de conducir un vehículo a motor y en el que la mayor distracción que tienen los coreanos cuando no trabajan es pasear, al igual que la que tenían los albaneses bajo la dictadura de Enver Hoxa.
El Gran Líder ha heredado también de su padre su afición por las prostitutas altas, rubias y occidentales, así como el deleite de coñacs y whiskies, occidentales, por supuesto, siempre y cuando se trate de grandes reservas.
Ya hemos dicho que el papá del actual Gran Líder, llevado de su afición al séptimo arte, construyó unos espectaculares estudios cinematográficos en los que dirigió cientos de películas, a cual más soporífera y tediosa, basadas todas ellas en el argumento monotemático: los norteamericanos invaden Corea del Norte, él se pone al frente de las tropas, y a lomos de un bello caballo blanco conduce a su pueblo a la victoria final, gloriosa para los norcoreanos, y humillante para Estados Unidos.
Pero llegó un momento en el que hasta él mismo, el Gran Líder, estaba hasta los cojones de hacer siempre la misma película –quizás fuera porque no se le ocurría otra cosa, o porque no daba para más– y fue entonces cuando tuvo una gran idea: necesitaba a una gran actriz, y esa gran actriz, Choi Eun-Hee, estaba en Corea del Sur. Por ello, y sin pensárselo dos veces, ni encomendarse ni a Dios, ni al Diablo (esto es, a Estados Unidos, según él) envió a sus esbirros al vecino país para llevar a cabo el rapto.
Los esbirros del Gran Líder tienen gran experiencia en secuestrar personas en Corea del Sur. Las secuestran, se las llevan a Corea del Norte y allí las obligan a que les cuenten infinidad de datos de la vida cotidiana en ese país, todo ello con la finalidad de conseguir información clara y precisa con la que sus agentes puedan adiestrarse de cara a poder infiltrarse en Corea del Sur y así conseguir pasar desapercibidos. Pues bien, los esbirros del Gran Líder secuestraron en Corea del Sur a la actriz más importante del país y se la llevaron a Corea del Norte.
Una vez la actriz en su poder, el anterior Gran Líder (papá del actual Gran Líder) cayó en la cuenta de que de poco le serviría contar –aunque fuera obligada– con la mejor actriz de Corea del Sur, si no contaba con un buen director, porque lo cierto es que en Corea del Norte no había un solo buen director de cine, mejor dicho, no había un solo director que pudiera ser considerado como tal, teniendo en cuenta la bazofia de películas que se hacían.
¿Solución? Había que secuestrar a un director en Corea del Sur, pero un director que estuviese a la altura de la mejor actriz de ese país. ¿Y quién era ese director? Pues el mejor director de Corea del Sur no era otro Shin Sang-Ok, el marido de la mejor actriz de Corea del Sur, ya en poder del anterior Gran Líder (papá del actual Gran Líder). Así que más trabajo para los esbirros del Gran Líder que de nuevo tuvieron que infiltrarse en Corea del Sur. Dicho y hecho: secuestraron al director y se lo llevaron a Corea del Norte.
Por espacio de ocho años el matrimonio se vio obligado a trabajar para el Gran Líder hasta que, finalmente, Choi Eun-Hee y Shin Sang-Ok consiguieron escapar del paraíso norcoreano. Un paraíso norcoreano en el que en su capital, Pyongyang, por la noche la oscuridad más absoluta se adueña de la ciudad, manteniéndose iluminadas únicamente las estatuas y monumentos erigidos en honor de los tres Grandes Líderes: abuelo, padre e hijo. Un paraíso en el que los visitantes extranjeros pueden dar fe de que las botellas de agua mineral a las que tienen acceso en el único hotel que hay en la capital, se encuentran caducadas desde hace años, al igual que las cervezas de fabricación china. Un paraíso en el que los visitantes extranjeros están tutelados –eufemismo empleado para decir vigilados– por policías del régimen que se encargan de velar que no hablen con nadie ni que tomen fotografías inconvenientes.
