Por Laureano Benítez Grande-Caballero.- Todo empezó aquel día que me interrogué sobre el hecho de por qué Podemos eligió la fecha del 11 marzo de 2014 para constituirse como partido político, justamente el día del año donde se conmemora la horrible matanza del 11M de 2004 en Atocha. Tienen 365 días disponibles, y van a elegir esa fecha maldita. ¿Casualidad? Ante esta extraña coincidencia, me dio por pensar que, si no les importaba que el nuevo partido se asociara a una efemérides tan maligna, lo más probable es que la extraña elección la hicieran con una clara intencionalidad, un objetivo previamente diseñado, y de una relevancia tan trascendente, que compensara la negatividad que le proporcionaba esa fecha ominosa. Lo más curioso es que casi nadie ha reparado en este hecho sorprendente.

Mi investigación se centró en desentrañar la naturaleza del número 11, lo cual obliga a adentrarse en los resbaladizos terrenos de la numerología y el ocultismo, que afirma que los actos de la vida tienen lugar de acuerdo a unos códigos numéricos, pues los números canalizan determinados vórtices de energía, por lo cual pueden producir determinados efectos. Estos códigos operan especialmente en aquellos acontecimientos que se caracterizan por su trascendencia: guerras, catástrofes naturales, atentados terroristas, magnicidios…

La numerología es una parte importante de los ritos iniciáticos de las sociedades secretas, las cuales trabajan mancomunadamente con las élites plutocráticas que conspiran por el NOM, hasta el punto de que la práctica totalidad de la cúpula globalista pertenece a algún culto mistérico, generalmente de naturaleza satánica. Por esta causa, cuando el contubernio globalista-ocultista planea ejecutar un evento encaminado al advenimiento del NOM, lo hacen siguiendo un determinado patrón numérico que lo precipite con su ritual mágico, pues de lo contrario podría fallar.

Ahora bien, ¿qué significa el número 11? Pues representa la imperfección y el pecado. Para la doctrina cabalística, estamos ante la fruta prohibida que comieron Adán y Eva. Según el mago y ocultista Westcott «el 11 es la esencia de todo lo que es pecaminoso, dañino e imperfecto». Aleister Crowley ?quien fue posiblemente el mayor satanista de la historia?, consideraba al 11 como el número de la magia negra. Para las sectas ocultistas anglosajonas, el 11 es el símbolo de la lujuria, la ruptura y momento de la renovación; el emblema del mal, del terror y la muerte, y simboliza el caos de la humanidad. También es el número que aparece en el gesto satánico del «cornudo». Es decir, que el 11 simboliza los cuernos satánicos.

Pero su simbolismo más relevante es el que le asocia nada más y nada menos que con el Anticristo, que será quien ejerza el poder absoluto en el NOM, como se expone en Daniel 7:7-8: «Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia […] Tenía diez cuernos. Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas». Para los teólogos, el Anticristo representa justamente este 11º cuerno.

La popularidad de esta cifra maldita explosionó cuando se asoció a algunos dramáticos acontecimientos de la actualidad, especialmente los atentados terroristas del 11M y el 11S.

La presencia del 11 en el atentado de la «Torres gemelas» es realmente portentosa y obsesiva: el 11/09 (1+1+9) da 11; después del 11 de septiembre hay 111 días para el final del año; el 11 de septiembre es el 254º día del año: 2+5+4=11. La cifra total de muertos fue de 2992 (2+9+9+2=22=11+11).

New York City tiene 11 letras; vistas una al lado de la otra, las Torres Gemelas representan el número 11. Fueron construidas en 1966 (1+9+6+6=22, 11×2) en una superficie de 6,5 hectáreas (6+5=11). Se terminaron oficialmente en 1975 (1+9+7+5= 22, 11×2). Cada torre contenía 110 pisos.

La primera Torre empezó a derrumbarse a las 10:28 (1+0+2+8=11), y tardó 56 (5+6=11) minutos en desmoronarse. Entre el 11/3 del atentado de Madrid y el 11/9 transcurren exactamente 182 días, dígitos que sumados dan 11.

Había 92 personas a bordo del Vuelo 11 ?el primer avión que golpeó las torres?, ( 9+2=11), y tripulación era de 11 miembros. A las 9:2 (9+2=11), el vuelo UA 175 impactó contra la Torre Sur; el Vuelo 77 de American Airlines que se estrelló contra el Pentágono tenía 65 personas a bordo: 6+5=11.

