El cierre de la revista Interviú nos alegra el comienzo del año
El nuevo año nos ha traido la buena noticia del cierre de la revista Interviú. Habrá notado el lector mi escasa querencia al corporativismo. Tal vez porque llevo tratando con ellos desde siempre, puedo afirmar, sin riesgo a equivocarme, que los periodistas constituyen la fauna más falsa, rastrera e indigna que haya sobre la tierra. Salvo excepciones, claro está, mil eurillos serían suficientes para poner tasa a la dignidad de cualquier plumilla. Muchos, incluso, por esa misma cantidad, matarían a sus progenitores si se les ordenase. Ni siquiera las meretrices de ‘alto standing’ venderían nunca su dignidad a precio tan bajo. En justicia he de admitir que también he conocido a periodistas con sólidos principios, que han tenido a gala el ejercicio de su profesión al dictado de sus rectas conciencias, pero por desgracia no son sino la excepción en una profesión donde la norma es prostituir tu alma por exigencias de la escuálida nómina.
Prostituir la profesión periodística, promoviendo a prototipo el de periodista sin alma, ha sido una de las formas más eficaces de destruir la sociedad española en menos de 40 años. Durante este tiempo, Interviú ha servido de instrumento propagandístico al servicio de dicha causa. Arquetipo del despendolamiento de la España postfranquista, Interviú ha sido sobre todo un compendio de sensacionalismo y de vistosas portadas con las tetas más granadas del farandulismo español.
Durante un tiempo se dedicó también a marcarle a ETA los objetivos. El catalán Xavier Vinader, uno de los emblemas de la revista en sus primeros años de recorrido escatológico, publicó en 1979 sendos reportajes sobre grupos españolistas en Vascongadas. A ETA le faltó tiempo para asesinar a dos de las personas citadas por Vinader, por lo que fue procesado y en 1981 la Audiencia Nacional lo condenó a siete años de prisión por un delito de “imprudencia temeraria profesional”. El tribunal consideró que la banda actuó motivada por sus escritos.
La condena originó, cómo no, una campaña de solidaridad en círculos periodísticos catalanes, a la que se sumaron muchos políticos, jueces, policías, abogados… En aquellos años de la Transición, la vida de un patriota valía lo mismo que el cerebro de Paquirrín para la ciencia. Más o menos como ahora, pero entonces se disimulaba menos. Hubo una gran manifestación en Barcelona en solidaridad con el periodista “entre paréntesis” (Vinader disfrutaba de una prominente chepa). Al ser condenado, optó por huir de la justicia y exiliarse en Francia. No regresó a España hasta 1984. Tras pasar casi dos meses en la prisión madrileña de Carabanchel, finalmente fue indultado por el Gobierno del PSOE.
Este hecho resume la gran contribución de Interviú a la concordia democrática en esos años de plomo.
Hace unos días escuché al director del occiso quejarse amargamente de la “degradación del periodismo”. De entrada lo que tendría que preguntarse es lo que han hecho mal para que el cierre de Interviú, salvo las falsas condolencias de los amigos periodistas del finado, haya tenido la misma relevancia social que la noticia de un mojón de caballo en medio de una cuadra. Pero si hablamos de degradación del periodismo, que yo extendería a la degradación del alma humana, recapitulemos.
Hace meses contactó conmigo, machacona e insistentemente, una plumilla de Interviú solicitándome una entrevista. Lamentablemente, y en esto los años me sirven de agravante, ejercí de pardillo y accedí a la envenenada propuesta. Tendría que haber sabido que un requerimiento de Interviú al director de AD, en las antípodas de lo que la revista representa, no podía reparar nada bueno. La charla tuvo lugar en un céntrico hotel de la capital malagueña. La susodicha resultó ser una pipiola escasamente agraciada y con el guión escrito de antemano. La primera pregunta, apuntada en un cuadernillo, fue un directo al mentón, sin preámbulos ni fase preparatoria. Mi reacción natural tendría que haber sido levantarme y dejarla con su cuadernillo y su café humeante. Pero opté por servirle de carnaza, lo que a mis años, insisto, resulta difícilmente explicable. Dijera lo que dijera, el reportaje ya había sido hecho de antemano.