El mismo paraíso del que hace continua propaganda el español Alejandro Cao de Benos, tarraconense, y que ostenta el privilegio de ser el único extranjero con rango de embajador de Corea del Norte, país en el que reside seis meses al año. Un embajador que, con toda seguridad, no vive bajo las mismas condiciones del noventa por ciento de los norcoreanos y que disfruta de los privilegios y comodidades del diez por ciento restante que contribuye al mantenimiento del régimen del terror.
Un embajador del régimen norcoreano que, por cierto, ha sido detenido el año pasado por la policía española acusado de tráfico de armas.
Así, en un programa emitido en España en 2.015 en una cadena privada de televisión, los reporteros daban fe de un recorrido controlado por el régimen, bajo la supervisión del español en cuestión. Se mostraba en el reportaje que el régimen proporcionaba de manera gratuita a los norcoreanos viviendas de doscientos metros cuadrados, construidas con materiales de altísima calidad, en edificios de lujo. Puro maquillaje y manipulación dirigida a los espectadores extranjeros. Esas viviendas son entregadas para su disfrute a funcionarios y militares que chupan de la teta de la dictadura, manteniendo esclavizados a millones de compatriotas que viven en condiciones miserables.
Así mismo, y a título de ejemplo de las bondades del régimen, se mostraba un parque de atracciones con un coste de entrada por persona equivalente a un euro. Burda manipulación para hacer creer al ingenuo occidental –tonto útil– que Corea del Norte es un paraíso. Lo que no detallaba el reportaje es que las instalaciones están destinadas a funcionarios y militares afectos al régimen y que el coste de un euro, irrisorio en Occidente, en Corea del Norte es prohibitivo para el noventa por ciento de la población, con un salario medio mensual para la mayoría de la población equivalente a unos doce euros. Para entendernos, es como si en Occidente acceder a las instalaciones de un parque de atracciones les supusiera a los miembros de una familia compuesta de cuatro miembros, la cuarta parte del salario mensual del cabeza de familia.
Un país azotado por terribles hambrunas que ha obligado a los norcoreanos a hervir las cortezas de los árboles para poder llevarse algo a la boca.
Es preciso señalar que periódicamente jóvenes comunistas occidentales (entre los que se encuentran españoles) visitan en grupos organizados Corea del Norte bajo los auspicios del régimen. Tras una estancia absolutamente manipulada y controlada, en la que les dejan ver lo que al régimen norcoreano le conviene, regresan a Occidente convencidos de las bondades comunistas y de la imperiosa necesidad de poner en marcha en sus respectivos países las correspondientes revoluciones que posibiliten la llegada de millones de personas al paraíso marxista, ese que hoy por hoy en Occidente les está vedado.
Podríamos seguir durante muchas más páginas narrando las excelencias del régimen de Corea del Norte en la actualidad y que se mantiene desde hace ya sesenta y cinco años, pero creemos que como muestra ha sido suficiente para comprobar cómo al día de hoy encandila a quienes defienden las libertades que, según ellos, el capitalismo imperialista ha abolido, o, en el mejor de los casos, mantiene sojuzgadas.
Por ello, cuantos gestos de paz y reconciliación sean lanzados desde Pyongyang solamente pueden ser interpretados como lo que son: una burda campaña de imagen tendente a engañar a millones de tontos útiles en Occidente. La pretendida libertad pregonada por la propaganda oficial de Corea del Norte queda seriamente cuestionada desde el momento en el que durante la celebración de los Juegos de Invierno en Corea del Sur, cualquier atleta norcoreano que quiera ir al baño ha de hacerlo acompañado por un comisario político que evite así una deserción.
No hay que olvidar, no obstante, de que aún en el caso de que algún deportista consiguiese desertar a pesar del férreo control de los comisarios políticos, su familia, que permanece en Corea del Norte, sería detenida, torturada, ingresada en campos de concentración y asesinada. Estamos refiriéndonos a decenas de personas que tuvieran cualquier parentesco con el desertor, incluidos niños y ancianos, siendo confiscados, esto es, robados, todos sus bienes y posesiones.
Como vemos, el régimen de Corea del Norte, presidido por ese bonachón y simpático Kim Yon Un, es todo bondad y reconciliación, esas mismas que transmiten los medios de comunicación mundiales a los millones de tontos útiles que consideran que la culpa de todo la tiene el Presidente Trump, provocando al líder norcoreano de manera permanente.
