Una hazaña de Companys
Pío Moa.- Recientemente el Congreso de Diputados ha declarado nulo el juicio que condenó a muerte a Companys. En realidad estaba ya declarado ilegítimo por la antidemocrática ley de mentira histórica, pero diversos partidos han querido dar realce a la figura de Companys, presentándolo como un mártir de Cataluña y de la democracia y declarándolo nulo, cosa que da pie a reclamaciones. Con el mayor descaro estos profesionales de la siembra de odios dicen que lo hacen para cerrar heridas. El acuerdo significa que el Congreso de los Diputados se identifica con un político golpista, que ha presidido la época de mayores crímenes y robos que ha vivido quizá Cataluña en toda su historia, durante la guerra civil. Esa autoidentificación no exige más aclaraciones (…)
El asunto tuvo otra derivación: en abril del 36, fueron asesinados los hermanos Badia, Josep y Miquel, que pertenecían al ala más radical del separatismo (Estat Català). Companys y la Esquerra manipularon a la opinión culpando a la Falange, y rentabilizaron el crimen achacando ineptitud a las fuerzas de seguridad del estado. Pero todo el mundo sospechaba que detrás del crimen se ocultaba la mano de Companys, que odiaba a Miguel Badía y tenía tratos con los pistoleros ácratas. El juez encargado del caso descubrió a los autores, terroristas de la FAI, pero fue relevado por otro que soltó a los detenidos tras dar crédito a sus endebles coartadas. La justicia era evidentemente una broma. Pero los de Estat Catalá no se dejaron engañar, y el crimen redundó en tres hechos políticos: Estat Catalá se salió de la Esquerra, asesinó a un travesti, soplón del espionaje de la Generalitat, y conspiró para asesinar a Companys, según unas versiones, o para secuestrarlo y exiliarlo, según otras.
Estat Català quería aplastar a la anarquista CNT-FAI. En cambio, Companys prefería dialogar con la CNT, porque siempre había tenido lazos con ella y porque la encontraba demasiado fuerte. Además, la rebelión de octubre del 34 había demostrado la flojera de los separatistas, por lo que habría sido suicida el choque sangriento con la CNT que pretendía Badía, el cual, recuérdese, había sido el cabeza de turco, con Dencás, por el ridículo del 6 de octubre.
Al reanudarse la guerra, en julio del 36, las tensiones entre nacionalistas se hicieron feroces. Companys se alió con la CNT, aunque al mismo tiempo intrigaba con los comunistas para, en el momento adecuado, deshacerse de los ácratas. En cambio, los de Estat Catalá querían vengar a los Badía, aplastar a la CNT-FAI e imponer la secesión de Cataluña, buscando apoyo de Francia, Inglaterra y la Alemania nazi (el componente racista en el nacionalismo catalán siempre fue muy fuerte). Y elaboraron un plan para liquidar el gobierno de Companys. En la conjura entraba también el presidente del Parlament, Joan Casanovas, y el comisario de Orden Público, Andreu Reverter o Revertés. Pero, por disputas en torno al botín de los saqueos –frecuentes por aquellos días–, la CNT detuvo a Revertés, el cual, para salvarse, amenazó con descubrir trapos sucios de Companys.
El complot salió a la luz. A Reverter se le ofreció marchar a Francia pero, al salir libre, los agentes de Companys encargados de llevarle al exilio, le mataron en una cuneta. Casanovas y otros más pasaron aprisa los Pirineos. Así naufragó la conspiración, que novelo en “Sonaron gritos y golpes”.
Detrás de todo ello hay una Pequeña Historia. La ha explicado el historiador Enrique Ucelay da Cal. Miquel Badia, conocido por Capità Collons (Capitán Cojones), había tenido relaciones íntimas con una moza de las juventudes nacionalistas, Carme Ballester, casada con otro miembro del partido. Companys, ya cincuentón, se enamoró de la chica y la hizo su amante. En una ocasión, ella y el president fueron sorprendidos en pleno acto sexual en un despacho de la sede de las Juventudes. Los celos entre Companys y Badía se hicieron muy agudos, y Companys obligó a Carme a jurarle fidelidad sobre el lecho de Francesc Macià, ceremonia bautizada por el todo Barcelona como “la misa negra en la cama de Macià”. Así, la política y las faldas se combinaron en el asesinato de Badía.
Carme logró influencia política a través de Companys y con él se casó en octubre del 36. Ella detestaba a Casanovas –que también tenía una vida sentimental complicada, con una cabaretera del Paralelo–, y esa enemistad pudo influir en que Casanovas complotase contra Companys; es más difícil de entender el papel de Reverter o Revertés. Este había protegido a Carme cuando los sucesos de octubre del 34 y Carme convenció a Companys de que le nombrase comisario de Orden Público.
A Revertés se le tenía por alcahuete que facilitaba chicas jóvenes a los políticos, y había entrado en el círculo íntimo de Companys. Como comisario de Orden Público se lucraba con la exportación de metales preciosos saqueados en domicilios particulares y bancos y con comisiones sobre tráfico de armas. Su posición se la debía a Companys, por lo que debía haber otras razones para que complotase contra él. En todo caso, el negocio le salió mal. Companys le hizo creer que lo enviaba a Francia, pero no podía arriesgarse con un hombre que sabía demasiado. Por ello Revertés amaneció con dos tiros en la cabeza. Esta historia supera la novela negra más elaborada, y debería dar pie a nuevas investigaciones para aclarar puntos aún oscuros.
Sobre la muerte de Badia, algunos nacionalistas han hablado de razones éticas, pues Companys desaprobaría las palizas, torturas y algunas muertes, que Badía aplicaba a los anarquistas. Pura invención, claro. Otro separatista, Josep Andreu Abelló, explicó que Badia iba a entregarle un informe comprometedor sobre dirigentes de la Esquerra, pero que no había podido hacerlo porque el día de la cita coincidió con su asesinato.
Este Abelló tiene también una historia llamativa. En el exilio fue uno de los que manejaban los fondos del yate Vita, robados a media España. Y así, años después apareció por Tánger convertido en banquero, volvió a España sin problemas y entró en la Banca Catalana de Pujol. Durante la transición dejó la Esquerra para cofundar el PSC-Congrès, grupo que influiría en el giro proseparatista del socialismo en Cataluña.
Companys es hoy el héroe por excelencia del separatismo catalán, enaltecido en mil publicaciones, y su nombre titula estadios y centros oficiales diversos. He propuesto que personas bien documentadas escribieran una colección de semblanzas veraces de separatistas catalanes, casi todos unos cantamañanas furiosos. Su efecto sería devastador. Y con Companys, repito, se identifican nuestros parlamentarios, lo que ya indica su calidad moral e intelectual.
Las cosas claras…, y el chocolate, espeso.
Companys , es simplemente un repugnante asesino de catalanes , espero que este en infieno pagando sus crimenes
Sí, desde luego que era un tipo espantoso. De todas formas, espero que Dios tuviera misericordia de él, al final.