Rosa María Miras Puigpinós, la independentista catalana que deseó a Inés Arrimadas que fuera violada.

Por José L. Román.- El 7 de noviembre del año 2000, se coció en España una historia que se las trae. Tan es así, que después de diecisiete años conviene traerla a colación para poder explicar lo que en política suele sucederle a aquellos que por complejos y cobardía, evitan enfrentarse por ejemplo, a los inoculadores de un virus mortal como el de la “ideología de género”.

En aquellas fechas, el entonces muy campanudo ministro de Defensa del gobierno de Aznar, Federico Trillo, queriendo dar una muestra de acercamiento a dichos inoculadores, ordenó el cese inmediato del delegado de Defensa en Gerona, el coronel don Francisco José Mateo Seguí, después de que éste justificara la escasa presencia de mujeres entre los soldados profesionales alegando que muchas de ellas se quedaban en el camino “porque no son capaces de hacer ni una sola flexión” en las pruebas físicas.

La decisión adoptada por Trillo fue aplaudida por todos los partidos que la calificaron de “ejemplar y oportuna”, porque “no se puede permitir el menosprecio a un colectivo como el de las mujeres, ni permitir bromas machistas y patriarcales”.

El “delito” cometido por el coronel Mateo fue, a preguntas de los periodistas, hacer balance sobre las solicitudes, tanto de hombres como de mujeres, a alistarse en el Ejército español. En el caso de las mujeres, señaló, “la mayoría no pasan las pruebas físicas de flexiones, de salto y de carrera. Hay otro grupo de mujeres”, añadió, “que no realiza ni una sola flexión de las que se hacen en el suelo. Se trata de pruebas muy fáciles de superar que, sin embargo, ellas no pasan”.

La repercusión que tuvieron sus palabras en los medios de comunicación, dieron origen a que el omnipotente y magnánimo jurista del Partido Popular, Federico Trillo, firmase su cese fulminante, cuando lo único que hizo el coronel fue constatar un hecho objetivo contestando a una pregunta de los informadores.

Aquel ministro severo e implacable que con todo rigor fulminó al coronel Mateo, ha sido después víctima y servido de carnaza para las mismas formaciones políticas y medios informativos que en el año 2000 jalearon y aplaudieron el cobro de su pieza.

Aquel gesto de Trillo colocándose a la misma altura que los precursores de la “ideología de género, no evitó tampoco las terribles campañas de la extrema izquierda contra Esperanza Aguirre cuando anunció que padecía un cáncer, o contra Cristina Cifuentes tras un grave accidente de circulación.

Pero lo realmente grotesco fue lo que le sucedió a Juan Fernando López Aguilar, ministro de Justicia con Zapatero y uno de los principales promotores de la “ideología de género”. Este sí que podemos decir sin lugar a equivocarnos, que fue víctima de su propio plan, al ser acusado de “malos tratos” por su mujer, pero claro, como la ley es igual para todos, no se activó el protocolo ni fue detenido como miles de hombres en España por una simple denuncia, por lo que se libró de probar su propia medicina: pasar setenta y dos horas como un vulgar criminal en un lúgubre calabozo. Y como la justicia en España, insisto, es igual para todos, a este miembro de “la casta” se le brindó la oportunidad de explicar su versión de los hechos en la tribuna del Congreso, mientras que al común de los mortales se les conduce directamente a prisión sin tan siquiera tener derecho a la presunción de inocencia.

Pero hay más, porque en marzo de 2017 la Policía detenía a José Manuel Yáñez, ex jefe de Gabinete del partido de Albert Rivera en Madrid, acusado de un delito de violencia de género. Su expareja, la periodista Marí Pau Dominguez, miembro del Consejo de Administración de Telemadrid a propuesta de Ciudadanos y habitual en 13tv, llamó al 091 y denunció a Yañez porque aporreó la puerta, tocó insistentemente al timbre y profirió insultos contra ella. Conviene recordar que Jose Manuel Yañez, contertulio de los platós de televisión donde se debate habitualmente todo lo relacionado con la “violencia machista”, ha sido también invitado en programas de radio donde se ha venido dando abundante pábulo a los precursores de la “ideología de género”.

Y por último, me referiré a los insultos que ha recibido la secretaria de formación y portavoz de Ciudadanos, Inés Arrimadas, a través de un mensaje que se publicó en el perfil de Facebook por parte de otra mujer vecina de Badalona, que ha vuelto a pillar a los de siempre con el paso cambiado.

En esta ocasión, el vómito ha sido lanzado por la independentista Rosa María Miras Puigpinós (empleada de TINSA) contra otra mujer (Inés Arrimadas), que le deseó que fuera violada en grupo “porque no se merece otra cosa semejante perra asquerosa”. Sin embargo, la víctima, a pesar de no haberse posicionado nunca contra la “ideología de género”, no ha sido respetada ni ha recibido gestos de solidaridad por parte de los inoculadores del “virus”, más bien todo lo contrario, y es que la solidaridad para con las víctimas, y esto es lo que no les entra en la cabeza ni a PP ni a Ciudadanos, se la guardan aquellos únicamente para los suyos, para los que tienen encomendado el trabajo sucio.