Cristiano repite y conquista el Premio The Best al Mejor Jugador
Cristiano Ronaldo llegó con un traje gris de alpaca muy señorial, con chaleco, pañuelo blanco y corbata discreta. A su lado, Georgina, brillante con su piel de embarazada, vestida de blanco satén, engalanaba la noche soñada de su pareja. Otra vez era votado como el mejor futbolista del mundo. Ella ha vivido estos dos años de galardones Los ingleses adoran a Cristiano. Fue un ídolo en el Manchester United y nunca le olvidarán. Los jóvenes le apabullaron a fotos y autógrafos. Su sobriedad hablaba de su madurez. «El talento sin trabajo no es nada», argumentó el número uno como base de su éxito. «Agradezco a mis compañeros, a mi club, a mi entrenador, a mi presidente, porque todos hemos hecho un año extraordinario. Llevo once años entre los elegidos y dedico el premio a mi enamorada, a mi familia, a mis hijos y a mis amigos».
Mijatovic definió la relevancia de la carrera del portugués. «Va camino de igualar los cinco Balones de Oro de Messi y ahora ha ganado su segundo The Best. Ser el jugador que ha igualado a Leo es un hecho que hay que destacar».
Los dos galardones consecutivos de la FIFA los ha conseguido en los dos mejores años de su brillante carrera, a los 32. Ronaldo no podía ocultar su felicidad en este teatro de los sueños reales. La que siente como jugador y como persona, con su pareja y un hijo en el camino, que verá la luz cuando se entregue el «quinto» Balón de Oro.
Estaba emocionado, quizá porque cuando Ferguson le trajo al Manchester hace catorce años nunca calibró que comenzaba una ascensión fulgurante. Ahora, cuando muchos le condenaban al ocaso, es el mejor. Mientras Mbappé recibía el premio Golden Boy, Ronaldo consolidaba su trono nueve temporadas después de ganar el primer Balón. «No está mal para un chico que nació en una casa de uralita, sin calefacción», indicaba a ABC uno de sus amigos.
Zidane ponía el balón a la escuadra en una conversación privada, mantenida la noche anterior, que definía quién es Cristiano: «No marcó ante el Éibar, pero lo hará en Gerona. Lo mejor es que se enfada consigo mismo porque se exige mucho. Por eso está donde está, por eso es el mejor, decisivo siempre».