En cuanto al atentado de Madrid, los números del 11 de marzo (03) de 2004 dan 11. El 11M era el primer día de la 11 semana del año, y sucedió exactamente 911 días después del 11S, causando 191 víctimas (1+9+1=11). Además, 191 es una permutación de 911, notación americana del 11S: 9/11/2001.

Desde luego, es muy difícil considerar que esta abrumadora cantidad de coincidencias sea puramente casual, y más referida a un número que viene a ser como un sello de las acciones ejecutadas por el NOM. Por ello, resulta prácticamente imposible atribuir los atentados de Nueva York y de Madrid a unos yihadistas atiborrados de «sharia», pues esa implacable perfección numérica es del todo incompatible con el fanatismo religioso de los radicales islamistas, que están muy lejos de practicar artes y ciencias pertenecientes al ocultismo. Más bien habría que creer que fueron utilizados como peones en el macabro juego del NOM.

Y lo mismo cabe decir de todos los atentados yihadistas que han tenido lugar en el mundo desde entonces, incluido el de Barcelona.

Y entonces, si el número 11 es un sello maléfico, ¿por qué lo eligieron los podemitas? En el improbable caso de que no fueran conscientes de su significado luciferino, de lo que no cabe ninguna duda es de que sabían de sobra que su día fundacional coincidía con el nefasto acontecimiento de Atocha del 2011. Desde luego, lo hicieron a propósito, de lo cual hay que colegir que querían firmar su nacimiento bajo la comadrona del NOM, en una cuna negra nacida por manos globalisto-iniciáticas.

Pero hay más extraordinarias «casualidades» en cuanto a la extraña relación del número 11 con los podemitas: si asociamos las letras del nombre Pablo Iglesias a su número correspondiente, la suma total nos da 65. Y 6+5= ¡11!

Si hacemos lo mismo con las letras de PODEMOS, ¿saben cuál es el número resultante?: 33, el número masónico por excelencia, que representa la culminación de todos sus grados, número que determina el paralelo en el cual han tenido lugar los hechos más catastróficos de la Historia.

También da 33 el cómputo de las letras de la palabra «Público», la publicación de Jaume Roures en cuya web se emite actualmente el programa podemita «La Tuerka», título cuyas letras suman ¡22! O sea, que tenemos la trilogía luciferina de 11, 22, 33, los llamados «números maestros». En las representaciones del satánico Bafomet, estos tres números ocupan posiciones preeminentes: el 11 y el 33 en los ángulos superiores, y el 22 aparece centrado en la parte inferior.

Por cierto, ¿han advertido que la letra K es la número 11 del alfabeto? La asombrosa serie de coincidencias numéricas llega al paroxismo cuando caemos en la cuenta de que el programa de «La Tuerka» se emitió durante un tiempo por… ¡Tele K!, pasando después a emitirse por… ¡el Canal 33!

Las conexiones ocultas que nos aporta la numerología para entender la naturaleza de Podemos se completan y magnifican si pasamos a estudiar su simbología, portadora de unos significados sumamente inquietantes, que se exponen a plena luz con toda alevosía, porque sus códigos secretos difícilmente podrán ser descifrados por las masas.

Tres son los principales logotipos de que se reviste la simbología podemita: el hexágono, los círculos, y el ouroboros.

En cuanto al hexágono, es el logotipo del programa podemita «La Tuerka», un verdadero maremágnum de hexágonos de muchos tamaños y composiciones, donde llama la atención la presencia de una estrella de cinco puntas dentro del hexágono principal, que hace las veces de tuerca.

Pero, si nos fijamos, el hexágono más grande no está centrado, ya que presenta una leve inclinación a su derecha, justamente de 9,11º. Aquí tenemos la fecha del atentado de las Torres Gemelas, cuyas cifras 11+9=11. ¿Por qué esta anomalía de orientación del hexágono?

Y, ¿por qué se eligió precisamente el hexágono? En apariencia, porque su dibujo geométrico recuerda una tuerca, pero a mí me parece más bien que llamaron así al programa con el fin de justificar la presencia de los hexágonos.

Otro hecho misterioso es que el hexágono rojo más moderno que constituye el sello del programa aparece volteado, de manera que queda un vértice en la parte superior, y se le ha quitado el círculo central, con lo cual este hexágono ya no semeja una tuerca en absoluto.

