Los méritos laborales de Marta Rovira
Xavier Rius* (R).- Hace meses me encontré a Oriol Junqueras en el bar del Parlament -sección de ensaladas- y le dije a bocajarro: “Oriol, ¿qué quieres? ¿que te inhabiliten? ¿A quién pondréis entonces? ¿A Marta Rovira?”. Como ven me quedé corto porque ha terminado en la cárcel. Pero me contestó con la habitual frase de compromiso: “en Esquerra hay banquillo”. Parece que mis peores presagios pueden acabar cumpliéndose. Junqueras se ha ofrecido a cederle el paso.
El currículum profesional de la señora Marta Rovira (Vic, 1977) es un poco para ponerse a temblar. Su trayectoria laboral según la propia web del partido se reduce a haber trabajado en un bufete de abogados cuando terminó la carrera. Supongo que de pasante: me gustaría saber cuántos casos ganó. Y a haber sido técnica en la Agencia Catalana de Cooperación cuando mandaban los suyos: el republicano David Minoves. El único, por cierto, que consiguió tener dos informes de la Sindicatura de Cuentas durante su mandato. Todo un récord.
También profesora en la entonces llamada Escuela de Policía de Mollet, pero aquí se debe entrar un poco por enchufe. El otro día fui a la despedida del mayor Trapero y me encontré al exdiputado de Iniciativa Jaume Bosch. Es verdad que Bosch había sido hace muchos años subdirector general de policías locales con CiU, pero también se apuntó al Pacto Nacional por el Referéndum. Supongo que todo ayuda.
Eso sí, ocupa más espacio la actividad de Marta Rovira como militante. Afiliada al partido en el 2005, responsable de Política Internacional entre 2008 y 2011, después vicesecretaria de política sectorial y finalmente secretaria general. Para haber empezado con 28 años no está nada mal.
Lo recuerdo perfectamente. Llegó a la secretaría general un poco de rebote tras la crisis por los malos resultados electorales del 2010. Cuando pasaron de 21 a 10 diputados en el Parlament. Los vacíos de poder tienen estas cosas. Fue la elegida por Oriol Junqueras después de que derrotara al anterior secretario general, Joan Ridao.
Para acabar de hacer bulto, incluye su trayectoria cívica: secretaria de los Jóvenes Abogados de Cataluña, miembro de la Plataforma Solidaria de la UPF, responsable de “Juristas sin Fronteras” y socia de la colla castellera Sagals de Osona. Incluso es miembro de la Cruz Roja. Un poco como Ernest Benach que, para llenar el currículum oficial, incluyó que había sido jefe de un grupo scout y el ‘cap de colla’ de los Xiquets de Reus.
En resumen, la actividad laboral de Marta Rovira en el sector privado es más bien escasa. En estos casos, yo siempre digo lo mismo: ¿usted quiere dedicarse a la política? Una actividad desagradecida que requiere encajar codazos, tragarse algunos marrones y esquivar muchas cuchilladas, sobre todo internas? Adelante, pase.
Pero en la puerta del Parlament -o de la Junta Electoral, da igual- deberían hacer un examen a los candidatos: ¿usted qué ha hecho en la vida? Es agricultor y se levanta a las seis de la mañana todos los días para dar de comer a las gallinas o los cerdos? ¿Un buena persona que ha montado una ONG que no vive del cuento? ¿Un empresario que ha creado puestos de trabajo? Adelante.
Bienvenido todos aquellos que han hecho algo de provecho. El resto mejor deberían tener prohibida la entrada. Mejor que se queden en casa. No es lo mismo cobrar un sueldo público -que lo pagamos entre todos- que uno privado. Y verán que no he mencionado ni politólogos ni profesores de universidad. Es un lapsus voluntario.
Por todo ello me da un poco de miedo de que Marta Rovira pueda llegar a presidenta de la Generalitat. Y dejo de lado otras consideraciones porque era una de las que más iba repitiendo la cantinela de la “voluntad del pueblo”, el “mandato democrático”, “ensanchar la base social”.
Entre sus últimas aportaciones a la política catalana está la Ley del Referéndum y la Ley de Transitoriedad. También, al parecer, perseguir a Carles Puigdemont por Palau aquella fatídica noche diciéndole que, si convocaba elecciones anticipadas, le dirían botifler de por vida. Así hemos acabado los catalanes.
Uno de los objetivos de las próximas elecciones -aparte de que salgan los presos- debería ser recuperar el prestigio de la presidencia de la Generalitat. No puede ser que sea un cargo que te puede tocar por azar o en un sorteo. Como Carles Puigdemont. De rebote también el de la presidenta del Parlament. Después de todo es el segundo cargo institucional del país.
Heribert Barrera (1980-1984) era químico -tenía dos carreras más: físicas y matemáticas-; Miquel Coll i Alentorn (19894-1988) historiador; Joaquim Xicoy (1988-1995) jurista; Joan Reventós (1995-1999) opositor al franquismo; y Joan Rigol (1999-2003) humanista. Después la cosa empezó a degradarse. Aquella Catalunya rica y plena que algunos soñábamos está más lejos que Ítaca.
*Director de e-Noticies
Es la triste realidad de la gente que está en política porque no son buenos para nada… y eso ocurre con muchos políticos, especialmente en los partidúsculos de la anti-España.
Que una mentirosa patológica con el cerebro lavado por la adoctrinación sectaria pudiera llegar a presidente de la Generalitat sería a todas luces una aberración; aunque ya empezamos a acostumbrarnos a que lo peor sea lo que llegue más arriba en esas cavernas del odio sectario e irracional.
Pero aún estaría unos escalones más abajo que Pig-demon, por su menor CI.