El sorprendente progresismo de nuevo cuño
José Manuel Otero Lastres.- Hasta hace unos años no era muy difícil hacerse una idea de lo que era ser de izquierdas o, como suelen auto titularse, progresista. En general, los de izquierdas sostenían que había que avanzar hacia una sociedad cada vez mejor, más justa e igualitaria. Lo cual significaba, por ejemplo, en educación, apostar por la enseñanza exigente y de calidad, y en lo relativo a la estructura territorial del Estado, defender la unidad nacional y la integración en espacios políticos y económicos supranacionales.
Sin embargo, los mensajes de ahora sobre los dos temas citados la nueva izquierda los ha cambiado sensiblemente, ya que en educación lo progresista es rebajar los niveles todo lo posible, sin importar que España ocupara los últimos puestos del escalafón en los controles educativos europeos; y, en lo territorial, alinearse con los fenómenos retrógrados de los nacionalismos periféricos.
Pero lo que es del todo desconcertante son algunas de las ideas que se supone que son progresistas porque las defienden los movimientos antisistema y los más radicales.
Por ejemplo, en Twitter, el liquidador de Izquierda Unida, Alberto Garzón calificó la reciente acción terrorista de los Yihadistas en Barcelona no como atentado terrorista, sino como “atropello”, afirmando que lo seguían con atención. Los de Podemos, a pesar de lo sucedido en Barcelona, siguen creyendo que lo “progre” es no sumarse al pacto antiyihadista y sostienen que los héroes que defienden con su vida la libertad y la democracia en Venezuela son “golpistas”.
Y por si todo lo anterior no fuera por sí solo desconcertante, los de “Pamplona en Común” se niegan a condenar los recientes atentados de Barcelona y Cambrils con la pintoresca justificación de que “no se pueden erigir en jueces”.
Me gustaría anidar por unos momentos en los cerebros de estas lumbreras para saber cómo ordenan, enlazan y relacionan sus ideas (?) para llegar a tan peregrinas conclusiones. No estaría de más que los dirigentes de esos partidos elaboraran un manual de instrucciones para ayudar a sus militantes a saber cuáles son las ideas que ellos consideran de progresistas.
El nuevo progresismo es inconsistente, no tiene fuerza ni física, ni intelectual, ni moral y mucho menos espiritual, al haber nacido en la abundancia, con lo que eso implica en personas poco organizadas y faltas de ideales y ser sometido a planes de estudios fláccidos, relajados y sin premio a la excelencia y el esfuerzo. “Progres y fachas” vinieron a acordar en los tiempos de la “transición” (palabra a la que le sobra la ene y la ese) que los primeros se dedicarían a la ideología ( y la ingeniería social) y los segundos se dedicarían a la economía, es… Leer más »
En España, el número de giliprogres, tontolabas e imbéciles en general, NO PARA DE CRECER.
A las nuevas generaciones les están lavando el cerebro, a base de bien, empezando por las escuelas y centros públicos.
DESDE LUEGO, LA IZQUIERDA SE LAS PINTA SOLA ADOCTRINANDO A LAS NUEVAS GENERACIONES, ante la estupidez de la derecha, más preocupada por la economía…