Ah, se me olvidaba decirles a los tontos útiles que gustan de vivir de las mieles del capitalismo, pero degradar e insultar constantemente a Estados Unidos en general, y a su Presidente, en particular: Corea del Norte es… !COMUNISTA! y si viviesen bajo el régimen de Kim Yong Un, en vez de poder opinar libremente contra el imperialismo yanqui, en estos momentos estarían muy ocupados buscando cortezas de árbol para hervirlas y poder llevarse algo caliente al estómago.
*Analista geopolítico
el 10 de mayo de 2017 visito coincidentemente con la visita del ministro de exteriores ruso lavrov a la casa blanca, henry kissinger cabecilla del grupo bilderberg, ahora el 2 de febrero de 2018 en la reunion del comite de servicios armados del senado, mostro la misma opinion que entonces, dijo que korea del norte es la mas inmediata amenaza a la seguridad global y que un golpe nuclear sobre korea es tentador ,la pesadilla del globalismo es que la nuclearizacion de korea arrastre la de toda la region , japon taiwan korea del sur viet nam y otros ,como… Leer más »
No me extraña nada. Ya somos comunistas todos. Se nota la Promesa de Fátima. Nadie le hizo caso y así nos va de mal.
Todos los que me leen saben perfectamente que de comunista tengo poco, sobre todo tras descubrir lo que realmente es. Sin embargo, al autor de este artículo sólo le ha faltado acusar al Gobierno norcoreano de haber haber metido en cámara de gas a 6 millones de norteamericanos, quemados sus cuerpos en hornos de carbón y haber hecho millones de pastillas de jabón con los restos de los cadáveres. Mientras los Nacional Socialistas eran unos nazis asesinos, parace por el artículo describe a los norcoreanos como unos neonazis comunistas asesinos. Sin ánimo de convertirme en un tonto útil más del… Leer más »
El comunismo de Corea del Norte o de China poco y nada tiene que ver con el comunismo de Occidente, el comunismo de Corea del Norte o de China es comunismo ordenado, trabajador, conservador y sin rebajarse a vender a la familia para lograr objetivos, tampoco molesta a los demas paises si estos son de ideologias diferentes, ni tampoco se comen el cuento impuesto por la progresia mundialista, por el contrario el comunismo de Occidente se compone de borrachos, de drogatas, de gente dada para vivir de los demás, de gente que venderia a su propia madre para financiar una… Leer más »
“Todo ello supone que el norcoreano que no está plenamente integrado en la estructura de Poder, malvive a duras penas con salarios de mera subsistencia, y eso, cuando dispone de ellos.”
¡Joder, si está hablando de España!
He leído en “diagonal” este penoso artículo. Cuando uno lee, así por encima, lo de las cortezas hervidas de árboles para poder sobrevivir, se le quita a uno la menor ganas de seguir. Ya somos adultos como para tragar cualquier cosa, así como así. Es una falta de respeto a los posibles lectores venir con semejantes historietas. Textos así desprestigian el medio que lo publica. El único interés real de este tipo de artículos reside en la naturaleza e intención de los “argumentos” usados para atacar a un gobierno o régimen en concreto. Esto no tiene nada que ver con… Leer más »
Criminólogo italiano: la despiadada mafia nigeriana ha llegado a Italia y está colonizando el país https://www.alertadigital.com/2018/02/16/el-criminologo-italiano-alessandro-meluzzi-la-despiadada-mafia-nigeriana-ha-llegado-a-italia-y-esta-colonizando-el-pais/
Shin Sang Ok dirigió durante su secuestro norcoreano “Pulgasari”, una especie de Godzilla cutremente divertida y que tenía su mensaje anticapitalista soterrado y todo. Me reí mucho con esa peli.
Buen país para enviar a Pedro y Pablo para vivir allí una década y que tengan una experiencia socialista de verdad; Venezuela es muy descafeinada para ellos.
Voy a hacer un vaticinio, el chino este tipo tonelete relleno paticorto retaco torrebruno del flequillo, No morira de viejo en su cama.
Saludos patriotas españoles.