También es sumamente sospechoso que sea precisamente un hexágono el logotipo de «laSexta», la cadena de televisión que tan descaradamente ha promocionado a los podemitas. ¿Casualidad?

Ahora bien, ¿que simboliza el hexágono rojo? Pues viene a ser el emblema de la más poderosa familia financiera del mundo en la actualidad, la dinastía Rothschild, cuyo nombre significa «escudo rojo» ?«rot Schild»?, que proviene del hecho de que el Patriarca de la familia ?Moses Amschel Bauer (1744-1812)? tenía un negocio de moneda y orfebrería en Francfort cuya divisa era un escudo rojo en forma de hexagrama. ¿Casualidad? No parece ser el caso, si tenemos en cuenta que los Rothschild controlan Televisa, el grupo mediático de origen mexicano que controla a su vez el 40% acciones de «La Sexta». Por si esto fuera poco, el 9% de la cadena pertenece a «Gala capital» ?entre cuyos inversores se encuentra nada más y nada menos que George Soros, el «hombre de paja» de los Rothschild.

En lo que respecta a su significado esotérico, el hexágono es un polígono que contiene seis triángulos equiláteros, cada uno de los cuales tiene tres ángulos que miden 60° ?es decir, 666, el «número de la Bestia» y del NOM?. Es el símbolo de Saturno, planeta asociado al número 6, porque es el 6º planeta del sistema solar y el 6º día de la semana. La «Estrella de David» ?también conocida como «Talismán de Saturno»? se inserta plenamente dentro del hexágono. Esta estrella es un hexágono de 6 lados, contorneado por 6 triángulos, y todos estos elementos están dibujados con 6 líneas: es decir, 666 de nuevo.

Saturno ?nombre derivado de Satanás?está asociado al 666 desde la más remota antigüedad, ya que los caldeos le llamaban «Stur», cuyas letras dan en la gematría hebreo-caldea 666 (200+60+400+6). Por ello, es un planeta en astrología tiene carácter maléfico, hasta el punto de que se le puede llamar «Sol Negro».

Otra característica de Saturno es que rige el signo de Capricornio, el cual tiene como símbolo a una cabra, homologable con el «Bafomet» de oscuras sectas iniciáticas, como representación de La Bestia.

Sin embargo, lo más sorprendente de la asociación de Saturno con el hexágono es que las sondas espaciales que han fotografiado el planeta han captado en su polo Norte una gigantesca tormenta permanente que se muestra como un hexágono dentro del cual hay un pentagrama. Justo el logotipo de La Tuerka, como se observa en la ilustración en los hexágonos más pequeños. ¿Casualidad?

El logotipo más conocido de Podemos es aquel donde se ven tres círculos, cuyos puntos de contacto aparecen descentrados, inclinados a la derecha, igual que sucedía con el hexágono de La Tuerka, de manera que, para centrarlos, debemos girarlos hacia la izquierda… ¡6,66º!

El otro logotipo de Podemos también es un círculo: el «uroboros», símbolo en el que se muestra a una serpiente o dragón que engulle su propia cola, conformando un círculo.

Utilizado por los magos egipcios, por druidas, chamanes, en la alquimia y la masonería ?aparece en la Declaración de los Derechos Humanos promulgada por la Revolución Francesa, de naturaleza claramente masónica?, en la cultura cristiana la serpiente se asoció desde un comienzo al Mal, simbolizando al mismo Satanás, que tienta al hombre en el Edén ofreciéndole un poder al margen de Dios, y por esta razón lo satanistas la han adoptado como un símbolo de Lucifer, simbología que se hace extensiva al «uroboros», según se afirma en «El Libro Ilustrado de los Signos y Símbolos» de Miranda Bruce-Mitford, pues la serpiente que se muerde su cola encarna su castigo sin fin, y su naturaleza autodestructiva.

Después de todo lo expuesto, surge la inevitable pregunta: estas extrañas e inquietantes coincidencias ¿son casualidades, de las cuales los podemitas no tienen ninguna conciencia?; o, por el contrario, ¿estamos ante un plan calculado, ante una maquiavélica conspiración del NOM luciferino, que ha creado en España un movimiento ideológico con el que destruir las esencias y tradiciones de España para integrarla en el Gobierno Mundial? ¿Son ignorantes, o simples marionetas de poderes mundialistas, ocultistas y luciferinos, que los manejan como peones en este perverso juego que está llevando a nuestro país al «pandemónium», al Armageddón?