Esa misma noche tenía un programa de “La Ratonera” en directo y hasta allí se trasladó el fotógrafo de la revista para completar la encerrona. Pretendía que posara en el set del programa, con una bandera que el garrullo llamaba “preconstitucional” y ante un fondo cromado de Donald Trump. Naturalmente no acepté. Me pasó su teléfono. Al otro lado estaba el subdirector de la revista. Le dije muy cabreado que la propuesta fotográfica era grotesca, ridícula y absurda. Al menos tuvo el valor de no andarse por las ramas: “Ya sé que no es normal que te pidamos esto, pero tu ya sabes cómo funciona este negocio”. Mi respuesta fue de todo menos diplomática. El pobre fotógrafo debió deducir que no estaba el horno para bollos y evitó prudentemente que me viese tentado a echarle a patadas del estudio.
Interviú se ha cebado conmigo desde entonces. Y no es que me importe, pero al menos que ustedes conozcan como funciona este abyecto negocio periodístico, donde los principios y la ética valen lo mismo que un chelín somalí.
Interviú ha completado su siniestro ciclo en la vida de la democracia española y yo lo celebro. Respecto a la gacetillera, mi deseo de una larga y fecunda temporada en el paro. O algo mucho peor aún, que evitaré concretar por aquello de la piel tan fina que tienen algunos jueces.
Tu canal de tarot tenía la misma credibilidad que el horóscopo del Caso
Todos al paro. Cuando estos panfletos dejan de estar subvencionados, se asoman a la realidad y tienen que cerrar. Gestionar con dinero público qué fácil es.
Nunca tuvieron dinero, pero se vendieron a todas las causas el fundador ya fallecido Antonio Asencio. Felipe González no les dió uno de los tres canales privados, que se crearon. Luego aprovechando un momento de “debilidad” del ‘conde de godó’ y el dinero del BANESTO de Mario Conde, tratando de harcerse querer por F.G., se hizo la operación de asalto a Antena-3 TV, para “reorientar” la línea editorial de la cadena, seguida del desmantelamiento de la radio. Luego El Sr. Asencio en un giro de veleta pasa a servir a Aznar, como embrión de desarrollo de su propio grupo mediático… Leer más »
El RIP del tebeo a que se refiere el artículo ha sido para mí una hemorragia de satisfacción. La maldad sembrada por ese tebeo, antes y durante el tiempo que ha sobrevivido con respiración asistida a costa de nuestros impuestos, ha dado su fruto aunque en estado de putrefacción. Solo hay que ver la degradación moral de nuestro pueblo, para preguntarse quien compraba el tebeo, y si quien lo adquiría lo hacía por algo más que por el morbo de la portada.
Lo que resulta curioso es que las feministas no lo celebren con verdadero júbilo
Interviu nació junto con el régimen del 78. Es una pena que su muerte, en este año 2018, no vaya acompañada también con la del régimen que tanto daño ha hecho, y va a continuar haciendo a España, si Dios no lo remedia.
Don Armando, pienso lo mismo que usted. EL GRUPO ZETA es periodismo amarillo, siempre al servicio de los que mandan, dicen que ahora de LA CAIXA, que es quien les tiene cogidos por los huevos, pues les deben un dineral, QUE ES TOTALMENTE IRRECUPERABLE. Lo que es realmente sorprendente es que sigan existiendo… Aquí en Aragón, por ejemplo, editan EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, que escasamente vende unos pocos miles de ejemplares, y que realmente o sabemos ni como subsiste. Supongo que a base de pagar poco, tarde y mal, recibir subvenciones y ayudas públicas, en forma de publicidad institucional, compras… Leer más »
Me uno a la alegría de la redacción, deseando que el cierre se haga extensivo a todo el grupo editorial, para que sea más grande.